La ‘coronación’ escocesa de Carlos III: menos pompa y menos entusiasmo

Los monarcas británicos viajan a Edimburgo, para recibir las joyas de la corona y reforzar los vínculos con un territorio donde el independentismo ha cobrado fuerza en los últimos años

Carlos III recibe este miércoles 5 de julio la corona de Escocia en la catedral de St. Giles, en Edimburgo.Andrew Milligan (AP)

La Royal Mile (Milla Real) es la arteria central de la parte vieja de Edimburgo. Une el castillo que vigila la ciudad desde su imponente altura con el palacio de Holyrood, la residencia oficial de los monarcas británicos en la capital escocesa. Es un desfiladero estrecho con casas de piedra a los lados y acera de adoquines, donde el eco hace que cada grito de protesta suene con el doble de fuerza. ...

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La Royal Mile (Milla Real) es la arteria central de la parte vieja de Edimburgo. Une el castillo que vigila la ciudad desde su imponente altura con el palacio de Holyrood, la residencia oficial de los monarcas británicos en la capital escocesa. Es un desfiladero estrecho con casas de piedra a los lados y acera de adoquines, donde el eco hace que cada grito de protesta suene con el doble de fuerza. Carlos III y Camila de Inglaterra han podido escuchar este miércoles claramente, cuando descendían de su Rolls Royce granate —claret, el color oficial de la casa real— para entrar a la catedral de St. Giles, los gritos de las decenas de simpatizantes de la organización antimonárquica Republic: “Not my king, not my king!” (República: No es mi rey, no es mi rey). La presencia policial a lo largo del trayecto ha sido amplia, pero a diferencia de la ceremonia de coronación del pasado mes de mayo en Londres, ni se han intentado esconder las protestas tras chapas de metal ni se ha detenido a sus organizadores. Y la BBC ha sido generosa a la hora de mostrar la presencia de disidentes o de permitir que se oyeran sus consignas.

Junto a Carlos y Camila, han viajado hasta la capital escocesa los príncipes de Gales, Guillermo y Catalina.

La jerga popular llama a la ceremonia de Edimburgo la “coronación escocesa”, aunque no lo sea realmente. Coronación solo hay una, y la de Carlos III tuvo lugar el 6 de mayo en la abadía de Westminster. El monarca participa estos días en la llamada “Semana de Holyrood”, dedicada a la celebración de la cultura escocesa, de sus tradiciones, su historia y su orgullo de nación. En ese sentido, tiene algo de broche definitivo en la consagración del nuevo rey. Antes de que Carlos y Camila llegaran a la catedral, lo habían hecho, a bordo de otro Rolls Royce, los llamados Honores de Escocia, las joyas de la corona más antiguas de Gran Bretaña. La corona, el cetro y la espada de estado o espada isabelina. La regalía escocesa con la que fueron coronados María I o Jacobo VI. Las joyas ocultas durante siglos en el castillo para preservarlas de la ira republicana de Oliver Cromwell, redescubiertas en 1818 por un grupo de investigadores que incluía al escritor Walter Scott, símbolo escocés por excelencia.

