Ella Baila Sola vuelve después de 20 años: “Nos hemos echado de menos”
Sin entrar a explicar los motivos de su ruptura, el dúo formado por Marta y Marilia regresa con una gira de conciertos por el 25º aniversario de su primer disco
Ella Baila Sola ha vuelto a sentir ese gusano en la tripa que dejó de bailar en su canción Lo echamos a suertes, de 1996. Marta Botía (Madrid, 46 años) y Marilia Andrés (Cuenca, 46 años), las dos integrantes del dueto original creador del que fue uno de los temas más populares hace 25 años, se han reencontrado y preparan su regreso a los escenarios en una gira de verano que comienza el próximo 18 de junio en el ...
Ella Baila Sola ha vuelto a sentir ese gusano en la tripa que dejó de bailar en su canción Lo echamos a suertes, de 1996. Marta Botía (Madrid, 46 años) y Marilia Andrés (Cuenca, 46 años), las dos integrantes del dueto original creador del que fue uno de los temas más populares hace 25 años, se han reencontrado y preparan su regreso a los escenarios en una gira de verano que comienza el próximo 18 de junio en el Festival Starlite de Marbella. “Nos pareció un motivo precioso para celebrar toda la magia que hemos tenido la suerte de vivir. Poder compartir esto con la gente es maravilloso”, aseguran las cantantes a EL PAÍS, mientras se declaran felices y con muchas ganas de celebrar junto al público sus bodas de plata.
No es la única fecha redonda que se cumple estos días. Tras cinco años de éxitos en los que el grupo sacó tres discos (Ella Baila Sola, E.B.S. y Marta y Marilia), el dúo decidió poner fin a su aventura musical publicando en 2001 su último trabajo, un recopilatorio que llevaba por nombre Grandes éxitos: 96-98-00. De su ruptura hace ahora veinte años se habló mucho. Trascendió que tenían desencuentros tanto en lo personal como en lo artístico, que apenas coincidieron en el estudio para cantar juntas en su último disco y que la sesión de fotos de ese álbum la hicieron por separado. Incluso se llegó a decir que no se soportaban. Sobre esto ellas prefieren guardar silencio y, pese a que en alguna ocasión han reconocido que su relación en este tiempo ha sido nula, ahora aseguran que se han echado de menos. Si es cierto o un pacto de mercadotecnia queda entre ellas porque es un tema que no quieren abordar.
Dos décadas separadas hace complicado percibir complicidad entre ellas, pero durante la entrevista se empieza a atisbar una pequeña conexión cuando rememoran momentos del pasado. En el encuentro varias veces se miran y sonríen cuando en la conversación pronuncian la palabra “reconectar”. Terminan por explicar que se trata de “una broma interna” que en su etapa como dúo tuvo un significado especial, que ahora recuerdan con nostalgia.
Marta y Marilia se conocieron en el instituto. Sus primeros pasos musicales los dieron con el grupo adolescente The Just, donde descubrieron que sus voces encajaban. Tras algunas maquetas y pequeños conciertos en parques y salas de Madrid, en 1996 grabaron su primer álbum, con el que vendieron más de un millón y medio de copias. Canciones como Amores de barra, Cuando los sapos bailen flamenco y Cómo repartimos los amigos otorgaron al dúo femenino español más aclamado de la época un premio Ondas, una nominación al Grammy Latino y alzarse hasta ocho veces al número uno en las listas musicales de España y Latinoamérica. “Es bonito que las canciones sigan vivas y acompañando a la gente en su día a día”, reconocen.
Sin quererlo, fueron pioneras en letras de temáticas sociales —Que se te escapa el negro— y de empoderamiento femenino —Mujer florero— que conquistaron al público y marcaron a varias generaciones mucho antes del surgimiento de movimientos como el Me Too. “Lo hacíamos sin darnos cuenta, era nuestra manera obvia de ver la vida, no queríamos abanderar nada”, reconoce Marta, a lo que añade Marilia: “En ese momento no era tan habitual que dos chicas hablaran de algunas cosas, pero forma parte del camino que ya iniciaron muchas mujeres mucho tiempo atrás”.
Tras la disolución del dúo, cada una continuó su camino en la música. Marta fue la primera en lanzarse en solitario y en 2002 publicó el disco Cumplir lo prometido, al que siguió en 2015 Martamente. Entre medias decidió retomar el proyecto de Ella Baila Sola y probar suerte junto a otras compañeras, primero con Rocío Pavón, después con María del Mar García y por último con Virginia Mos, con quien trabajó hasta unos meses antes de la pandemia provocada por el coronavirus. Ninguna de esas tres etapas obtuvo el reconocimiento de sus inicios. Marilia se lo tomó con más calma. Tras 12 años apartada de la escena musical, en 2013 publicó Subir la montaña, al que le siguió en 2017 Infinito y para este año ultima su tercer álbum. “No medí el tiempo. Había una necesidad de enriquecer y elegir un camino consciente y no seguir algo por inercia, sino cuando de verdad lo sentí”, explica sobre su tardía reconciliación con la música.
Haber compartido un pasado juntas no ha supuesto para ellas una losa “ni en la industria ni en la vida”, reconoce Marta, que vive ahora en Estados Unidos junto a su pareja y sus dos hijos y admite que siempre ha sido un orgullo ser “la rubia de Ella Baila Sola”. “Creo que todo lo que ha pasado nos ha llevado al punto donde estamos ahora, que es maravilloso”, añade. Coinciden en que ninguna cambiaría nada de esos años anteriores. “Hemos podido elegir y eso tiene mucho valor. Las dos lo hemos hecho y nos hemos echado de menos. Así que ahora todo ese camino que nos ha enriquecido también nos hace disfrutar muchísimo este encuentro. Es necesario vivir cosas fuera de lo que éramos”, apunta Marilia, la morena del dúo.
Las dos consideran que la música ha sido la guía que siempre ha mandado en sus vidas y, 25 años después, lo sigue haciendo. “Después de todo lo que hemos vivido, juntarnos, reconectar y celebrar esto que es tan importante para nosotras que nos ha permitido hacer otras cosas pero siempre ha estado presente”, reconoce Marilia sobre el germen de Ella Baila Sola. “He echado de menos compartir la carretera, un escenario… es la única persona que realmente sabe por lo que estás pasando y poder compartir eso es muy bonito”, revela Marta mirando a su compañera sobre sus primeros años.
Dos décadas después, y superados los problemas, Marta y Marilia han decidido coger de nuevo sus guitarras, lanzarse juntas a la carretera y entonar al unísono sobre un mismo escenario aquellos himnos que marcaron un hito a finales de los años noventa. Un regreso que los admiradores del grupo auguran triunfal, pero aún no han revelado si será efímero, pues las artistas prefieren no desvelar sus planes a largo plazo. “Queremos estar en el presente, cuando tengamos más cosas que compartir las contaremos”, dicen dejando abierta la puerta a un posible nuevo álbum juntas.