El agrio y millonario divorcio de John Paulson, el magnate amigo de Trump que le ha recaudado 50 millones de dólares
El inversor, con una fortuna de 3.500 millones, dejó a la que había sido su mujer durante dos décadas sin avisarla para empezar una relación con una nutricionista 33 años menor que él, con la que busca casarse. Su todavía esposa afirma que tiene más de mil millones escondidos que debe repartir con ella
John Paulson es uno de esos personajes estadounidenses habituales de galas benéficas, noticieros y páginas salmón de los diarios. Con una fortuna de 3.500 millones de dólares, según Forbes, y que en sus momentos álgidos llegó a superar los 11.000, a sus 68 años el inversor y filántropo (llegó a donar 400 millones a la universidad de Harvard) que amasó...
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John Paulson es uno de esos personajes estadounidenses habituales de galas benéficas, noticieros y páginas salmón de los diarios. Con una fortuna de 3.500 millones de dólares, según Forbes, y que en sus momentos álgidos llegó a superar los 11.000, a sus 68 años el inversor y filántropo (llegó a donar 400 millones a la universidad de Harvard) que amasó ingentes cantidades de dinero adelantándose a la terrible crisis financiera de 2008 se ha convertido estos días en protagonista por otros dos asuntos, relacionados con sus cuentas bancarias, pero también consigo mismo, sus intereses y su vida personal. El pasado fin de semana recibió en su casa de Miami a su buen amigo Donald Trump, expresidente de EE UU (y candidato republicano para las próximas elecciones de noviembre), y recaudar para él más de 50 millones de dólares, todo un récord para una sola noche. Como anfitrión, en esa cena posó con su nueva pareja, una nutricionista e influencer llamada Alina de Almeida, de 35 años, que lucía un impresionante anillo de diamantes y a la que ya se refiere como prometida. Sin embargo, sigue casado con su primera esposa, un divorcio que está lejos de resolverse.
Paulson, graduado en Finanzas por la escuela de negocios de la Universidad de Nueva York y con un máster en negocios en Harvard, es observado por mucho más que su fortuna desde hace tres años. Fue en 2000, cuando tenía 44 años, cuando se casó con la mujer a la que conoció siendo su asistente, Jenica, conocida como Jenny, de origen rumano y entonces de apellido Zaharia, de 28 años. Juntos tuvieron dos hijas, Danielle (de ahora 20 años) y Giselle (de 18). La armonía se rompió en 2021, cuando la prensa supo que el magnate había empezado una relación con la joven Alina de Almeida, empresaria del mundo de la nutrición y con unos 136.000 seguidores en Instagram (una cuenta que ahora tiene cerrada), que se había instalado en su apartamento de la Quinta Avenida de Manhattan. Y cuando lo supo la prensa, lo supo Jenny.
Fue en ese otoño de 2021 cuando empezó a verse a Paulson y De Almeida juntos, en fiestas con el alcalde de Nueva York, en bodas y en galas en museos. Su todavía esposa aseguró haberse enterado del divorcio, antes que por sus abogados, por los tabloides, en concreto por Page Six. “John no se lo dijo, no tenía ni idea de que pensaba pedir el divorcio. Ella no lo vio venir. No sabía nada de Alina”, afirmaban a finales de 2021 fuentes cercanas a Zaharia, asegurando que enterarse de la historia de esa manera había sido “humillante” y “una falta de respeto” para ella, también por la rapidez con la que había ocurrido todo, puesto que el matrimonio había pasado el verano con sus hijas en los lujosos Hamptons y en agosto habían acudido en familia al festival de música de Salzburgo, en Austria. En septiembre se conoció el divorcio y la nueva pareja se fue junta a una lujosa boda en el lago de Como, en Italia. Un año después, el propio Paulson afirmaba ante los medios: “Desafortunadamente, nuestro matrimonio no funcionó. Los divorcios son comunes, pero difíciles. Alina y yo somos muy felices juntos. Espero que Jenny también pueda encontrar la felicidad”.