En un guiño al hecho histórico de que Inglaterra y Escocia tuvieron diferentes monarcas hasta que las coronas se unieron en 1603, este miércoles 5 de julio han tenido lugar en Edimburgo las celebraciones escocesas separadas para anunciar la coronación Carlos III, que ascendió al trono tras la muerte de Isabel II el 8 de septiembre de 2022. En la imagen, el rey y la reina Camila abandonan el palacio de Holyroodhouse camino al servicio religioso de acción de gracias que ha tenido lugar en la capital escocesa.ROBERT PERRY (AFP)
Guillermo de Inglaterra y su esposa, Kate Middleton, príncipes de Gales desde que Carlos III subiera el trono, a su salida del palacio de Holyroodhouse. A diferencia de la coronación que tuvo lugar en la abadía de Westminster de Londres, el pasado mayo, en esta ocasión no les han acompañado ninguno de sus tres hijos.Robert Perry (AP)
Centenares de personas se han congregado en la Royal Mile, en el centro de Edimburgo, en la que ha tenido lugar la llamada 'Royal Procession'. En la imagen, el paso de los coches que llevaba a los reyes y los príncipes de Gales a la catedral de St Giles.POOL (via REUTERS)
De izquierda a derecha, Kate Middleton, Guillermo de Inglaterra, Carlos III y la reina Camila siguiendo el servicio religioso. A su llegada al templo, ha sonado el 'God Save the King' y el himno escocés.AARON CHOWN (AFP)
Los reyes Carlos y Camila han lucido los uniformes de la Orden del Cardo, el mayor honor real de Escocia. El pasado mes de junio, tal y como confirmó el palacio de Buckingham, el monarca otorgó la distinción a su esposa. Él es el único con la potestad de dar el reconocimiento como Gran Maestre de la Orden del Cardo. Actualmente, esta distinción solo reconoce a aquellos que han ocupado cargos públicos o que han contribuido a la nación. POOL (via REUTERS)
La túnica, la estrella y el cuello que ha llevado la reina Camila pertenecieron a Isabel II. Debajo de la túnica que ha vestido por primera vez, llevaba un vestido de Bruce Oldfield, su diseñador de confianza y que ya la vistió para la coronación del pasado mayo. POOL (via REUTERS)
Para la ocasión, Kate Middleton ha apostado por un diseño en color azul Klein de Catherine Walker, una de las diseñadoras de cabecera de Lady Di, y tocado de Philip Treacy. La princesa de Gales también quiso tener un recuerdo para Isabel II y Lady Di a través de sus joyas: el collar de perlas japonesas de cuatro vueltas perteneció a la difunta monarca y el brazalete y los pendientes a la madre de su esposo.Jane Barlow (AP)
Miembros de la guardia real de caballería Household Cavalry durante la procesión por las calles de Edimburgo. ROBERT PERRY (AFP)
Simpatizantes de la organización antimonárquica 'Republic: “Not my king, not my king!' (República: No es mi rey, no es mi rey) se han congregado en el centro de Edimburgo para protestar con carteles de 'No mi rey' o 'Abolición de la monarquía'. POOL (via REUTERS)
Los príncipes de Gales han sido los únicos de la familia real británica que han asistido al evento celebrado este miércoles en Edimburgo. Como futuro heredero al trono, el hijo mayor del monarca y Diana de Gales, ha acompañado a su padre en su segunda coronación. JOHN LINTON (AFP)
La espada de Isabel, diseñada por el antiguo Procurador de Armas de Ormond, se utiliza durante los llamados Honores de Escocia, cuando se le ofrecen al rey las joyas de la corona más antiguas de Gran Bretaña.Chris Jackson (AP)
Joseph John Morrow, Lord Lyon King of Arms —la máxima autoridad heráldica escocesa—, sostiene la Corona de Escocia, hecha para el rey Jacobo V de Escocia en 1540 y que solía llevar María de Estuardo en 1543.CHRIS Jackson GETTY IMAGES (AP)
Los príncipes de Gales, conocidos como duques de Rothesay en Escocia, han formado parte del acto. Andrew Milligan (AP)
Representantes del islamismo, el hinduismo, el judaísmo y el budismo han participado también en el servicio religioso en la catedral de la capital escocesa.Paul Ellis (AP)
Los reyes y los herederos al trono británico observan el paso de los aviones desde el palacio de Holyroodhouse, tras la celebración el servicio religioso de acción de gracias. Yui Mok (AP)
Vista del desfile celebrado en la Royal Mile en el que ha sonado la música de las gaitas y los tambores. Los reyes llevan desde este lunes en la capital escocesa festejando la coronación, cuyo acto central ha tenido lugar este 5 de julio. Chris Jackson (AP)
Un oficial vigila la Piedra del Destino, también conocida como Piedra de Scone o Piedra de la Coronación. Símbolo de la soberanía escocesa, es un bloque de piedra históricamente conservado en la abadía de Scone y que se utilizaba en las ceremonias de coronación de los reyes escoceses durante la Edad Media. POOL (via REUTERS)
De izquierda a derecha, el primer ministro escocés Humza Yousaf y su mujer Nadia El-Nakla y la presidenta del Parlamento Escocés, Alison Johnstone, durante el servicio religioso en la catedral.Jane Barlow (AP)
Algunos de los asistentes llegan a la catedral de St Giles para asistir al Servicio Nacional de Acción de Gracias. PHIL NOBLE (AFP)
Algunos de los invitados han aprovechado el momento histórico para tomarse fotos a su llegada al servicio religioso de Acción de Gracias. PHIL NOBLE (AP)

“Todo esto es parte intrínseca de aquello que hace que una nación sea una nación. Es algo intrínseco a su identidad, su historia y su cultura. Y Carlos está muy orgulloso de las culturas y tradiciones británicas y escocesas”, defendía con entusiasmo en la BBC la profesora de Historia de la Universidad de St. Andrews.

