Alfred García: “A veces se confunde la sensibilidad con la debilidad. Sobre todo en los hombres”

El cantante que despuntó en ‘Operación Triunfo 2017′ y arrasó en Spotify con su primer disco vuelve a la televisión en la segunda edición de ‘Dúos increíbles’

El cantante Alfred García posa para ICON en un estudio de grabación en Barcelona.Kike Rincón

Es difícil salir por televisión sin convertirse en un personaje televisivo. Es difícil tener redes sociales sin leer lo que dicen de ti. Pero no por ello Alfred García (El Prat de Llobregat, Barcelona, 26 años) va a dejar de intentarlo. El cantante saltó a la fama con Operación Triunfo en 2017, revalidó esa fama el año pasado con Tu cara me suena y ahora participa en la segunda edición de Dúos increíbles, el programa de Televisión Española que empareja artistas jóvenes con veter...

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Es difícil salir por televisión sin convertirse en un personaje televisivo. Es difícil tener redes sociales sin leer lo que dicen de ti. Pero no por ello Alfred García (El Prat de Llobregat, Barcelona, 26 años) va a dejar de intentarlo. El cantante saltó a la fama con Operación Triunfo en 2017, revalidó esa fama el año pasado con Tu cara me suena y ahora participa en la segunda edición de Dúos increíbles, el programa de Televisión Española que empareja artistas jóvenes con veteranos. “Me enganché a la primera temporada por el dueto que Agoney hizo con Ana Belén y acabé tragándome el programa entero. No hay tantos programas musicales en la tele ahora mismo”, señala. Alfred sabe que la fama televisiva puede ser perversa: es un escaparate único pero, al entrar en el salón de la gente, el público te sentirá parte de su familia. Para lo bueno y para lo malo. ¿La confianza da asco? “No creo... Creo que soy bastante majo”.

En 2017 Alfred se metió a la audiencia en el bolsillo gracias a su talento (era un músico cualificado con años de formación), a su personalidad (habló abiertamente sobre salud mental cuando no era habitual en la televisión generalista) y a sus circunstancias (inició una relación con su compañera Amaia). Al salir, el público comentó cada detalle de su vida como si fuera una serie, excepto porque él no era un personaje de ficción. “Pero te conocen en la tele, que es un marco que sí que es un poco de ficción. Nadie conoce a nadie al final”, razona.

La intromisión en su vida privada llegó más alto que nunca (o más bajo, según se mire) cuando una revista publicó unas fotos en las que discutía con Amaia en plena calle en formato de fotonovela. ¿Cómo se vive cuando en cualquier momento alguien podría estar sacándote fotos? “No lo llevo de ninguna forma”, aclara. “Sé lo que es, evidentemente, o sea, no soy tonto, pero es que vivo alejado de todo esto”. Alfred asegura que se siente una persona libre. ¿Una persona libre a la que en cualquier momento alguien puede estar grabando por la calle? “Están en su derecho de grabarme”, matiza. “Otra cosa es que moralmente o éticamente esté bien o mal”.

¿Pero a usted qué le parece? ¿El qué?

Vivir en Black Mirror. Coño, pero es que yo no vivo así.

A la mayoría de la gente no la graban por la calle. Pero yo no estoy atracando un banco.

¿Y psicológicamente no le afecta? Eso lo piensas porque no lo has vivido.

¿Y qué pasa cuando se vive? Nada. No pasa nada. Pues un tío grabándote. Es que no pienso en eso. Yo pienso en que hoy he de ir a grabar unas guitarras o unas voces, en si hay algo en la nevera o en que se acerca el cumpleaños de mi madre y tengo que hacerle un regalo.

Supongo que les imaginamos... Sí, hay una distorsión de la realidad. Pero también te digo, el año y pico que paré también sirvió un poco para eso, para rebajar mi nivel de popularidad, porque al final quien quiera comprar mi disco me lo va a comprar. No por salir más o menos por la tele.

¿Y choca con la idea que la gente se ha hecho de usted? Te digo una cosa: cualquier cosa que pase, la semana siguiente se va a olvidar porque habrá otra cosa que le está pasando a otro. Fin.

