El fenómeno de las tiendas de plantas que invaden Madrid
La pandemia ha puesto en valor el espacio cotidiano y las ventas del sector verde en España se han disparado. Visitamos los locales y talleres de jardinería que triunfan en el centro de la capital para entender el por qué de este auge
Bajo El Ángel del Jardín, la floristería que regentan Elsa y Mercedes en la calle Huertas, descansan los restos mortales de Juan de Villanueva, Ventura Rodríguez o Lope de Vega. Este histórico espacio se construyó sobre el cementerio de la Iglesia de San Sebastián en 1889 y se inauguró como invernadero. “En la obra Noches lúgubres, José Cadalso cuenta cómo durante tres noches seguidas fue a desenterrar a su amada María Ignacia Ibañez La Divina, actriz de la época, y a raíz d...
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Bajo El Ángel del Jardín, la floristería que regentan Elsa y Mercedes en la calle Huertas, descansan los restos mortales de Juan de Villanueva, Ventura Rodríguez o Lope de Vega. Este histórico espacio se construyó sobre el cementerio de la Iglesia de San Sebastián en 1889 y se inauguró como invernadero. “En la obra Noches lúgubres, José Cadalso cuenta cómo durante tres noches seguidas fue a desenterrar a su amada María Ignacia Ibañez La Divina, actriz de la época, y a raíz de ese suceso se sacaron los cementerios de la ciudad”, relata la botánica Elsa Valverde, que se encargó de la tienda del Real Jardín Botánico de Madrid durante 20 años. Junto a Mercedes Rodríguez, quinta generación de floristas, encontró en este lugar el sitio donde emprender su nueva aventura. Su proyecto abrió las puertas el pasado diciembre, bautizado con un guiño a El Jardín del Ángel, la floristería y tienda de plantas que ocupaba hasta otoño de 2019 el mismo espacio, y que cerró en medio de desavenencias con el párroco.
“Este otoño queremos dar talleres sobre todo lo relacionado con el mundo vegetal. Después del confinamiento todos nos hemos dado cuenta de lo necesarias que han sido las plantas y las flores para hacer más llevadera la situación que nos ha tocado vivir”, explica Valverde. Tras la pandemia, según datos de la Asociación Valenciana de Agricultores (AVA-ASAJA) y la Asociación Profesional de Flores, Plantas y Tecnología Hortícola de la Comunidad Valenciana (ASFPLANT), ha habido un incremento del 30% en las ventas del sector verde en España.
Muy cerca se encuentra Topanga Plantería (Duque de Fernán Núñez, 5), un local que refleja la devoción de su fundadora por el paisaje californiano. Cada detalle, explica Susana Nieto García, vinculada durante dos décadas al mundo de la moda y al interiorismo, pretende recrear ese sentimiento de paz que transmiten las residencias de montaña a partir de materiales naturales y sostenibles. “La pandemia desmontó mis planes y decidí dejar mi profesión. Con muchas dudas conseguí adelantar mi proyecto de jubilación, una plantería”. La elección del barrio no fue casual. “Soy vecina de Lavapiés desde hace 15 años. He visto todo este tiempo cómo ha evolucionado convirtiéndose en una de las zonas de moda de Madrid. El hecho de que no hubiese otro negocio de plantas (era el único cuando abrí, ya no) y la cercanía al mercado de Antón Martín, hizo que me decidiera”. Especializada en plantas verdes de interior de grandes dimensiones, sus miniplantas ganan cada vez más protagonismo, además del asesoramiento que ofrece en el interiorismo de negocios y casas privadas. “Quiero que la gente no solo se lleve una planta, sino también ideas de decoración, consejos y un poquito de felicidad”.
El Rastro, el nuevo invernadero madrileño
Elena Páez, sin embargo, decidió dejar su local en Lavapiés y mudarse al rastro madrileño. El número 3 de la calle de Santa Ana alberga la nueva ubicación de Planthae, el proyecto profesional que nació en abril de 2016. Elena quiso vincular sus estudios en Antropología con la pasión que sentía por la jardinería y el interiorismo en lo que ella misma bautizó como un gabinete botánico. Entre espejos antiguos, láminas del siglo XIX, revistas de culto como The Plant o Bloom y baldas llenas de maceteros con la etiqueta de Ferm Living, Oyoy o Serax se multiplican las plantas que tiene a la venta.
“En los últimos 5 años se ha ido desarrollando un amor hacia la biofilia [conexión con la naturaleza] y la jardinería, imagino que por el contraste con el mundo acelerado que llevamos. Necesitamos tener paciencia y acercarnos a la vida lenta de las plantas”, opina Páez, que también defiende el trato personal frente al comercio online. “El cliente debe llegar a una tienda, tocarla, verla y enamorarse de ella. En los cursos enseñamos a entender a las plantas para que luego no se nos mueran en casa”.
También en La Latina, en la esquina que forma La Ribera de Curtidores con la calle del Carnero, se encuentra Plantas Luego Existes, el sueño de dos periodistas y una paisajista. “Aquí no hay prisa. Aconsejamos y charlamos. Conocemos a muchos clientes por sus nombres y sabemos qué plantas nuestras hay en sus casas”, cuenta Toni Pérez López. Como socio del local, desvela que la planta interior sigue siendo el producto más demandado. “No todos tenemos una terraza o un patio, pero sí un techo bajo el que nos gusta sentirnos a gusto. Y eso es algo a lo que las plantas contribuyen”.
Maison Bouture, proyecto surgido en Lyon en 2017 como tienda de plantas pop-up, busca ocupar el vacío de grandes centros de jardinería en las ciudades francesas. Desde hace un año se celebra periódicamente en este castizo vecindario (Calle de San Cayetano, 5) con el objetivo de abastecer al centro durante un fin de semana de un género que normalmente solo se encuentra fuera de la ciudad. “La idea es montar un minivivero con cien variedades de plantas distintas”, explica Martí Yagües, asistente de la organización en España. En su próxima cita, planeada para el 9 y 10 de octubre, habrá desde cactus hasta arboles frutales de casi dos metros de altura. Además de macetas, fertilizantes y abono para plantas.
Del cactus al jardín vertical
Los cactus viven una época dorada y Madrid cuenta con espacios dedicados en exclusiva a su distribución. Es el caso de Cacto-Cacto (Fernando VI, 7), el primer local que abrió Tina Rubio en la capital que cuenta todo tipo de suculentas como aloes, cereus o euphorbias. Fundadora de la floristería Margarita se llama mi amor, Rubio llegó desde Almería hace 25 años con el objetivo de convertir Madrid en la ciudad de las flores. La andaluza es también propietaria de Columelas (Hermosilla, 58), una concept store floral que ofrece servicios de diseño de jardines y paisajismo.
A orillas del río Manzanares se encuentra la sede española de Greenworks (Paseo de Yeserías, 55). Leonardo Lema, su propietario, supo de este estudio de diseñadores de jardines verticales y amantes de la biofilia durante un viaje por Estocolmo. “Les propuse abrir una franquicia en España y les gustó la idea, Así nació Greenworks Madrid, una tienda enfocada a la decoración vegetal con jardines verticales y plantas vivas. Nuestra oferta está muy definida: son plantas bonitas, resistentes al clima de Madrid y muy originales”, explica.
Desde 2018 aúnan decoración y plantas, ya sea en forma de lámparas colgantes con plantas o de minijardines con los que decorar una pared como si fuera un cuadro. “También hacemos talleres que pueden disfrutar niños y mayores. La plantas purifican el aire absorbiendo el dióxido de carbono, por eso cuidarlas reduce el estrés y ayuda a combatir la depresión”.