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Tres generaciones para lograr un vino excelente

Armonizar con tiento tradición e innovación no está al alcance de todas las empresas veteranas. Avelino Vegas ha ganado el premio a la mejor bodega del año de la ‘Guía de Vinos Gourmets 2021′. Estos son los secretos de un siglo de éxitos

Los tradicionales depósitos de acero inoxidable han dado paso a otros con forma ovoide (los populares "huevos") de hormigón para el almacenamiento del vino en su primera fase de elaboración.

La Guía de Vinos Gourmets es una de las más veteranas y prestigiosas de España. Después de 36 ediciones, mantiene como seña de identidad que sean los votos de sus lectores y usuarios quienes decidan los premios anuales que otorga a enólogos, viticultores, bodegas y vinotecas, garantizando así su imparcialidad y objetividad. En su última edición, los votos han premiado a Avelino Vegas en reconocimiento a su último proyecto en Peñafiel (Valladolid), donde esta bodega familiar ha plasmado toda su experiencia vitivinícola de 70 años.

La bodega de Avelino Vegas en Peñafiel es un edificio vanguardista que mira al icónico castillo de la localidad. En el corazón de la ribera del Duero, está dotada de alta tecnología y solo trabaja con una selección de viñas viejas (de entre 50 y 80 años) tratadas meticulosamente para que nada reste protagonismo a sus uvas. Un proyecto de dimensiones reducidas, según el patrón de grandes bodegas francesas que solo elaboran dos vinos: el premium y un segundo vino, también de alta gama.

La bodega exporta el 30% de su producción a más de 35 países, está asentada en Europa y se introduce en Estados Unidos y Asia.

Este galardón y las altas puntuaciones con que los Masters of Wine Andreas Larsson y Tim Atkin han calificado en sus catas los primeros vinos salidos de Peñafiel (100 Aniversario y Áureo), indican que van por el mejor camino.

Los vinos del éxito

Tanto Avelino Vegas 100 Aniversario como Áureo son vinos concentrados, con buen color y mucha fruta, elaborados con uva tempranillo (conocida como tinta fina en la Ribera) de parcelas de viñas viejas y de bajo rendimiento. Al coincidir en 2017 el proyecto de Peñafiel con el centenario del nacimiento de Avelino Vegas, fundador de la empresa familiar, se dedicó a su memoria el primer vino concebido en la bodega. Procedente de cepas con más de 80 años de edad, Avelino Vegas 100 Aniversario es un vino elegante de intenso color cereza, aromas de fruta negra y notas especiadas y de frutos secos. Potente, muy intenso, con postgusto persistente, en él se encuentran todas las virtudes de los grandes vinos de la Ribera del Duero para degustar enseguida o conservar entre los más, gracias a su gran potencial.

Áureo es el segundo vino de Peñafiel, “un tinto cuyo nombre representa el número de la proporción perfecta” y procede de viñedos de tempranillo con una media de 50 años. Su crianza se alterna entre depósitos ovoides de hormigón y roble francés de tonelerías muy concretas durante 14 meses para conseguir un vino que acepta el maridaje con gran variedad de menús.

Aureo y Avelino Vegas 100 Aniversario, las dos joyas de la empresa.

Una bodega fuerte en dos DO

La localidad segoviana de Santiuste de San Juan Bautista, donde la uva verdejo muestra su mayor carácter, fue el lugar donde el pionero Avelino Vegas comenzó a elaborar sus vinos en 1950. La Denominación de Origen (DO) vitivinícola Rueda, creada en 1980, tiene su mayor extensión en Valladolid e incluye zonas de Ávila y Segovia. Aquella primera bodega de la empresa familiar hoy está entre las más importantes de Rueda con la tecnología más avanzada para elaborar blancos de alta gama.

El salto al vino tinto fue una evolución natural, y en 1993 compraron una antigua cooperativa en el municipio burgalés de Fuentespina para poderse aprovisionar de viñedo viejo y hacer vinos de calidad desde el primer momento. Así nació Bodegas Fuentespina, que es Ribera del Duero en estado puro, una DO en la que el componente calizo y arenoso del suelo, unido a la peculiar climatología, produce una uva tempranillo extraordinaria. Allí, el grupo Avelino Vegas controla en torno a 600 hectáreas de tempranillo, atendiendo minuciosamente a la edad del viñedo porque algunas de esas parcelas fueron plantadas entre 1917 y 1945 y de ellas procede la materia prima de sus tintos superiores.

La nave de barricas de la bodega.

La premiada bodega de Peñafiel es el tercer capítulo de una trayectoria en busca de la excelencia que ha hecho de Avelino Vegas una empresa exportadora desde el año 1994, cuando abrió su primer mercado en Suiza. En la actualidad exporta el 30% de su producción a más de 35 países, está firmemente asentada en Europa y se introduce en Estados Unidos y Asia.

El futuro de una bodega con raíces

Transcurridos 70 años de su creación, Avelino Vegas se encuentra entre las más grandes bodegas españolas. Su fundador elaboraba vinos básicos de alta graduación, sin tecnología, con sus garrafas y damajuanas (unas vasijas de vidrio o loza con la boca estrecha) cuando se despreciaba la uva verdejo segoviana. “Tiene demasiada acidez”, argumentaban entonces los que decían saber.

Ahora, su nieta Cristina Vegas dirige la elaboración de los vinos que la empresa familiar produce en Peñafiel. Estudió Biotecnología en Madrid y obtuvo el Diploma Nacional de Enología por la Universidad de Burdeos (Francia), donde reside, y ha trabajado en vendimias tan importantes como las de Château Lafite, Château Haut-Brion y Château Smith Haut Lafitte.

Cristina, la nieta de Avelino Vegas, dirige la elaboración de los vinos que la empresa familiar produce en Peñafiel (Valladolid)

En Avelino Vegas no se ha interrumpido la línea familiar en ningún momento. Si todo comenzó en 1950 con la primera bodega segoviana del fundador, el salto a Ribera del Duero y la creación de Fuentespina correspondió a su hijo Fernando Vegas, director general y propietario del grupo junto a sus hermanos Avelino y Maribel. Por último, la bodega de Peñafiel, pequeña en tamaño pero grande en calidad, prestigio y reconocimiento, está en condiciones para ser el icono de la empresa familiar bajo la dirección enológica de Cristina, hija de Fernando.

La joven enóloga lleva el vino en los genes: creció haciendo vendimias y elaboraciones desde los 13 años en la bodega de su abuelo con José Manuel Corrales, el enólogo que sigue elaborando los blancos de Rueda de la casa.

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