Alfred García, cantante y compositor, es uno de los nuevos participantes de 'Duetos increíbles'. Kike Rincón (Kike Rincon)

A finales de 2019 decidió tomarse un descanso. Desde que salió de OT en abril de 2018 fue a Eurovisión, hizo 150 conciertos y sacó un disco (1016, titulado en honor a su número en el casting, que batió récords de streaming: fue el cantante español con más reproducciones en su primer día y el primer artista español en meter 15 canciones en el top 100 de Spotify). “Pensaba que lo llevaba bien al principio”, declaró en su momento. “Hasta que hubo un momento en que vivía con las persianas de mi casa bajadas, no salía y no conocía a nadie nuevo por miedo a que me traicionasen”. ¿A qué dedicó aquel año y medio de silencio? “Pues mira”, explica hoy. “Ese fue el claro objetivo: no pensar en a qué dedicar el tiempo. Ser productivo en no ser productivo”.

Cuando se reincorporó a la vida pública, lanzó un segundo disco que sonaba menos pop que su debut, que tituló con otra cifra (1997, el año de su nacimiento) y en el que colaboraba con artistas indie como Albert Pla, El Niño de Elche, Judit Farrés, La La Love You o Mercedes Cortés Alfaro. Y ahí surgió otra de sus contradicciones: Alfred es una figura familiar para el gran público que sale por la tele pero cuyos referentes musicales se alejan de lo comercial. O como él ha explicado alguna vez, “mi generación se identifica con Disney y yo siempre me he sentido más cerca de Albert Pla, de Robe Iniesta, de Marea”.

“Mi generación ha crecido con acceso a otras músicas”, apunta. “Cuando yo era adolescente ya iba al Primavera Sound. Además mis tíos tuvieron un grupo bastante conocido, Rumba Brava. Se codeaban con Peret, con Rocío Jurado, con Rumba Tres. Mi madre cantaba muy bien, mi padre era actor de teatro hasta que le tocó llevar el negocio familiar. Todo eso me ha empujado a escuchar muchísima música, desde rumba hasta flamenco y folclore latino. Y luego mis primos me enseñaron a Jeff Buckley, a Nirvana, a U2, The National, las primeras maquetas de Bon Iver, que me las grababa mi primo en un CD pirata”. Su mayor ídolo, eso sí, sigue siendo Michael Jackson. “Me cambió la vida”, asegura. “Fue mi mayor ejemplo a seguir musicalmente hablando y a nivel de espectáculo. He acabado comprando en subastas objetos suyos y estoy inmerso también en un proyecto que tiene que ver con él, que espero que salga la luz pronto, que me lleva ya dos años”.

¿Cómo fue el mensaje de Prince, el hijo de Michael Jackson? Cuando gané la gala de Tu cara me suena imitando a Michael Jackson doné el premio a Heal Los Angeles Fundation y me escribieron por Instagram. “Hola, somos John y Prince, el hijo de Michael. Nos han gustado mucho la actuación. Muchas gracias por donarnos el dinero, ha sido una actuación increíble, te queremos vincular a la fundación de Michael, ven a Los Ángeles y nos vemos”. Todavía no he ido, pero tengo que ir a Los Ángeles por varios motivos.

¿Considera que lo que hizo en esa actuación fue blackface? No, porque estaba blanco.

Claro, técnicamente no es blackface pero conceptualmente sí. Bueno, no me interesa el debate. Quiero decir, que cada uno piense lo que quiera, al final es un homenaje.

¿Has visto el documental Leaving Neverland? No, pero no me apetece hablar sobre este tema. No tengo ningún interés. Yo solo veo los documentales de música, la vida de la gente me importa menos.

Alfred García quedó cuarto en el concurso de 'Operación Triunfo'.G3-CAT (@GTRESONLINE)

La nueva etapa de Alfred quedó inaugurada con el videoclip de Toro de cristal, dirigido por Eduardo Casanova. La canción estaba dedicada a alguien que le había traicionado (“Con el premio en la mano, sonrisa encapuchada y el puñal en la espalda”), que le había convertido en un toro de cristal (“Con cuernos y extrema fragilidad”) y a quien acababa pidiendo “Toréame, toréame”. El videoclip lo dirigió Eduardo Casanova y se inspiró en el imaginario de la propaganda norcoreana. “El hecho de que me mutilen los genitales es una mera anécdota en la factura de esta pieza”, declaró Alfred. Por supuesto, el plano en el que le mutilan los genitales es de lo que se habló aquel día en X, antes Twitter. De nuevo, una contradicción: ¿realmente Alfred espera salir en un videoclip con la entrepierna ensangrentada como emblema de su castración sentimental y que nadie lo comente? ¿O es perfectamente consciente y actúa como si no fuera con él?

