Michael J. Fox relata el infierno de su último año: caídas, roturas, operaciones y la muerte de su madre

El actor que interpretó a Marty McFly en la trilogía de ‘Regreso al futuro’ convive con el párkinson desde 1991 y ya ha recaudado 1.000 millones de euros con su fundación para la investigación de la enfermedad

Michael J. Fox, durante la charla sobre 'Regreso al futuro' en la Comic Con, el día 8 en Nueva York. MIKE COPPOLA (GETTY IMAGES) Foto: MIKE COPPOLA (GETTY IMAGES) | Vídeo: EPV

En 1991, la vida de Michael J. Fox (Alberta, Canadá, 61 años) cambió para siempre. Meses después de estrenarse la tercera entrega de Regreso al futuro, un neurólogo al que había visitado por unos dolores le diagnosticó párkinson. Tenía 30 años y estaba en la cima de su carrera. Desde entonces, el actor ha estado viviendo una vida más o menos normal, con periodos más difíciles que otros y dedicándose solo parcialmente a la int...

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En 1991, la vida de Michael J. Fox (Alberta, Canadá, 61 años) cambió para siempre. Meses después de estrenarse la tercera entrega de Regreso al futuro, un neurólogo al que había visitado por unos dolores le diagnosticó párkinson. Tenía 30 años y estaba en la cima de su carrera. Desde entonces, el actor ha estado viviendo una vida más o menos normal, con periodos más difíciles que otros y dedicándose solo parcialmente a la interpretación. Ahora, en una entrevista para el medio estadounidense People, relata su año más complicado.

En su libro de memorias, No hay mejor momento que el futuro (Libros Cúpula), publicado en español a principios de 2022, Fox ya había contado que en 2018 comenzó su etapa más complicada: se tuvo que enfrentar a una cirugía de médula espinal para extirparle un tumor; y tras esa cirugía se fracturó el brazo izquierdo. Pero, tal y como ha dado a conocer en la entrevista, este último año ha sido el más difícil de su vida. La enfermedad empeoró y, con ello, llegaron nuevos obstáculos para el actor: “Me rompí la mejilla, la mano, luego el hombro. Me pusieron un hombro de reemplazo y me rompí el brazo derecho, luego el codo. Tengo 61 años y cada vez lo siento más”.

Además, en septiembre sufrió la pérdida de su madre, de 92 años. Todo eso lo ha llevado a vivir una etapa complicada, como él mismo no duda en revelar. “Ha sido un enorme esfuerzo, pero soy feliz. Lo digo porque espero que, a ciertos niveles, haya gente capaz de encontrar la felicidad pese a todo aquello por lo que estén pasando”.

A pesar de que el párkinson afecta a su movimiento, los que lo rodean niegan, según la revista, que la enfermedad esté progresando cada vez más rápido. A raíz de una infección que sufrió después de la operación de su mano rota, tuvo la extremidad inutilizable, lo que le provocó problemas de equilibrio y caídas más frecuentes. Todo esto hizo mella en su estado emocional: “La verdad es que nunca he sido un tipo malhumorado, pero me ponía de mal humor. Trataba de cortarlo de raíz y les decía a mis cuidadores: ‘Diga lo que diga, imaginaos que os he dicho ‘por favor’ al principio y ‘gracias’ al final”. Además, relata el gran apoyo que ha recibido por parte de su esposa, Tracy Pollan, y de sus cuatro hijos, de entre 33 y 21 años. “Mis hijos pequeños nunca me han conocido sin párkinson”, ha explicado. “Nunca han conocido otra cosa”.

Poco a poco Fox va recuperándose, algo que le ha proporcionado un impulso emocional: “Justo ahora se me está curando una de las últimas heridas y tengo el brazo bien. Ahora mi objetivo es no caerme. Uso todo tipo de herramientas: ya sea un andador, una silla de ruedas, un bastón o un tipo que me ponga un cinturón alrededor de la cintura para agarrarme”. Hace unas semanas reapareció en un escenario de Nueva York para una minirreunión con su coprotagonista de Regreso al futuro, Christopher Lloyd. “Creo que es genial caminar solo. Es fantástico”, explica a People.

En la reunión, Fox agradeció a Lloyd su apoyo durante todos estos años. “Personas como Chris [Lloyd] han estado ahí siempre para mí”, y añadía: ”No se trata de lo que tengo, se trata de todo lo que me habéis dado: la voz para hacer esto y ayudar a la gente”.

En el año 2000, nueve después de su diagnóstico, el actor creó la Fundación Michael J. Fox para investigar el párkinson y encontrar una cura para la enfermedad. Y por supuesto, con el objetivo de ayudar a personas que la padecen como él. Desde entonces, ha recaudado 1.000 millones de euros.

Tras casi tres décadas actuando en películas y también series de televisión, a la par que conviviendo con la enfermedad, a principios de 2020 anunció su retirada del mundo de la interpretación por complicaciones derivadas de su dolencia. “Siendo justo conmigo mismo, con productores, directores, editores y con los pobres atribulados supervisores de guion, por no hablar de los actores que merecen un poco de paz, me dispongo a entrar en un segundo retiro”, aseguró, en referencia al primero que vivió tras ser diagnosticado.

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