EE UU reanuda las comisiones militares en Guantánamo

El primer hombre en sentarse en el banquillo de los acusados es el saudí Abd al Rahim al Nashiri, presunto terrorista de Al Qaeda

Un dibujo de Nashiri durante la audiencia hoy en la corte de la base de GuantánamoReuters

Es el primer gran caso que se juzgará desde que George W. Bush las crease y también el primero después de que Barack Obama las reestableciera tras haberlas desechado en marzo de 2009. Hoy se han reanudado en la base militar de Guantánamo las llamadas comisiones militares. El primer hombre en sentarse en el banquillo de los acusados ha sido el saudí ...

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Es el primer gran caso que se juzgará desde que George W. Bush las crease y también el primero después de que Barack Obama las reestableciera tras haberlas desechado en marzo de 2009. Hoy se han reanudado en la base militar de Guantánamo las llamadas comisiones militares. El primer hombre en sentarse en el banquillo de los acusados ha sido el saudí Abd al Rahim al Nashiri, presunto terrorista de Al Qaeda, por el atentado perpetrado contra el portaaviones USS Cole en el año 2000 en un puerto de Yemen. La fiscalía busca la pena de muerte para un hombre que comparece ante la justicia casi diez años después de que fuera capturado por la CIA y recluido en Guantánamo.

Tratándose de primeras veces, el escenario donde se juzgará a Nashiri también es novedoso, ya que se trata del nuevo Tribunal Militar ubicado en un gran edificio de color negro rodeado de alambres de espino de cuatro metros de alto construido en un lugar bautizado como Campo Justicia.

Nashiri, 46 años, rechazó definirse como culpable o inocente cuando se le preguntó sobre su participación en el ataque con bomba contra el portaaviones Cole y se sonrió en varias ocasiones cuando -a través de su intérprete- el juez le preguntó en qué idioma deseaba la traducción simultánea o cuando el magistrado le explicaba si había entendido bien que tenía derecho a representación legal.

La reanudación de las comisiones militares supone la aceptación del fracaso de la promesa de Barack Obama de cerrar el polémico centro de detención situado en la isla de Cuba. Guantánamo se ha convertido, así, en un callejón sin salida.

Barack Obama heredó de George W. Bush un laberinto imposible cuya solución está muy lejos de lo que el presidente demócrata prometió a los pocos días de acceder al poder en 2009, sin duda sin haber estudiado lo suficiente el espinoso asunto y sin saber que el desmantelamiento no estaba a su alcance. No solo el cierre no es previsible en un futuro -ni cercano ni lejano-, sino que, las comisiones militares instauradas por Bush acaban de ponerse en marcha.

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