Como en la ceremonia de Londres, un rey de naturaleza tradicionalista es consciente de la necesidad de modernizar y popularizar, en dosis homeopáticas, los ritos monárquicos, por muy milenarios que sean. La llamada Procesión del Pueblo, compuesta por profesores de escuela, bomberos, miembros de la guardia costera, médicos, enfermeros, empleados de correos y hasta un inmigrante al que se ha concedido el derecho de asilo en territorio escocés, han desfilado por la Milla Real antes de que saliera del castillo el cortejo real. Detrás de ellos, 700 miembros de las fuerzas armadas y decenas de caballos grey, de las caballerizas reales de Edimburgo. A ambos lados de la calle, miles de ciudadanos asistían al desfile. Por entusiasmo, curiosidad o devoción monárquica. Cada uno con sus propias razones, pero parte de una minoría en una ciudad que, como ocurrió también en Londres, disfrutaba del día festivo pero no desbordaba entusiasmo por la llegada de los monarcas.

Protestas de la organización antimonárquica Republic: “Not my king, not my king!”, este miércoles 5 de julio cerca de la catedral de la capital escocesa.PHIL NOBLE (AFP)

Rito antiguo, invitados nuevos

Los tres símbolos del poder —la corona, el cetro y la espada— han sido presentados por separado a Carlos III, al que se juraba lealtad y se reclamaba que obedeciera y defendiera las leyes escocesas. “Con la ayuda de Dios, lo prometo”, repetía el monarca en cada ocasión.

Poco antes, el ministro principal de Escocia, Humza Yousaf, musulmán de ascendencia paquistaní y líder del independentista SNP, leía un salmo del Viejo Testamento. “Los cielos cuentan la gloria de Dios, Y el firmamento anuncia la obra de sus manos”. Yousaf acaba de retomar los planes de su antecesora, Nicola Sturgeon, para impulsar la consulta de secesión de Escocia del resto del Reino Unido. Pero el partido, sometido a una investigación por sus presuntos manejos financieros irregulares, vive días de incertidumbre y debilidad. La causa de la independencia escocesa pasa por un necesario tiempo muerto. Y, curiosamente, en los planes de separación del SNP siempre se ha incluido la idea de que Escocia siga formando parte de la monarquía británica, y de que Isabel II (entonces) o Carlos III (ahora) continuaran siendo sus jefes de Estado.

Lord Lyon King of Arms Joseph Morrow junto a la llamada Piedra del Destino, el símbolo de la soberanía escocesa.Jane Barlow (AP)

Representantes del islamismo, el hinduismo, el judaísmo y el budismo han participado también en el servicio religioso de acción de gracias celebrado en la catedral. Los presentes en la ceremonia en St. Giles han cantado juntos el God Save the King una vez que se ha presentado ante los monarcas la llamada Piedra del Destino, la roca de 150 kilos donde los reyes escoceses eran coronados. El símbolo de la soberanía escocesa. La misma piedra que permaneció en la abadía de Westminster, y que un grupo de estudiantes escoceses partió en dos al intentar robarla en 1950. La misma que Tony Blair devolvió al castillo de Edimburgo cuando se concedió a Escocia la autonomía política en 1996. La misma que regresó a Londres el pasado 6 de mayo y fue colocada de nuevo bajo el trono de Eduardo el Confesor para la coronación de Carlos III.

Veintiún salvas de cañón disparadas desde el patio de armas del castillo, y el sonido de las gaitas, han despedido a Carlos de Inglaterra y a Camila en su viaje hasta el palacio de Holyrood. Atrás quedaban los gritos de protesta en las calles, confundidos entre la música, el bullicio callejero y una cierta indiferencia civilizada.

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