Charlie Sheen, de mujeriego adicto a las drogas y el alcohol a padre soltero y sobrio que quiere volver a actuar
El intérprete de ‘Dos hombres y medio’, serie de la que fue despedido por su crisis pública, celebra que va a cumplir seis años lejos de las adicciones y reconoce que decidió cambiar de vida después de fallar a una de sus hijas
El próximo mes de enero, el actor Charlie Sheen (Nueva York, 58 años) va a cumplir seis años sobrio. Así se lo relevó en exclusiva a la revista People el pasado 7 de diciembre. “Ahora tengo un estilo de vida muy consistente. Se basa en tareas de padre soltero y en criar a mis gemelos de 14 años, Max y Bob”, aseguraba el intérprete de Dos hombres y medio. En ella, interpretaba a un personaje...
Regístrate gratis para seguir leyendo
Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
El próximo mes de enero, el actor Charlie Sheen (Nueva York, 58 años) va a cumplir seis años sobrio. Así se lo relevó en exclusiva a la revista People el pasado 7 de diciembre. “Ahora tengo un estilo de vida muy consistente. Se basa en tareas de padre soltero y en criar a mis gemelos de 14 años, Max y Bob”, aseguraba el intérprete de Dos hombres y medio. En ella, interpretaba a un personaje que se llamaba igual que él, Charlie, un hombre alcohólico con una vida plagada de excesos, también igual que la suya. Su lucha contra la adicción a las drogas y el alcohol ha sido de dominio público desde hace décadas y, de hecho, fue despedido de la serie en 2011 ―y reemplazado por Aston Kutcher―, cuando la crisis pública del intérprete y sus ataques verbales contra el productor, Chuck Lorre, desencadenaron su salida. Desde hace años, en cambio, su propósito es redimirse. “Hubo pruebas instantáneas de que este era el lado en el que tenía que estar. Ya no podía negarlo”, relata en la entrevista.
Ahora la rutina de Sheen es tranquila y madrugadora. “Me levanto temprano, alrededor de las 4.30 o 5.00 de la mañana, me adelanto a las noticias, hago ejercicio, respondo correos electrónicos. Luego levanto a los niños y los ayudo con su rutina matutina, si es que se le puede llamar rutina”, detalla riendo a People. Antes sus amaneceres eran muy diferentes. “Me encantaba beber por la mañana. Me encantaba tomar un poco de whisky escocés en el café”, recuerda sobre su pasado. Pero fue precisamente una de esas mañanas, en 2017, cuando se dio cuenta de que tenía que cambiar su forma de vivir: “Una mañana me olvidé de que mi hija tenía una cita a la que le había prometido llevarla, y ya había tomado un par de bebidas ese día”, explica. “Así que tuve que llamar a mi amigo Tony para que nos llevara. La llevamos allí a tiempo, pero me rompió el corazón porque estaba en el asiento trasero y me di cuenta de que estaba pensando: ‘¿Por qué papá no conduce?’. Así que llegué a casa y me quedé pensando en eso el resto del día. Y a la mañana siguiente me detuve”, confiesa.
El intérprete tuvo a su primera hija, Cassandra ―que acaba de cumplir 39 años―, a la edad de 19 años, cuando salía con Paula Profit. Años después tuvo dos hijas más, Samanta y Lola ―de 19 y 18 años, respectivamente―, fruto de su matrimonio con la actriz y exmodelo Denise Richards, que llegó a su fin en 2006. Es a una de ellas a la que se refiere cuando cuenta la historia que le hizo cambiar de rumbo vital. Año y medio después de su divorcio con Richards, Sheen se casó con la inversora inmobiliaria Brooke Mueller, con quien en 2009 tuvo la pareja de gemelos. En aquel entonces, ni Sheen ni Mueller pudieron hacerse cargo de ellos por los problemas de adicción que ambos tenían y, de hecho, los niños pasaron una temporada al cuidado de su exmujer, Denise Richards, con quien, según dice Sheen, mantiene una buena relación. Ahora que son adolescentes, por fin ha empezado a dedicarles el tiempo que no les dio en su infancia: “Son realmente geniales, muy inteligentes y muy divertidos”.
El actor asegura que dejó de beber de golpe y que ya había abandonado el consumo de drogas antes de eso. Desde entonces, dice, no ha vuelto a mirar atrás. “Creo que el primer mes pensé: ‘Voy a tener que darle un mes, a ver si me siento mejor y si mis interacciones con las personas más cercanas a mí mejoran’. Y lo hicieron. Y dije: ‘Está bien, voy a ir a por otro mes’. Y luego cobró fuerza. Tenía impulso”, garantiza. También ha empezado a dar pequeños pasos de vuelta hacia la interpretación. Actualmente, por ejemplo, ha sido una de las estrellas invitadas a la nueva serie cómica de Chuck Lorre, Apostando, donde hace de él mismo. Su propósito, afirma, es volver a hacer feliz a la gente a través de la actuación. “Durante mucho tiempo, tuve la mejor reputación laboral. Fui el primero en llegar, el último en irme, en caso de duda, me preparaba de más. Luego eso desapareció. Así que estaba muy emocionado de volver a ser ese tipo”, admite en la entrevista con People.
Sheen se muestra orgulloso de las nuevas decisiones que ha tomado y de los cambios que ha hecho “para vivir una vida hoy que nunca se verá como un desastre”. Porque así se vio durante un tiempo, cuando acaparaba titulares por no pagar la manutención de sus hijos, por deber millones de impuestos, por posesión de drogas, por denuncias de maltrato doméstico o por no avisar a sus exparejas de que era portador del VIH, algo de lo que era conocedor desde 2011. “Esa era una versión alienígena de mí mismo”, defiende ahora. Y reconoce que está “infinitamente agradecido” a su familia, a sus padres, hermanos, hijos... por no abandonarlo cuando estaba en su momento más bajo. “Las únicas veces que nos distanciamos fue por mi culpa. A veces hay demasiada vergüenza como para arrastrarse hacia los que más se preocupan por ti. Pero nunca me cerraron la puerta. Siempre era: ‘Estamos aquí cuando nos necesitas”.