Guillermo, Kate, Enrique y Meghan, juntos por primera vez después de dos años y medio
El príncipe de Gales y su esposa han invitado a los duques de Sussex a saludar a quienes han rendido homenaje a Isabel II en el castillo de Windsor, en una imagen que supone un gesto de reconciliación pública
Dos años, seis meses y un día. Ese es el tiempo que ha pasado desde que Guillermo y Kate, flamantes príncipes de Gales, no se dejaban ver en un acto público junto a Enrique, el hermano del heredero, y Meghan Markle, su esposa. Una larga brecha de más de 30 meses que solo ha logrado romper ...
Dos años, seis meses y un día. Ese es el tiempo que ha pasado desde que Guillermo y Kate, flamantes príncipes de Gales, no se dejaban ver en un acto público junto a Enrique, el hermano del heredero, y Meghan Markle, su esposa. Una larga brecha de más de 30 meses que solo ha logrado romper la muerte de Isabel II, la abuela de los dos hermanos, siempre cercanos, íntimos desde la muerte de su madre y completamente separados el uno del otro desde la marcha de Enrique y su familia a EE UU en marzo de 2020.
Los príncipes de Gales y los duques de Sussex han dado la sorpresa y han protagonizado la imagen más inesperada de la jornada, en un gesto que da alas a una posible reconciliación. Guillermo, el heredero al trono británico, acudía en la mañana de este sábado al acto de proclamación de su padre, Carlos III, como rey. Por la tarde, fuera de toda agenda y programación, llegaba a Windsor: pasadas las cinco de la tarde (una hora más en la España peninsular) un gran coche negro paraba a las puertas del castillo. De él bajaba Guillermo, que lo conducía, y su esposa, Kate, en el asiento del copiloto. La sorpresa llegaba cuando de la parte trasera del vehículo descendían Enrique y Markle.
Los cuatro, que hace años llegaron a ser llamados en el Reino Unido los Fab Four (los cuatro fantásticos), han caminado juntos hasta las verjas del castillo para pasear entre los cientos de ramos de flores, notas y recuerdos que los ciudadanos habían dejado a las puertas de la residencia de la reina. De hecho, muy cerca de sus propias residencias, ya que cuando están el Reino Unido, Enrique y Meghan se alojan en la casa de 10 habitaciones que reformaron, Frogmore Cottage, mientras que Guillermo y Catalina acaban de mudarse a Adelaide Cottage, a apenas 120 metros de distancia.
Vestidos de riguroso luto, los hermanos (a los que se ha visto charlar de forma discreta, sin sonrisas o gestos) y las cuñadas han saludado a la multitud, han paseado por la zona y han leído algunos de los mensajes escritos. Tal y como ha explicado un portavoz de Guillermo tras la visita, y según recoge The Guardian, ha sido el nuevo príncipe de Gales quien ha invitado a su hermano y a su cuñada a unirse a él y a Kate para agradecer los gestos de cariño ciudadanos.
El reencuentro en un acto público ha sido toda una sorpresa, tanto para los allí presentes como para la prensa británica. La última vez que coincidieron en el mismo espacio y de forma pública fue en junio, en la misa por el Jubileo de Platino de Isabel II, pero entraron y salieron de la catedral de San Pablo en momentos distintos, y una vez dentro se sentaron en alas opuestas. No se les pudo fotografiar juntos. La última instantánea de los cuatro, donde ya hubo gestos tensos y donde Enrique y Meghan caminaron y se sentaron detrás de los entonces duques de Cambridge, fue en un servicio religioso por el día de la Commonwealth el 9 de marzo de 2020, que también fue su último acto público en el Reino Unido. Para poder ver a los cuatro juntos, al mismo nivel y charlando de forma amigable hay que remontarse un año más atrás, al 11 de marzo de 2019, también en el servicio por la Commonwealth en la abadía de Westminster.
Los hermanos ya habían coincidido tras la muerte de Isabel II. Aunque Enrique vive en California, esta semana estaba en Europa para asistir a varios actos en Londres, Mánchester, donde Meghan dio un discurso el lunes, y Düsseldorf (Alemania), por lo que pudo trasladarse rápidamente hasta Balmoral para estar con su padre y su hermano. Llegó el jueves a última hora de la tarde, cuando ya se había anunciado el fallecimiento de la monarca, y se marchó el viernes muy temprano.
El gesto de Guillermo hacia Enrique, invitándole a este paseo, dejándose ver juntos en un primer acto informal, parece un pequeño acercamiento para poder cerrar la herida abierta entre los hermanos. El abandono de la familia real por parte del pequeño de los hijos de Carlos III y la difunta princesa Diana impactó profundamente en el primogénito, que no entendió esa decisión. También pesan en su distanciamiento las múltiples entrevistas concedidas por los duques de Sussex, donde han desvelado intimidades de la familia, pero sobre todo la que concedieron a Oprah Winfrey al poco de asentarse en EE UU, en la que acusaron a la familia real de racista y en la que Markle afirmó que había llegado a pensar en suicidarse.
Hasta ahora, la frialdad y la distancia se habían impuesto entre los hermanos. Ni el nacimiento de Lilibet, la segunda hija de Enrique y Meghan (ya en California), en junio de 2021; ni la inauguración de una estatua de Diana por su 60º aniversario un mes después, al que acudieron los dos hermanos y posaron juntos escasos minutos; ni los actos por el Jubileo de Platino de Isabel II, donde apenas coincidieron y donde, según los tabloides, tampoco se vieron en privado. Nada había logrado acercar mínimamente las posturas de los hermanos. Ahora, con la muerte de Isabel II, Guillermo tomará un papel más institucional, un mayor peso, y tendrá que dejar claro con su hermano qué papel tendrá este.
Además, también está la posición de Enrique como hijo de Carlos III. Ya convertido en rey, este tiene el poder de decidir si les concede a Archie y a Lilibet, los hijos de Enrique, el título de príncipes, algo que su hijo siempre ha exigido. Para empezar, el viernes, en su primer discurso como monarca, expresó su “cariño a Enrique y Meghan, que continúan su vida al otro lado del mar”. La distancia entre Inglaterra y California sigue siendo grande, pero quizá la de Enrique y Guillermo vaya, poco a poco, achicándose.