Rajoy “zapaterea” en Naciones Unidas

Rajoy se presenta como un campeón del multilateralismo, de los derechos humanos y de la igualdad de género para lograr un puesto en el Consejo de Seguridad

Rajoy y Rohaní, en Naciones Unidas.JuanJo Martin (EFE)

Por un momento pareció que Rajoy se arrancaría por palmas al ritmo del Freedom and Justice que sirvió de tema de clausura al balance del fondo conjunto entre España y el Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) presentado ayer en la sede de la ONU en Nueva York. Pero no, Rajoy es Rajoy aunque en algunos momentos pareciera Zapatero. Como cuando dijo que “ya no podemos considerar la ayuda al desarrollo como un acto de caridad, sino como una inversión solidaria” o que la cooperación debe basarse en la “asocia...

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Por un momento pareció que Rajoy se arrancaría por palmas al ritmo del Freedom and Justice que sirvió de tema de clausura al balance del fondo conjunto entre España y el Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) presentado ayer en la sede de la ONU en Nueva York. Pero no, Rajoy es Rajoy aunque en algunos momentos pareciera Zapatero. Como cuando dijo que “ya no podemos considerar la ayuda al desarrollo como un acto de caridad, sino como una inversión solidaria” o que la cooperación debe basarse en la “asociación entre iguales”, donantes y receptores. Rajoy recibió los elogios de la administradora del PNUD, Helen Clark, y de la directora general de la UNESCO, Irina Bokova, porque España ha hecho, con casi 1.000 millones de dólares (unos 750 millones de euros), la mayor donación individual a un programa de desarrollo de la ONU, el dirigido a cumplir los Objetivos de Desarrollo del Milenio (ODM). Claro está que esta donación, que ha beneficiado a casi 20 millones de personas a través de 130 proyectos en 50 países, se aprobó en 2006, en los años en que España multiplicaba su ayuda al desarrollo, recortada hoy hasta extremos anoréxicos. “A medida que la economía española está volviendo a crecer, volveremos a apoyar estos esfuerzos con una inversión en cooperación al desarrollo generosa, inteligente y eficaz”, prometió Rajoy ante la Asamblea General de la ONU.

Si España consigue entrar en el Consejo de Seguridad de la ONU en la votación prevista para dentro de un año –en disputa con Nueva Zelanda y Turquía por dos asientos rotativos para el bienio 2015-16—será en gran medida por la herencia de Zapatero. O eso cabe deducir, al menos, del discurso del presidente español, quien se presentó como un campeón del multilateralismo, de los derechos humanos y de la igualdad de género. Puso a España como ejemplo de “país abierto, plural y tolerante” que “respeta e integra la diversidad”. E incluso presumió de la Alianza de Civilizaciones, de la que se burló el PP cuando estaba en la oposición. Y es que esos valores, atribuidos despectivamente al “buenismo” de Zapatero, siguen siendo la mejor carta de presentación en Naciones Unidas.

Solo le traicionó el subconsciente cuando dijo que, si España vuelve al Consejo de Seguridad, lo hará “con el mismo espíritu de diálogo y concertación que en la última ocasión”. Es de suponer que no porque entonces, en 2003, Aznar se alineó con Bush y Blair para justificar la invasión de Irak, en contra de la ONU.

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