Eva Nasarre, de icono de la televisión a activista por la dependencia: “No tengo ninguna esperanza en que los cuidados mejoren”
Diagnosticada de artritis reumatoide grave y apartada de la vida pública desde hace décadas, la expresentadora hoy utiliza sus redes sociales para denunciar las injusticias sociales: “En cada lucha por unos cuidados dignos, se va una energía que necesito mucho para mí, por mi situación de enferma crónica, con discapacidad”
Era la mitad de la década de los ochenta, ella tenía apenas 22 años, y fue capaz de poner a toda una generación a hacer deporte con sus pasos de aerobic y estiramientos. Con su programa en la televisión pública, Puesta a punto (empezó en octubre de 1983 en La2 y debido a su éxito saltó después a la parrilla matinal de TVE), Eva Nasarre se convirtió en un icono de la televisión. Pero a pesar del ...
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Era la mitad de la década de los ochenta, ella tenía apenas 22 años, y fue capaz de poner a toda una generación a hacer deporte con sus pasos de aerobic y estiramientos. Con su programa en la televisión pública, Puesta a punto (empezó en octubre de 1983 en La2 y debido a su éxito saltó después a la parrilla matinal de TVE), Eva Nasarre se convirtió en un icono de la televisión. Pero a pesar del éxito, y tras el fin del espacio en 1986, ella tomó la decisión de alejarse de la vida pública. Han pasado casi 30 años desde que entrara con su característica simpatía y energía en casa de los españoles gracias a la pequeña pantalla, y hoy Nasarre (Lleida, 63 años), el icono español del aerobic como lo fue Jane Fonda al otro lado del Atlántico, vive alejada de la vida pública y se ha convertido en una activista por los derechos de las personas con dependencia y discapacidad. Hace años, fue diagnosticada de artritis reumatoide grave.
Ya no aparece en los medios de comunicación, pero sí que es muy activa en su cuenta de X (antes Twitter), en la que acumula algo más de 18.000 seguidores. Y ahora que está a punto de acabar el año, ha publicado un mensaje como una especie de balance de 2023: “Acabo el año muy cansada. En cada lucha por unos cuidados dignos, se va una energía que necesito mucho para mí, por mi situación de enferma crónica, con discapacidad y dependencia. No tengo ninguna esperanza en que los cuidados mejoren. Ninguna”, denuncia en su mensaje.
A finales de la década de los noventa, Nasarre fue diagnosticada de artritis reumatoide grave, un trastorno inflamatorio crónico para el que no hay cura y que provoca que las articulaciones se inflamen en extremo provocando un intenso dolor. Ha perdido movilidad debido a la enfermedad, que le ha provocado una incapacidad laboral permanente, y hoy utiliza sus redes sociales como una herramienta para defender los derechos de las personas dependientes, como también a sus cuidadores, así como para denunciar todo aquello que crea que es una injusticia social. “Gracias a las señoras que limpian y cuidan. A las que limpian escaleras, y a las que limpian culos (así se refieren en tono despectivo a las auxiliares de dependencia). Con salarios bajos y condiciones laborales precarias. Invisibles para muchos. Todo mi respeto para ellas”, publicaba ayer en lo que podría entenderse como una respuesta a las declaraciones de Cristina Ibarrola tras ser apartada de la alcaldía de Pamplona por una moción de censura que ha dado el cargo a Joseba Asiron, de EH Bildu.
Apartada de la vida pública desde la cancelación de su programa en 1986, a principios de este 2023 Nasarre volvía a convertirse en protagonista de titulares por su conflicto con el Ayuntamiento de Tres Cantos, localidad de la Comunidad de Madrid en la que reside. La reconocida expresentadora denunciaba en Diario 16 que llevaba más de un año y medio en lucha para que el Consistorio madrileño le devolviera la plaza de movilidad reducida (PMR) que le quitaron por unas obras de remodelación urbana. “Soy una persona con discapacidad y movilidad reducida, y estoy sufriendo maltrato institucional”, afirmaba en declaraciones al medio, en el que contaba cómo llevaba desde julio de 2021 tratando de recuperar esa plaza vital para ella, no solo la suya, sino las seis eliminadas, sin respuesta del Consistorio.
Nasarre fue la primera que puso a los españoles a hacer deporte en sus casas, con sus maillots y medias de colores y calentadores —la televisión pública precisamente recuperaría ese espacio durante el confinamiento por la pandemia—, pero desde que dejó la televisión se alejó de los focos para centrarse en su formación como trabajadora social. La única que vez que se sentó en un programa a hablar fue después de que su único hijo, Joan Marc, denunciara en el programa Salsa Rosa en 2004 que su madre llevaba fuera de su vida desde que tenía 12 años (en ese momento tenía 18 y acudió al programa junto a su padre y exmarido de Nasarre, Chema Álvarez). Su hijo dio alguna entrevista más, pero ella de nuevo desaparecía de los focos hasta que, en 2012, Lecturas publicó dos reportajes con fotografías suyas en el que hablaba sobre su estado de salud. Cuatro años después, en septiembre de 2016, el Tribunal Supremo condenó a la revista a indemnizar con 200.000 euros a Nasarre por publicar dichos reportajes fotográficos, en los que se la veía en silla de ruedas, cuando ella ya no era famosa y había expresado en público años antes su decisión de no aparecer más en los medios de comunicación. La sentencia de la Sala de lo Civil rechazaba así el recurso de casación interpuesto contra el fallo de la Audiencia Provincial de Madrid que condenaba a la editora de la publicación por vulnerar el derecho a la intimidad personal y familiar y la propia imagen de Nasarre.
Hoy sus mensajes en redes sociales pocas veces dan alguna pincelada de cómo se encuentra, Nasarre se centra también en defender la ley de dependencia y reclamar una mejor sanidad pública. Una vocación por la que en abril de 2015 fue galardonada en los premios Ana Tutor, que distinguen la labor de personas y entidades en defensa de los derechos de las mujeres, la igualdad de género y la lucha contra la discriminación. Ella fue premiada por su destacada labor como portavoz de las personas dependientes en España, y durante su presencia en el acto quiso compartir su galardón con todos los dependientes, sus cuidadores y, especialmente, “los 100.000 dependientes fallecidos mientras esperaban una ayuda que tenían aprobada”. “De vez en cuando debo tomar unos días de descanso, recuperar fuerzas y así poder seguir”, dice en el mensaje que tiene fijado en su perfil de X. Este viernes, después de que varios medios se hicieran eco de la publicación en la que decía terminar el año cansada, Eva Nasarre publicaba un nuevo mensaje al respecto en sus redes sociales: “Voy a repetirlo. Hay precariedad en los cuidados de las personas en situación de dependencia. Salarios bajos para auxiliares que trabajan en residencias y en el servicio de ayuda a domicilio, y empresas que se enriquecen. Esa es la noticia”.