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Los secretos que guarda el hielo

En Groenlandia está el museo más septentrional del planeta. Sus paisajes y la experiencia de sus habitantes guardan enseñanzas reveladoras para la emergencia climática en marcha

Nancy Campbell
Un cazador con su cincel, ante el glaciar Sermilik, en Ammassalik (Groenlandia).Eric CHRETIEN/Gamma-Rapho/Getty Images (Gamma-Rapho via Getty Images)

La costa oeste de Groenlandia ha atraído siempre a emigrantes y exploradores, desde miembros del pueblo thule hace más de 1.000 años hasta misioneros daneses y, en los últimos tiempos, empresas mineras de todo el mundo. En cuanto a mí, el motivo de que me embarcase en un avioncito con destino a la isla de Upernavik fue que me invitaron a trabajar en un encargo poético para el museo más septentrional del planeta. ...

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La costa oeste de Groenlandia ha atraído siempre a emigrantes y exploradores, desde miembros del pueblo thule hace más de 1.000 años hasta misioneros daneses y, en los últimos tiempos, empresas mineras de todo el mundo. En cuanto a mí, el motivo de que me embarcase en un avioncito con destino a la isla de Upernavik fue que me invitaron a trabajar en un encargo poético para el museo más septentrional del planeta. Upernavik significa “lugar primaveral”. En el pasado, cuando el hielo del invierno se resquebrajaba, los nómadas navegaban hasta la isla en barcos de piel animal para comerciar y pescar. Yo, en cambio, llegué en una estación menos propicia, en pleno mes de enero. Deambulé por las frías salas del museo, examinando los vestigios de anteriores viajeros, entre ellos el barómetro y el diario de un antiguo ballenero y una estela rúnica grabada por navegantes vikingos hace 800 años.

Debido al cambio climático de la Pequeña Edad de Hielo, ninguno de los pobladores escandinavos sobrevivió al siglo XV. Las tragedias históricas no ocuparon mucho más mis pensamientos. El presente ya es lo bastante complicado para los habitantes de la isla. Cuando me senté a mi escritorio en una cabaña de madera con vistas a la bahía de Baffin, en el crepúsculo polar entreveía subir y bajar las linternas de los pescadores que se alejaban por el hielo permanente de la costa. Las figuras borrosas tenían que avanzar con precaución, deteniéndose a menudo, y comprobar la capa helada con sus cinceles antes de apoyar peso en ella. Los pescadores son expertos en interpretar las formas y los sonidos del hielo, que les indican dónde pisar para evitar caer en el agua helada. El conocimiento del hielo de cada uno de ellos es básico para su supervivencia. Entonces empecé a entender la importancia crucial de la precisión de las lenguas árticas para referirse a las distintas clases de hielo y nieve.

El hielo es un archivo, una historia de todas las épocas en un lenguaje que estamos aprendiendo

No obstante, como me explicó mi vecino Malik, el hielo se ha vuelto peligrosamente impredecible, y los viejos términos ya no sirven. “Los cambios son visibles”, me contaba. “Ahora el mar no se congela de verdad hasta febrero o marzo, y el hielo desaparece con la misma rapidez”. Los últimos inviernos, la inquietud ha cundido entre los huskies y sus amos, ya que ha habido demasiado poco hielo para que los trineos abandonasen la isla sin peligro y poder desplazarse a otros asentamientos y a los territorios de caza tradicionales. Los optimistas, como Malik, tienen la esperanza de que algún día se puedan plantar patatas, o hasta un limonero.

Pero la situación es preocupante. Incluso el groenlandés y el paisaje que describe están en peligro. En 2010, la Unesco clasificó este idioma como “vulnerable” en su mapa de lenguas amenazadas. Se trata de la única lengua nacional incluida en la lista. Mi estudio sobre los secretos que guarda el hielo se volvió aún más urgente. Abandoné la cabaña cubierta de nieve, pero seguí indagando para saber qué nos puede enseñar el hielo sobre el mundo natural y la naturaleza humana. Mis lecturas me llevaron a bibliotecas especializadas de Suiza y Oxford. Sin embargo, no tardé en enterarme de que los científicos ya estaban leyendo directamente el hielo. En la Antártida se están extrayendo columnas del casquete helado y los análisis de los detritos microscópicos y los elementos traza de cada milímetro extraído revelan detalles del clima del pasado que se remontan siglos atrás.

Debido a un cambio climático, los pobladores de Groenlandia no sobrevivieron al siglo XV

El hielo polar es el archivo primordial, una historia concentrada de todas las épocas en un lenguaje que no hemos hecho más que empezar a aprender. (La metáfora de Escritos sobre naturaleza no es nueva. En el siglo XIX, cuando la esperanza era mayor que en la actualidad, el naturalista escocés John Muir escribió que los glaciares de Alaska eran como “las páginas de un libro”). Gracias al Tratado Antártico, el continente es un modelo para el resto del mundo, una zona internacional protegida y en paz, con bases científicas que van desde la española Juan Carlos I en la península Hurd hasta la rusa Vostok, situada tierra adentro. También es la fuente de las noticias sobre el cambio climático que más da que pensar. El deshielo de los casquetes glaciares se está acelerando a un ritmo alarmante. Entre 1992 y 2011, la Antártida perdió cerca de 84.000 millones de toneladas de hielo al año, y entre 2012 y 2017 la pérdida subió a 241.000 millones al año.

El hielo entra en el corazón de la sociedad

La subida del nivel del mar prevista por la NASA traerá consigo la desaparición de edificios emblemáticos de ciudades costeras como Nueva York y Hong Kong. Países como Holanda, Bangladés y Filipinas perderán superficies considerables de tierra. El agua está entrando cada vez más al interior a lo largo de las costas de todo el mundo, desde las islas Marshall del Pacífico (cuyos pobladores se han convertido en refugiados climáticos) hasta Upernavik. A medida que el hielo desaparece de los polos, reaparece de forma simbólica en el corazón de la sociedad, desde los dramáticos anuncios de televisión de los ochenta que advertían de la propagación del virus del sida hasta las protestas del año pasado ante el Parlamento del Reino Unido, en las que una gigantesca escultura en forma de iceberg establecía un símil entre el desastre del Brexit y el Titanic.

El hielo es la base de actividades como el patinaje artístico y las maniobras militares de invierno. Es musical, y aparece en las poéticas sinfonías que Carmen Braden compone a partir de las grabaciones que realiza en los Grandes Lagos. También será de ayuda en la exploración de lunas distantes y la NASA está desarrollando proyectos arquitectónicos para utilizarlos en el futuro para construir viviendas en Marte. Los científicos han denominado Antropoceno a la presente era geológica debido a los abrumadores efectos de la acción humana en el medio ambiente. La crisis climática provocada por el ser humano es una crisis de imaginación y de nuestra relación con la naturaleza. Ahora que el mundo se enfrenta al aterrador derrumbe de las viejas visiones, tenemos que preguntarnos cuáles van a ser las nuevas. Como demuestran los jóvenes que defienden valientemente el cambio en el movimiento Fridays for Future, liderado por Greta Thunberg, es urgente que ideemos nuevos mundos posibles, escribamos nuevas historias, y abramos nuestras bibliotecas para permitir que entren en ellas.

Nancy Campbell (Reino Unido, 1978) es una poeta y artista vinculada al ‘nature writing’. Tras una serie de residencias en instituciones de investigación en el Ártico, escribió ‘La biblioteca de hielo’ (Ático de Libros) publicado en febrero.

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