Para moda de hombre, ‘Los cañones de Navarone’

Los saboteadores lucen indumentarias que son el epítome de la masculinidad práctica

Anthony Quayle, Anthony Quinn, Gregory Peck, David Niven, Stanley Baker y James Darren en Los cañones de Navarone (1961).Alamy

Si no puedes ser un aventurero, vístete como uno de ellos. La frase, aunque pueda parecer de una campaña de Timberland o Jack Wolfskine es mía y viene a publicitar la marca Navarone Outdoor, que me acabo de inventar pero que de existir estaría basada en la ropa de las grandes películas de aventuras. En el cine existen dos tipos de aventureros: los que visten de manera exótica e incluso extravagante —i.e. ...

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Si no puedes ser un aventurero, vístete como uno de ellos. La frase, aunque pueda parecer de una campaña de Timberland o Jack Wolfskine es mía y viene a publicitar la marca Navarone Outdoor, que me acabo de inventar pero que de existir estaría basada en la ropa de las grandes películas de aventuras. En el cine existen dos tipos de aventureros: los que visten de manera exótica e incluso extravagante —i.e. Lawrence de Arabia, Beau Geste, Sandokán o Gunga Din— y los discretos. Entre estos destacan los que han de pasar desapercibidos —Miguel Strogoff cuando ha de atravesar las líneas tártaras y se caracteriza del anónimo comerciante Korpanoff abandonando el tan elegante pero demasiado conspicuo uniforme de capitán de correos del zar—. ¿Y qué aventureros han de resultar más inadvertidos que los comandos o miembros de operaciones especiales? Lo que nos lleva a Los cañones de Navarone.

La película de 1961 de J. Lee Thompson basada en la estupenda novela de Alistair MacLean es una de las mejores que se han hecho de aventuras bélicas. Podría debatirse si no es mejor El desafío de las águilas, también a partir de una fenomenal novela de MacLean, pero en esta la forma de pasar desapercibidos es fundamentalmente ir disfrazados de militares alemanes (si es que alguien puede pasar por militar alemán llevando el corte que luce Clint Eastwood bajo la gorra de Gebirgsjäger). Es cierto que en Los cañones de Navarone los saboteadores Aliados también se disfrazan de alemanes (con mejor suerte que los hombres de Aldo el Apache en la taberna La Louisiane en Malditos bastardos), pero en lo que vamos a fijarnos es en su otra indumentaria, con la que llegan a la isla.

¡Qué modelos me lleva el comando! Inspirados en la idea de un sastre de Savile Row de lo que es un pescador griego. Las cinco opciones de vestimenta para ir a destruir los molestos megacañones nazis son un ejemplo de funcionalidad, elegancia discreta y masculinidad como la entenderían Churchill, Lord Mountbatten o mi padre. Bueno, quizá podríamos discutir sobre el abrigo de piel sin mangas y forrado de borreguillo de Andrea Stavros (Anthony Quinn), pero el resto de la ropa de Andrea y demás comandos es la que me gustaría a mí vestir a diario. Es sabido que, así como las mujeres visten para que las admiren, los hombres nos vestimos para admirarnos a nosotros mismos, o para parecernos al hombre admirable que nos gustaría ser. Dejo aquí, gratis, esta reflexión.

Si Anthony Quayle, Stanley Baker, David Niven y Spyros Pappadimos, además de Quinn-Stavros, muestran qué formidablemente se puede vestir para dar un golpe de mano en una isla del Egeo ocupada, todos con el pertinente complemento de la metralleta Sten y Niven además con boina, Gregory Peck nos ofrece un modelo de indumentaria que es el epítome de la hombría y la elegancia tout court. Peck como el capitán Keith Mallory, miembro del Long Range Desert Group, LRDG, y escalador) se embarca en la aventura con un espléndido navy pea coat (chaquetón náutico azul marino), pantalón gris azulado, suéter deshilachado azul pizarra, botas de caña alta con vuelta de calcetín claro por fuera, y gorro marinero. En la muñeca, si se fijan, un reloj Gruen Precision que difícilmente llevaría un pescador de esponjas de las Espóradas

Y ahora viene lo más grande. ¡Desde hace unos días voy igual! He encontrado en una tienda de ropa de segunda mano barcelonesa, Holala Plaça (“unique clothing for unique people”), cerca del CCCB, un maravilloso chaquetón como el de Peck, y a buen precio, y en Decathlon Ramblas una gorra de punto Tribord Adventure que me queda de cine. Lleva en la etiqueta la gorra la misteriosa anotación 43º22′04″N1º46′53″W, que pensaba que era la ubicación secreta de los cañones de Navarone pero que resulta ser la de un Decathlon en Hendaya, junto al Bidasoa. No importa, el conjunto me da el look exacto del capitán Mallory, e incluso valor; y puestos a realizar una acción de comandos, Hendaya me pilla más cerca que el Dodecaneso… Navarone Outdoor, ya saben.

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