“Los profesores tienen que aprender a comunicarse con las familias”
Lourdes Orueta, presidenta de la Asociación de Inspectores de Educación, señala que es fundamental fomentar y otorgar fondos a las actividades extraescolares para que los alumnos disfruten
Lourdes Orueta (Bilbao, 58 años) está convencida de que cada vez más los centros perciben a los inspectores de educación como aliados, y no como “meros controladores” o “fiscalizadores”. Desde 2019 es la presidenta de la Asociación de Inspectores de Educación, un camino que escogió porque quiere contribuir a la transformación del modelo educativo desde arriba, desde el lugar en el que se influye en la toma de decisiones. Tuvo claro desde el principio que lo suyo era la educación y con 24 años aprobó las oposiciones de profesora de secundaria de in...
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Lourdes Orueta (Bilbao, 58 años) está convencida de que cada vez más los centros perciben a los inspectores de educación como aliados, y no como “meros controladores” o “fiscalizadores”. Desde 2019 es la presidenta de la Asociación de Inspectores de Educación, un camino que escogió porque quiere contribuir a la transformación del modelo educativo desde arriba, desde el lugar en el que se influye en la toma de decisiones. Tuvo claro desde el principio que lo suyo era la educación y con 24 años aprobó las oposiciones de profesora de secundaria de inglés, para más tarde marcharse a un instituto público en Estados Unidos tres años con el objetivo de conocer otro modelo. De allí volvió con una conclusión clara: el currículo español necesita una reforma urgente.
Especial: El nuevo contrato social
Han pasado más de 20 años desde aquella estancia y, a su juicio, el panorama no ha cambiado lo suficiente. El país sigue arrastrando una tradición demasiado academicista en la que los profesores colaboran poco entre sí y tienen dificultades para comunicarse de forma eficiente con las familias.
Pregunta. ¿Qué aspecto del modelo educativo estadounidense echa de menos en España?
Respuesta. Es un sistema donde el alumno disfruta asistiendo al instituto, es el lugar donde más socializa. Las distancias son muy grandes y el modo de vida más individualizado que aquí. Por eso pasan más tiempo en los centros y por las tardes se organizan actividades extraescolares de nivel, con componente académico. En Bacon Academy, el instituto público en el que estuve en Connecticut, teníamos el programa de música más importante del Estado. En España falta inversión por parte de la Administración en ese tipo de actividades de apoyo. Además, allí los alumnos configuran su programa académico y eso les obliga a reflexionar sobre sus intereses desde que son muy jóvenes. Solo les obligan a matricularse en matemáticas, lengua y sociales, y el hecho de elegir su propio itinerario les motiva más y reduce la tasa de abandono escolar.
En Estados Unidos los alumnos eligen parte de su itinerario. Eso les motiva y reduce el abandono escolar
P. ¿Cuáles son las virtudes del sistema español?
R. El modelo estadounidense es más competitivo y los alumnos pueden escoger el nivel de dificultad de las asignaturas; en cambio aquí tenemos un sistema más inclusivo: conviven en la misma clase alumnos con diferentes velocidades de aprendizaje.
P. ¿Cuál es la mayor urgencia en los centros?
R. La cultura de colaboración entre docentes es muy escasa: solo el 24% asegura compartir material pedagógico, frente al 40% de media de los países de la OCDE. Además, tienen que aprender a comunicarse con las familias. Con la pandemia se ha demostrado el gran rol que juegan, cuanto más se involucran mejor es el rendimiento del alumno. Por los códigos que se usan, lo pueden percibir como una llamada de atención en lugar de como una estrategia conjunta para cambiar una conducta que no es adecuada. Hace falta un cambio de mentalidad.
P. ¿Qué espera de la nueva ley educativa (Lomloe, en trámite parlamentario)?
R. La Lomce (aprobada por el PP en 2016) representó una vuelta atrás. Se fundamentó en la desconfianza hacia los equipos directivos, a los que se restó competencias; se quitó peso de las familias en los consejos escolares y se multiplicaron los estándares de enseñanza imponiendo un modelo rígido que restó autonomía a los profesores. La nueva ley puede contrarrestarlo.
P. ¿Qué cambio le gustaría ver en la Inspección?
R. Deberíamos ser un cuerpo más independiente. Estamos aquí para asesorar y acompañar a lo centros en los procesos de innovación, y no para emitir informes en uno u otro sentido en función de los intereses de una consejería. Es cierto que somos los ojos de las consejerías de educación en los colegios, la forma que tienen de ver lo que sucede dentro. Pero necesitamos mayor independencia.