Una victoria del lobby gay

El lobby comenzó a operar en los 80, llegando a lograr grandes avances en los últimos años Ahora se centra en recaudar dinero para la reelección de Barack Obama

La camiseta de un activista en una manifestación en California, 2009.MARK RALSTON (AFP)

La decisión del presidente Barack Obama, el miércoles, de apoyar abiertamente el matrimonio homosexual tiene pocos efectos prácticos a corto plazo, pero supone la mayor victoria posible del llamado lobby gay, un conglomerado de asociaciones y donantes que comenzó a operar aquí en Washington en los años 80. En este año de elecciones, ese apoyo se va a traducir en el incremento de un factor sobre todos los demás: dinero.

De entre los mayores recaudadores de fondos para Obama, voluntari...

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La decisión del presidente Barack Obama, el miércoles, de apoyar abiertamente el matrimonio homosexual tiene pocos efectos prácticos a corto plazo, pero supone la mayor victoria posible del llamado lobby gay, un conglomerado de asociaciones y donantes que comenzó a operar aquí en Washington en los años 80. En este año de elecciones, ese apoyo se va a traducir en el incremento de un factor sobre todos los demás: dinero.

De entre los mayores recaudadores de fondos para Obama, voluntarios que organizan eventos para llenar las arcas electorales del presidente, uno de cada seis es gay, según información hecha pública por la campaña. El miércoles, en los 90 minutos posteriores al anuncio del presidente, hubo un millón de dólares en concepto de donaciones, según diversos operativos del Partido Demócrata.

Gran poder en la Casa Blanca de Obama

En 2008, el comité financiero de Obama incluía a un miembro homosexual. Este año tiene 15, según informaba recientemente el diario Político. En él se encuentran el tesorero del Comité Nacional Demócrata, Andrew Tobias; un veterano recaudador de fondos de California, Rufus Gifford, y el secretario social de la Casa Blanca, Jeremy Bernard. En la cuarta cena de estado de su presidencia, en honor del primer ministro británico David Cameron, en marzo, Obama sentó a su mesa a Chad Griffin, el nuevo presidente del grupo Human Rights Campaign, y su marido, Jerome Fallon.

En 2010 Benedicto XVI le pidió a los obispos de EE UU que detengan los avances del lobby gay en Washington

Rodeado de influyentes colaboradores gais, Obama y su ejecutivo le han brindado cuantiosos triunfos al movimiento de igualdad de derechos de los homosexuales: con él, La Casa Blanca dejó de defender la validez de la Ley de Defensa del Matrimonio, que ilegaliza el matrimonio gay a nivel federal, en los tribunales; favoreció la anulación de la norma que prohibía a los homosexuales servir abiertamente en las fuerzas armadas, y, finalmente, respaldó la validez de las uniones entre personas del mismo sexo.

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El mes que viene, el presidente viajará a Los Angeles, donde tomará parte en una gala de apoyo al colectivo de gays, lesbianas, bisexuales y transexuales, a la que acudirán 700 personas. El año pasado tomó parte en la cena anual de la organización Human Rights Campaign aquí en Washington. Ésta se ha convertido en el principal lobby gay de la nación, un nodo de resistencia en los años de George W. Bush convertido en todo un órgano de asesoramiento de Obama durante su presidencia.

Creciente influencia en el Capitolio

Una pareja celebra su matrimonio en Nueva York, en 2011.STAN HONDA (AFP)

Human Rights Campaign asegura tener más de 500.000 miembros en todo EE UU. En 1990 recaudaba unos 500.000 dólares anuales. Desde el año 2000 esa cifra se ha incrementado a más de un millón al año en donaciones. El año pasado contrató a 23 lobistas, centrados en impulsar leyes importantes para el colectivo. En ello emplearon 1,5 millones de dólares. Y obtuvieron un gran éxito: que a los gais se les permitiera servir abiertamente en el Ejército, algo que el Senado aprobó en los últimos días de 2010 y que entró en vigor el pasado otoño.

Tal es el peso del lobby gay aquí en Washington que en 2010, en una visita de obispos norteamericanos al Vaticano, el Papa les pidió que redoblaran sus esfuerzos para contener sus avances legislativos. Benedicto XVI les dijo que se mantuvieran alerta por “las poderosas corrientes políticas y culturales que buscan alterar la definición legal de matrimonio”.

Human Rights Campaign contrata a 23 lobistas y se gasta 1,5 millones de dólares al año en donaciones a congresistas y otras operaciones

Uno de los hitos políticos del colectivo gay fue el de la formación de un grupo propio en la Cámara de Representantes, en 2008. Lo fundaron, entre otros, dos congresistas abiertamente homosexuales: Barney Frank, de Massachusetts, y Tammy Baldwin, de Wisconsin. El grupo tiene 102 miembros. Sólo tres de ellos son republicanos: Ileana Ros-Lehtinen, de Florida y Richard Hanna y Nan Hayworth, ambos de Nueva York.

La traición de Bill Clinton

La influencia del lobby gay se remonta a los años 80. Entonces, un grupo llamado Gay Media Task Force logró tanta influencia en Hollywood que las grandes productoras y cadenas televisivas les consultaban antes de incluir temas gais en sus programas. La agrupación organizó una protesta, exitosa, contra la cadena ABC por emitir dos episodios muy polémicos dentro de la serie Marcus Shelby MD. En el primero, un hombre casado que se confesaba gay recibía un diagnóstico de enfermedad de un médico que le decía: “te pondrás bien”. El otro mostraba a un maestro gay que abusaba de un niño de 14 años.

Pensando que tenían un aliado en el presidente Bill Clinton, los grupos de presión gais comenzaron a hacerse más visibles en los años 90. Tenían entonces un objetivo principal: revocar la prohibición de que los homosexuales sirvieran en el Ejército. Era una de las principales peticiones que le pusieron encima de la mesa al demócrata. Al fin y al cabo, esos grupos le respaldaron en las elecciones, cediéndole su tiempo y su dinero. “Bill Clinton buscó nuestro apoyo en las elecciones, él comprende nuestras preocupaciones”, dijo en 1993 el entonces presidente del que ahora es el principal lobby, Human Rights Campaign. “Él nos ve como parte de la familia americana”.

La relación acabó en divorcio. Primero, Clinton aprobó una versión más refinada de la prohibición militar, una ley que permitía a los homosexuales ser soldados si y solo si aceptaban vivir su sexualidad en silencio. En dos décadas, en virtud de esa norma, se expulsó a 13.000 hombres y mujeres de uniforme. Y, más grave, ratificó una ley aprobada en el Congreso que prohibió la validez del matrimonio gay a nivel federal. “Bill Clinton no debería haber denigrado a las parejas gais que se quieren y están en relaciones de fidelidad y compromiso”, dijo el portavoz de la organización ACT UP, Steve Michael. “Debería aprender de esto”.

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