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Otro bache más en el matrimonio de Carla Bruni y Nicolas Sarkozy: inicios polémicos, procesos judiciales y, ahora, la cárcel

La pareja formada por el expresidente francés, condenado a cinco años en París por un delito de asociación ilícita, y la cantante lleva casi 20 años pasando por momentos complicados. El último, la entrada en prisión de él este martes 21 de octubre

El expresidente francés Nicolas Sarkozy sale de su casa con su esposa Carla Bruni-Sarkozy el día de su ingreso en la prisión de Sante para cumplir una condena de cinco años, en París, Francia, el 21 de octubre de 2025.Foto: Sarah Meyssonnier (REUTERS)

Corren malos tiempos para uno de los romances que revolucionó la prensa a principios de los 2000: el de Nicolas Sarkozy (París, 70 años) —presidente de Francia entre 2007 y 2012 y, desde este martes 21 de octubre, en prisión por un delito de asociación ilícita— y Carla Bruni (Turín, 57 años), la dulce voz detrás de canciones como Quelqu’un m’a dit. El matrimonio —se casaron en febrero 2008 en una ceremonia secreta en el Elíseo— ha protagonizado titulares durante décadas, desde aquel incipiente “estamos muy enamorados” de Bruni en 2007, cuando la clase política francesa aún asimilaba la noticia de su relación, a los que estos días protagonizan con motivo de su despedida, ante los cinco años de cárcel a los que ha sido condenado el exmandatario, acusado de haber recibido dinero del régimen libio de Muamar el Gadafi para financiar su campaña presidencial. Aunque se espera que Sarkozy pida rápidamente la libertad condicional y salga antes, quien fuera primera dama francesa ha llenado estos días sus redes sociales de mensajes a favor de su marido.

Antes de que este martes los fotógrafos de medio mundo les retrataran de la mano en París, mientras Sarkozy se dirigía a la prisión de Santé, donde cumplirá condena, Bruni ha usado su perfil de Instagram (con 1,2 millones de seguidores) para despedirse de su pareja durante dos décadas. Primero, hace tres días, con un vídeo lleno de fotos y otros recuerdos familiares en el que se escucha una canción de la propia artista, Les séparés. La letra hace referencia clara a la separación de dos amantes: “¿Cómo se las arreglarán los separados cuando sus días estén contados?“, comienza.

En un tono más reivindicativo, este mismo martes, día del ingreso en prisión de su marido, ha publicado una imagen con un texto. Se trata de un párrafo largo firmado por Sarkozy [“NS”] que interpela a “los franceses y francesas de todas las condiciones y opiniones” asegurando que “a quien se está encarcelando esta mañana no es a un expresidente de la República, sino a un inocente”. El texto, que acumula miles de likes en el perfil de la cantante y que ella dedica a su marido en un comentario que le menciona, junto a un corazón roto, el exmandatario afirma que seguirá “denunciando este escándalo judicial, este calvario” que sufre “desde hace más de 10 años”. Entre ambas publicaciones —la foto y el vídeo—, en el perfil de Instagram de la artista se ve una imagen de su hija en común, Giulia, que el pasado 19 de octubre cumplió 14 años. En el texto que acompaña a la imagen se puede leer: “Feliz cumpleaños a la chica más maravillosa. Este año no es un cumpleaños fácil, pero eres tan fuerte y tan valiente... Gracias por existir, mi amor, es un placer ser tu madre”. Otra alusión más al difícil momento que atraviesan como familia.

Pero la relación de Sarkozy y Bruni ya había pasado antes por épocas complicadas. Desde aquel mes de diciembre de 2007 en el que fueron captados por los fotógrafos paseando de la mano por Disneyland Paris, cuando ella aún era modelo y él acababa de divorciarse, la pareja se ha enfrentado a otras crisis. Primero, la reputacional, contra un público que se negaba a reconocer su relación y por el que se convirtieron, durante años, en el matrimonio en el que nadie creía. Ya en las crónicas de su boda, se hablaba de cómo había incomodado entonces a algunos franceses su romance, “una relación que no solo era pública, sino ampliamente exhibida”, y sobre la “irritación” que habría “causado sus aventuras sentimentales, y especialmente las imágenes de su idilio con Bruni, en hoteles de lujo y viajes de ensueño”. Entonces, Bruni tenía 40 años y un hijo, Aurélien, nacido en 2001 y fruto de una relación con el pensador francés Raphaël Enthoven. Él tenía dos hijos de su primer matrimonio y otro más con Cecilia Ciganer Albéniz, su segunda esposa.

Tras esta primera etapa llena de acusaciones, rumores y supuestas infidelidades y cuando parecía que el primer susto inicial de presentarse públicamente había pasado, resultó que aún quedaba lo peor. Como explicó en 2018 el periodista Marc Dolisi en sus memorias de Carla Bruni, fue complicado pasar de ser una modelo querida a la pareja de un político no tan querido y que perdió el favor del público en 2012, cuando comenzó el proceso judicial para determinar el origen de los fondos para su campaña: “De la noche a la mañana tuvo que aprender cómo es estar con alguien que muchos odian. En su lugar, cualquiera se habría vuelto paranoico”, explicó Dolisi tras la publicación de Un Après-Midi chez Carla (Una tarde en casa de Carla), 173 páginas sobre una mujer “que ha vivido muchas vidas en una sola”. En septiembre de 2017, la exmodelo llegó a decir a Vanity Fair: “Fue un honor estar (en el Elíseo) y, sin embargo, un alivio irse”.

Bruni, quien en 2021, a sus 55 años, desveló que había superado un cáncer de mama y quiso concienciar sobre la detección precoz de la enfermedad, no ha sido dada a pronunciarse sobre los problemas judiciales de su marido. En una entrevista con EL PAÍS en el año 2021, afirmó: “Yo no soy una persona muy política, pero fue interesante estar cerca de mi esposo mientras él era presidente porque pude observar de cerca momentos especiales”.

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