Los Reyes celebran diez años de idilio con la sociedad balear
Felipe VI y doña Letizia reciben, acompañados por la reina Sofía, a unos 600 invitados en la recepción a la sociedad civil que cumple una década y se celebra por tercer año consecutivo en Marivent
Los aires de cambio en los veranos reales en Mallorca llegaron en agosto de 2014. Felipe VI y Letizia, que llevaban apenas unos meses en el trono, hicieron una declaración de intenciones y sustituyeron la encorsetada cena oficial que durante más de treinta años organizaron sus predecesores Juan Carlos y Sofía con las autoridades políticas y militares de la comunidad por una recepción oficial a la que invitaron a más de 300 personas en una representación plural de la sociedad civil y oficial de las Islas Baleares.
Una década después los Reyes siguen organizando este evento que ha duplicado el número de asistentes y ha cambiado su localización pasando de uno de los salones del palacio de la Almudaina a la espaciosa terraza frontal del palacio de Marivent, al abrigo de sus jardines y con el mar en el horizonte a la hora del atardecer. A las 20.51 de este lunes, los reyes Felipe VI y Letizia, acompañados por la reina Sofía, han salido por la enorme puerta de la fachada delantera del palacio de Marivent para recibir y estrechar la mano, uno a uno, a los más de 600 invitados a la recepción.
La reina Letizia ha estado en todo momento apoyada en una silla alta para evitar empeorar la patología que sufre en el pie izquierdo. El desfile de invitados ha durado veinte minutos con los monarcas saludando y recibiendo alguna que otra genuflexión.
Tras el encuentro con los miembros de la Familia Real, los asistentes han pasado a la terraza principal, con una decena de mesas altas desplegadas por el recinto, para disfrutar de una cena encargada a las chefs mallorquinas Marga Coll y Maca de Castro, con estrella Michelin y que repite a cargo del cáterin por segundo año consecutivo. Las cocineras han diseñado un menú con trece aperitivos salados elaborados con productos de temporada y con raíces en la cocina mallorquina, entre las que figuraban elaboraciones como el tumbet, la coca, el queso mahonés o la lechona. Al menú principal le acompañaban tres aperitivos dulces para cerrar la degustación de este año.
Esta recepción se ha convertido en uno de los eventos sociales del verano mallorquín, en el que se mezcla una representación muy dispar de la sociedad balear. Desde las principales autoridades políticas de la comunidad y del ámbito nacional, como la presidenta del Congreso de los Diputados, Francina Armengol, la presidenta del Gobierno de Baleares, Marga Prohens o el presidente del Parlamento, Gabriel Le Senne, a autoridades judiciales como el presidente del Tribunal Constitucional, Cándido Conde-Pumpido o el presidente del Tribunal Superior de Justicia de Baleares, Carlos Gómez.
También han acudido personajes relevantes del mundo artístico y de la moda, como el diseñador Pablo Erroz, cuyas piezas vistió una vez la reina Letizia, el cofundador de Filmin y director del Atlàntida Mallorca Film Festival, Jaume Ripoll o el director de cine Toni Bestard. Como en las últimas ediciones también han acudido los galardonados con los Premios Ramón Llull, los premiados con reconocimientos a la excelencia universitaria, representantes de colegios profesionales y de confesiones religiosas. Entre los asistentes también figuraban el director ejecutivo de Meliá Hotels & Resorts, Gabriel Escarrer, los cocineros Koldo Royo, Andreu Genestra y Santi Taura y el cantante y amigo del rey, Jaume Anglada.
Los convidados recibieron una semana antes del evento la invitación de protocolo de la Casa Real con instrucciones para el traslado al palacio en autobuses lanzadera, que han salido una hora y media antes desde la base naval de Porto Pi a apenas unos metros de distancia, y con la etiqueta exigida para el evento, de traje oscuro para los hombres y vestido corto para las mujeres.
El numeroso grupo ha sido dirigido en un lento goteo de vestidos de gasa, corbatas de colores y sandalias de tacón, con abundancia de abanicos para tratar de sofocar el intenso calor, hasta una pequeña explanada del complejo situada a unos metros del palacio principal, en la que cada año el presidente del Gobierno de turno ofrece una rueda de prensa para explicar las cuestiones que ha tratado en el despacho veraniego con el rey.
Tras disfrutar un aperitivo de bebidas, los centenares de asistentes han desfilado uno a uno para estrechar la mano de los Reyes y degustar la cena preparada para la ocasión, entre pañuelos para retirar el sudor en una noche de a más de treinta grados. Durante el evento, los reyes se han dispersado, como cada año, para mezclarse entre los corrillos que forman los invitados alrededor de las mesas altas de la cena.
Decenas de personas se arremolinaban alrededor de Felipe VI y de Letizia, a quienes demandaban fotografías para inmortalizar el encuentro. Otros se intentaban abrir paso para charlar con alguno de los miembros de la Familia Real sobre las actividades que desarrollan las organizaciones a las que representan. La celebración anual de este encuentro nació con la vocación de los Reyes de escuchar, dialogar e interactuar con sus invitados, algo que permite con mayor facilidad la nueva ubicación de la cita en la explanada principal del palacio de Marivent.
Su enorme terraza delantera, frente a la fachada del palacio cubierto de hiedra y con una vista elevada a los jardines que rodean el complejo, se ha convertido en la ubicación favorita por los Reyes estos dos últimos años, cuando el reto tras la pandemia pasaba por celebrar la cena en un lugar al aire libre en sustitución del enorme salón del palacio de La Almudaina en pleno centro histórico de Palma y mucho más estrecho para acoger tal volumen de invitados.
Como en las últimas ediciones ha habido representantes políticos que han rechazado la invitación. El coordinador general de la formación soberanista Més per Mallorca, Lluís Apesteguia, anunció en su cuenta de X, antes Twitter, que no asistiría en coherencia con sus convicciones republicanas y soberanistas y porque considera que “la monarquía borbónica es un símbolo del régimen centralista, corrupto, conservador y oligárquico imperante”. El resto de miembros del partido que han sido convidados también ha declinado la invitación.