La casa de Marilyn Monroe seguirá en pie: la ciudad de Los Ángeles paraliza su demolición
Un día después de conocerse que la única vivienda que tuvo la estrella estaba a punto de desaparecer, el Departamento de Planificación Ciudadana de la ciudad impide su derribo al nominarla para su lista de posibles bienes históricos
Marilyn Monroe decidió llamar a su casa, la única que poseyó, “Cursum Perficio”: Aquí acaba mi viaje. Y el viaje de esa vivienda ha estado a punto de terminar. Pero el 12305 de Fifth Helena Drive, finalmente, sobrevivirá. En esa dirección se asienta la única casa que perteneció a Marilyn Monroe. La estrella del cine se casó en tres ocasiones, convivió con sus tres maridos, pasó temporadas en el célebre hotel Roosevelt, situado en Hollywood Boulevard, pero no fue hasta que cumplió 35 cuando se compró su primera y úni...
Marilyn Monroe decidió llamar a su casa, la única que poseyó, “Cursum Perficio”: Aquí acaba mi viaje. Y el viaje de esa vivienda ha estado a punto de terminar. Pero el 12305 de Fifth Helena Drive, finalmente, sobrevivirá. En esa dirección se asienta la única casa que perteneció a Marilyn Monroe. La estrella del cine se casó en tres ocasiones, convivió con sus tres maridos, pasó temporadas en el célebre hotel Roosevelt, situado en Hollywood Boulevard, pero no fue hasta que cumplió 35 cuando se compró su primera y única casa. Una pequeña vivienda, lejos de ser denominada mansión, de unos 270 metros cuadrados en las colinas de Brentwood, al oeste de Los Ángeles. Una villa que tras su muerte pasó de mano en mano hasta ahora, cuando ha estado a punto de ser destruida. Sus nuevos dueños solicitaron un permiso de demolición el pasado mes de agosto que era un mero trámite, es decir, iban a poder echarla abajo. La noticia se conoció el jueves y apenas 24 horas después se ha sabido que dicha demolición se ha parado.
Tal y como ha podido saber EL PAÍS, ahora mismo la casa no puede ser derribada. Así se lo ha hecho saber el Departamento de Planificación Ciudadana de Los Ángeles. La mañana de este viernes, el Consejo Ciudadano ha votado para iniciar los trámites que nominarán a la casa de Monroe como Monumento Histórico-Cultural (HCM, por sus siglas en inglés), lo que la incorporarían a una lista de bienes protegidos. En ese listado hay más de 1.200 edificios diseminados por 35 áreas de la ciudad, más de 50 de ellos en Brentwood, pero no estaba la casa de la actriz. Ahora sí lo estará, y eso impide tocarla. “Esto significa que ahora hay una suspensión de todas las actividades que tenían permiso en la residencia, incluida la demolición, mientras se procesa la nominación del HCM. La demolición no puede llevarse a cabo en este momento”, insisten desde el Departamento. La ordenanza sobre Patrimonio Cultural está inscrita en un código administrativo que indica que el proceso se para, pero no solo echarla abajo: “Se incluye la suspensión de la demolición y modificaciones sustanciales”.
Es decir, que la ciudad impide por ahora ya no solo que la casa se eche abajo, sino que además no se pueda tocar la propiedad, que en estos 60 años tras la muerte de la estrella ha sufrido ciertos cambios, especialmente en la cocina y los baños; también cuando se unió un edificio anexo que estaba pensado como apartamento de invitados a la residencia principal. Primero ha llegado el estudio de la nominación, pero la ciudad puede tardar hasta seis meses la ciudad en tomar la decisión de considerar (si es que lo hace, que todo indica que sí) la casa como Monumento Histórico-Cultural, y en cómo protegerla después.
Según explica la ciudad, “ahora que la nominación ha arrancado, el personal del Departamento de Planificación Ciudadana y de Recursos Históricos preparará todo. Desde que arranque, la Comisión de Herencia Cultural tiene 75 días para revisar la nominación y hacer una recomendación al Consejo de la Ciudad. Y después el Consejo de la Ciudad tiene 90 días para actuar acerca de la nominación. El propietario [de la casa] puede pedir extensiones de tiempo si lo necesita”.
En 2013 ya hubo un primer intento de considerar la villa, de estilo español o colonial, como parte del patrimonio histórico de la ciudad, como confirman desde el Departamento de Planificación Ciudadana a este diario. Sus técnicos acudieron a inspeccionar el lugar e incluso emitieron un pequeño informe público donde hablaban de su posible inclusión en la lista de HCM. Pero como la casa era propiedad privada y no pudieron acceder a ella, solo verla desde fuera, como tantos otros turistas que pasean cada día por allí, no llegaron a una conclusión definitiva. Se desconoce cómo hará ahora la ciudad para saber su estado, puesto que la casa sigue en manos privadas. El matrimonio de Dan Lukas y Anne Jarmain, propietarios de un fondo de inversión, que se hizo con la casa en 2017, la vendió en agosto pasado a unos nuevos dueños.
Monroe compró la casa en 1962 por 77.500 dólares, lo que con la inflación supondrían casi 760.000 dólares hoy (710.000 euros) y ya tenía un cierto valor histórico, puesto que fue construida en 1929. Cuenta con azulejos artesanales (en ellos se leía, precisamente, esa inscripción, “Cursum Perficio”), techos abovedados de madera con vigas a la vista, suelos de terracota y una piscina en la que, según las leyendas urbanas de Hollywood, la estrella nunca llegó a bañarse. La decoró con mimo, con mucha artesanía traída de México, aunque no llegó a completarlo y, a su muerte, quedaban cajas cerradas en los pasillos. Un año después de su fallecimiento pasó a manos de un matrimonio, Gilbert y Betty J. Nunez, que también se hicieron con muchos de los enseres personales que allí acumulaba la actriz, y que décadas después subastaron.
Hasta el momento, sus propietarios habían respetado el lugar. La casa dista mucho de ser como las actuales mansiones de los famosos, lejanas y blindadas en las colinas de Hollywood. Es un lugar relativamente sencillo, en un barrio acomodado pero lejos del glamur de Bel Air o del total aislamiento de Calabasas. De hecho, la asociación de propietarios del barrio de Brentwood lamentaba el jueves ante este diario la noticia de su demolición. “Estamos muy tristes por la demolición en ciernes de la casa, especialmente porque es una de las más famosas del mundo”, lloraba Rodney Liber, exproductor de cine y vecino de la zona desde hace 30 años. “Sin embargo, la asociación no tiene potestad ni jurisdicción para interceder, puesto que no hay reglas acerca de obtener permisos de la ciudad y la casa no está en su lista de bienes históricos. Esperábamos que los actuales dueños la hubieran comprado para preservarla, pero debido al valor del terreno puede que hayan cambiado de opinión”. Hoy, Liber declara a este periódico: “Estoy feliz de que haya una pausa mientras los propietarios y la comunidad global examinan el valor de mantener esta casa, donde una de las mujeres más famosas del mundo vivió y murió”. Una pausa a la que ha dado pie el poderoso consejo de la ciudad de Los Ángeles, que ha abierto los ojos en el último momento para salvaguardar un pedazo del inmenso y tristemente decadente patrimonio arquitectónico y cultural de su era dorada. Por el momento, aquí no acaba su viaje.