“Tampoco tiene más importancia, es un videoclip”, replica. “Es curioso lo que pasó con esa canción, porque tenía un videoclip de Eduardo Casanova, el éxtasis del surrealismo del cine español, y por otro lado la canción estaba sonando en Los 40″. Alfred es un artista con pretensiones de salirse de la norma que, sin embargo, opera dentro del sistema comercial. “Bueno”, rebate, “tampoco soy Björk”.

La actitud contestataria e incluso chulesca del videoclip sorprendió a una parte del público que percibía a Alfred como un hombre débil. “Ya, sí, sí, me llega, me llega esto mucho. Es que a veces se confunde la sensibilidad con la debilidad. Sobre todo en los hombres. Yo me considero una persona muy sensible, pero no débil. De hecho, me considero una persona fuerte”, explica.

Abrió su propia oficina de management nada más salir de OT. No porque sufriera alguna decepción, sino porque había visto demasiados documentales de estrellas del pop. “Quería gestionar mi carrera y mis liquidaciones de manera totalmente personal. He leído mucho sobre músicos, artistas y cantantes. Y todos lo han hecho al final. Veía artistas catalanes, por hacerlo más regional, que se han autoproducido, se han autofinanciado y se han autogestionado su carrera. Entonces dije: “Bueno, esto es lo mismo, pero siendo un artista comercial”. Es mucho más sencillo así. Ves los costes de gira, lo que te cuesta ir de gira, los beneficios que te da un concierto y lo que tienes que invertir”.

Estos días, Alfred se pasa el tiempo en el estudio. Está produciendo un disco para un artista veterano (“senior, como dicen en Dúos increíbles”) que no puede revelar todavía. Podría resultar sorprendente, pero solo para los que sigan teniendo prejuicios contra los triunfitos como si esto fuera 2002. En una ocasión Narcís Rebollo, el presidente de Universal Spain, le señaló a Alfred que su trayectoria era inversa a la habitual: “Primero fuiste una marca”, le dijo, “luego llegó la carrera”. Al salir de OT, Alfred era un cantante famoso a nivel nacional sin haber sacado un solo single. Mientras que el primer OT construyó moldes más establecidos (la flamenca, la Britney española), el relanzamiento de la franquicia en 2017 presentó a un grupo de chavales con una identidad más líquida: podían hacerse famosos en la tele, anunciar cosas en Instagram y luego hacer música que sonase indie. Hoy eso de la “marca personal” es más flexible que antes. “Pero igual mi marca es esta”, apunta Alfred. “Ser simplemente un artista, un autor de canciones. Los Beatles escribieron Obladi-Obladá y también el Sgt. Pepper’s”.

¿Te consideras una persona humilde? Yo creo que sería poco humilde responder a esta pregunta. La gente pensará de mí lo que quiera pensar.

¿Te preocupa lo que los demás opinen de ti? De los 400.000 seguidores que tengo en Instagram cada uno pensará una cosa diferente [No es una estimación, Alfred tiene exactamente 400.000 seguidores]. Pero es que me da igual lo que la gente piense de mí.

¿No te afecta cuando la gente se ha reído de ti? ¿Pero cuándo se ha reído de mí la gente? Es que no lo he visto.

Un comentario hiriente te puede arruinar el día. Si es que alguien comenta algo.

Siempre comentan algo. ¿Tú crees? ¿Soy tan importante?

Alfred hablade filosofía. Literalmente. Cuenta que le encantan Epicuro, Kant o Nietzsche y que un día cogió una mochila y se fue a visitar a Antonio Escohotado. Cualquier cosa con tal de relativizar todo lo que le ha pasado en estos seis años. “He hablado tanto sobre mí y tampoco veo que sea tan interesante”, reflexiona. “Ojalá pudieras estar un día conmigo, ¿sabes? Sería más interesante que pudieses contar un día de Alfred García. Irnos a recoger setas”. Alfred suena igual de apasionado hablando de música como de la temporada de setas. “Ahora es época de rovellons y de trompetas de la muerte. Ese es mi hábitat natural. Eso deberíamos hacer. Salir a recoger setas y luego hacer un arroz al horno”. La próxima vez.

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