El matrimonio formado por Paulson y Zaharia no había firmado un acuerdo prenupcial. Él decidió retirar la demanda de divorcio de los juzgados y sentarse a hablar en frío con su todavía esposa sobre dinero y propiedades (tienen casas en Miami, Manhattan, los Hamptons y un rancho de 40 hectáreas en Aspen, una exclusiva zona de esquí en Colorado). Y esa negociación se lleva alargando casi tres años, tiempo en el que se ha llegado a comprometer con De Almeida. Los rumores se oían desde hace semanas en la sociedad neoyorquina, además de que un artículo de Bloomberg donde se entrevistaba a Paulson se refería a ella como “prometida”. Pero en la reciente recepción al matrimonio Trump en su casa de 2.800 metros cuadrados y nueve habitaciones de Palm Beach, Miami (Florida), entre las blancas columnas del porche se vio a la nutricionista con un inmenso anillo de diamantes en la mano izquierda, evidenciando el compromiso.
La boda no será tan rápida porque Paulson sigue casado con Zaharia. Ella, además, no tiene prisa en resolverlo, sino que busca hacerlo de la manera que más le beneficie, tanto a ella como a sus dos hijas. En julio de 2022 la antigua asistente demandó a su marido tras rechazar un millonario acuerdo ofrecido por él, pero en el que no le daba una suma inicial, sino una asignación mensual. Entonces acusó a su esposo de haber creado durante años un plan para esconder parte de sus bienes, de haber tejido durante su matrimonio una “red secreta de fideicomisos” que contenían más de mil millones. Zaharia afirmaba que, en concreto, los tres fondos se habían creado en 2001, 2006 y 2009 para ocultarle dinero y así asegurarse de “evadir sus obligaciones legales en caso de divorcio”, algo que la había dejado “en shock”, según los documentos judiciales a los que tuvo acceso el diario New York Post.
Los abogados del magnate lo negaron todo, afirmando que Zaharia conocía desde 2006 que su marido tenía varios fideicomisos. No dudaron en llamarla “codiciosa” y en asegurar que si dividen los fideicomisos estos estarán sometidos a muchos impuestos, dejando caer que, en ese caso, las dos hijas de la pareja recibirían una herencia “diluida”. En marzo de 2022 Paulson había vendido un apartamento de 2.600 metros cuadrados en el Upper East Side de Manhattan por apenas cinco millones de dólares, cuando inicialmente pedía 24,5 millones, y poco después Zaharia le acusó de haber hecho una “compra ficticia” de un ático en Puerto Rico para “enriquecerse indebidamente” con 10 millones de dólares a expensas de los fideicomisos, según contaron sus abogados al Daily Mail. En diciembre de 2022 los dos acudieron, sin mirarse y apenas hablarse, a los juzgados en Manhattan, donde Paulson intentó desestimar el caso, afirmando que ella era “una egoísta ansiosa de dinero”, como contó Bloomberg entonces.
El divorcio continúa sin trazas de resolverse, mientras el todavía matrimonio lleva vidas del todo separadas. Él trata de ser discreto en su nueva relación, según aseguran fuentes cercanas en los medios estadounidenses, para no encender aun más la ira de su anterior esposa. Dedica sus esfuerzos a sus negocios, a su pareja y a su amigo Donald Trump, a quien asesora en cuestiones económicas desde hace años, tanto que incluso su nombre suena como posible candidato al frente del Tesoro si ganara el republicano la presidencia por segunda vez. Paulson le abrió las puertas de su mansión frente al Atlántico ante selectos invitados (que pagaron entre 250.000 y 814.000 dólares por cabeza por la cena y por hacerse una foto con el aspirante a la Casa Blanca) para recaudar fondos para él, que sabe de su importancia y del valor, en todos los sentidos, de su amistad. Tanto es así que, si Paulson no dudó en tener a su lado a su pareja estrenando anillo, Trump también estuvo acompañado, por primera vez en esta precampaña de la carrera a la presidencia, por su esposa, Melania, que ante la bienvenida de Paulson y Almeida cambió su habitual gesto adusto por sonrisas y abrazos.