Christopher, el discreto actor revelación de ‘Una vida maravillosa’: “Llevo 10 años soñando con esto”
El cantautor danés, toda una estrella en su tierra, ha encandilado a más de una treintena de países con su debut como protagonista en el drama musical de Netflix. Antes de sus conciertos en España, hablamos con él sobre el equilibrio entre la familia y la profesión, el secreto de lo ‘hygge’ y su nuevo éxito
Parece sacado de un banco de imágenes, de un catálogo estacional de Ikea o de alguna campaña de turismo del Gobierno danés. Rubio canónico, ojos oceánicos, sonrisa amplia y lo suficientemente musculado como para que los numerosos tatuajes que adornan sus brazos tengan relieve. En su actitud ante la cámara, proactiva, juguetona y autosuficiente, se nota que este no es su primer rodeo. Aunque en España era un perfecto desconocido hasta hace un par...
Parece sacado de un banco de imágenes, de un catálogo estacional de Ikea o de alguna campaña de turismo del Gobierno danés. Rubio canónico, ojos oceánicos, sonrisa amplia y lo suficientemente musculado como para que los numerosos tatuajes que adornan sus brazos tengan relieve. En su actitud ante la cámara, proactiva, juguetona y autosuficiente, se nota que este no es su primer rodeo. Aunque en España era un perfecto desconocido hasta hace un par de meses, Christopher (Copenhague, 31 años) lleva más de una década siendo una absoluta estrella en su tierra natal y en mercados como China o Corea del Sur. “Cuando aterrizo allí me siento como Justin Bieber. Debe haber algo en lo del pelo rubio, los ojos azules y la dulzura de la música pop escandinava que conecta con los asiáticos”, cuenta el cantante, de visita en Madrid para planear su próxima conquista de un territorio que parece haber picado con gusto su anzuelo. Una vida maravillosa (A Beautiful Life), su primera película como protagonista, se convirtió este junio en lo más visto en los rankings de Netflix España y de otra treintena de países de todo el mundo.
En la línea de otros melodramas de carácter musical como Begin Again o Ha nacido una estrella, el debut de Christopher Lund Nissen —ese es su nombre completo— frente a la cámara cuenta la historia de Elliot, un joven pescador que es descubierto por una influyente productora musical y trata de equilibrar su proyección meteórica con su turbulento pasado. “Sentía una gran presión al no tener ninguna experiencia como actor, pero estoy feliz de saber que la gente ha conectado con la película y la música. Su mensaje se centra en la búsqueda de la mejor versión de uno mismo, en encontrar tu propia voz y a alguien a quien poder cantar”, explica a EL PAÍS.
La romántica banda sonora, compuesta íntegramente por él, ha enamorado a los espectadores tanto como el encanto de su autor, que la interpretará en vivo los próximos 4 y 5 de octubre en Barcelona y Madrid, respectivamente. El danés reconoce que, pese a que había puesto sus mejores esperanzas en el filme, se siente sorprendido y algo abrumado por el éxito global cosechado. “Si me hubieras preguntado hace seis meses si yo me veía dando conciertos en España te hubiera mandado a paseo, pero esta película me ha dado la posibilidad de soñar más grande”, asegura.
Su vida ha dado un vuelco en las últimas semanas. Viaja más, tiene una agenda repleta de compromisos y está a punto de embarcarse en una gira que le llevará por Europa, Asia y Estados Unidos. No ha recibido todavía llamadas de Hollywood, aunque “espera” que lleguen. Admite que le encantaría seguir explorando su faceta de actor, pero ahora su foco de atención está puesto en su dilatada carrera musical —ya prepara su séptimo álbum de estudio— y en su familia, su “gran desafío” vital en este momento. Su segunda hija nació apenas unos días antes del estreno de la película que lo ha convertido en una estrella más internacional, y todavía trata de descifrar cómo conciliar ambas facetas. “Mi hija mayor tiene dos años y la pequeña dos meses, son los años más importantes y no me quiero perder demasiado. Intento buscar el equilibrio: poder viajar a Madrid y hacer promoción, pero también volver a casa y ser un hombre de familia”. A la hora de lidiar con esta rutina frenética, a su favor juega, según precisa, su disfrute de la soledad inherente a la vida del artista: “Me siento muy en paz cuando estoy solo, lo disfruto. Además, estoy constantemente rodeado de familia, amigos, de mi banda o la gente de la gira. La verdad es que me vendría bien algo de tiempo para mí…”, apunta con una sonrisa.
Las canciones de Una vida maravillosa —adjetivo cuya pronunciación en español practica el artista antes de esta charla— bien podrían poner hilo musical a ese concepto tan inexplicable como omnipresente llamado hygge. Un término que dice esconder el secreto de la hegemónica felicidad danesa y que, según el cantante y actor, se fundamenta básicamente en disfrutar de las pequeñas alegrías rutinarias que nos brinda la vida. “Hygge es sentirte acogido, es calidez, es contar historias rodeado de tu familia y pasar un buen rato. Sí que creo que esta banda sonora captura la esencia de este concepto. Me imagino a mí mismo tocando estas canciones alrededor de la chimenea junto a mi familia”. Además de su mujer, la modelo Cecilie Haugaard, y sus hijas, ¿qué cosas hacen que su realidad sea tan hygge como maravillosa? “Tener una vida llena de música y de relaciones honestas y profundas. Disfruto de ese contraste. No me gusta estar de gira todo el tiempo, pero tampoco estar siempre en casa ejerciendo como padre. Encontrar el equilibrio entre esos dos polos es clave”.
Sentado en un sofá negro tipo chester, en una luminosa oficina de su discográfica al oeste de Madrid, Christopher enumera nombres como los de Michael Jackson, Justin Timberlake, Bruno Mars o John Mayer como algunas de sus influencias artísticas más claras. Su pasión por la música le acompaña desde que tiene memoria, aprendió a tocar la guitarra de manera autodidacta y a los 12 años empezó a escribir canciones. Cinco años después firmó su primer contrato discográfico y hoy se enorgullece de haber forjado un repertorio ecléctico, que abarca tanto el pop más fiestero como la balada más desgarradora. “Si cuando acaba mi concierto el público se marcha habiendo bailado, reído y llorado también un poco, es que he cumplido mi misión”, dice. Y avisa: “A Madrid voy a traer todo lo que tengo para montar un fiestón que quede para la historia”. Su ocasión de conquistar el resto del continente ha llegado y Christopher no parece querer desaprovechar su oportunidad. “Llevo 10 años soñando con esto”, concluye. Avisados estamos.