Berlusconi contra la Constitución

Gobernar teniendo en cuenta la Constitución "es un infierno". Palabra de Silvio Berlusconi, primer ministro italiano, que ha atacado hoy frontalmente la división de poderes y la "arquitectura institucional" del país. "La Constitución es muy antigua, y peca de catocomunista (católica y comunista). Los tiempos son larguísimos, y legislar y gobernar así, visto desde dentro, es un infierno. Se hace dificilísimo transformar proyectos en leyes concretas", ha dicho Berlusconi ante la asamblea de la patronal de los artesanos, la Confartigianato.

La andanada del jefe de Gobierno ha recibi...

Gobernar teniendo en cuenta la Constitución "es un infierno". Palabra de Silvio Berlusconi, primer ministro italiano, que ha atacado hoy frontalmente la división de poderes y la "arquitectura institucional" del país. "La Constitución es muy antigua, y peca de catocomunista (católica y comunista). Los tiempos son larguísimos, y legislar y gobernar así, visto desde dentro, es un infierno. Se hace dificilísimo transformar proyectos en leyes concretas", ha dicho Berlusconi ante la asamblea de la patronal de los artesanos, la Confartigianato.

La andanada del jefe de Gobierno ha recibido la crítica inmediata del secretario general del Partido Democrático, Pierluigi Bersani: "Berlusconi, has jurado sobre la Constitución. Si no te gusta, vete a casa", ha afirmado. Según el líder de Italia de los Valores, Antonio Di Pietro, el primer ministro desentierra el fascismo: "Solo en los modelos fascistas se puede prescindir de las reglas constitucionales y del Parlamento". Gennaro Migliore, de Izquierda, Ecología y Libertad: "A Berlusconi le devora el odio por la democracia y está amenazando nuestra libertad".

En su discurso, Berlusconi ha anunciado que reformará el artículo 41 de la Constitución para cancelar la burocracia que impide dar de alta empresas en tiempos breves. "Permisos, autorizaciones, concesiones, licencias: para mí es un lenguaje y una práctica de Estado totalitario, de Estado padrone que trata a los ciudadanos como súbditos".

Además, ha animado a los comerciantes y artesanos a invertir en China ("mi hija ha estado allí un mes y me ha dicho: 'Menos mal que hubo comunismo, si no ahora serían los dueños del mundo"), y ha acusado a la izquierda de desconfiar de los empresarios: "La cultura comunista de los años sesenta siempre ha considerado al emprendedor un estafador y un evasor".