Guerra en la familia Medinaceli: la duquesa, expulsada de la fundación de la casa nobiliaria
La muerte de Victoria Fernández de Córdoba en 2013 provoca un cisma interno por su herencia que enfrenta al duque de Segorbe con sus sobrinos
El nuevo año ha traído el último capítulo del cisma en el ducado de Medinaceli: la expulsión de la duquesa, Victoria Hohenlohe —23 años y 43 títulos nobiliarios— y otros cuatro patronos de la Fundación Casa Ducal de Medinaceli, que preserva el patrimonio de una de las casas nobiliarias con más tradición y boato del país, descendientes del rey Alfonso X El Sabio.
La institución destituyó a finales de año a Hohenlohe y cuatro nieto...
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El nuevo año ha traído el último capítulo del cisma en el ducado de Medinaceli: la expulsión de la duquesa, Victoria Hohenlohe —23 años y 43 títulos nobiliarios— y otros cuatro patronos de la Fundación Casa Ducal de Medinaceli, que preserva el patrimonio de una de las casas nobiliarias con más tradición y boato del país, descendientes del rey Alfonso X El Sabio.
La institución destituyó a finales de año a Hohenlohe y cuatro nietos de la XVIII duquesa de Medinaceli, Victoria Eugenia Fernández de Córdoba, fallecida en 2013, por haber demandado en los juzgados a la propia fundación para recibir su parte de la legítima y considerar el pleito incompatible con los intereses de la propia fundación. Durante un lustro, las tensiones entre los cinco herederos e Ignacio Medina, duque de Segorbe y presidente de la fundación, se contuvieron por una negociación entre bastidores, pero hace año y medio todo estalló por los aires y los descendientes acudieron al juzgado. Ahora, el duque de Segorbe ha dado un golpe de mano. “Si pones un pleito a la fundación para que esos bienes sean tuyos es incompatible con ser patrono. Es legítimo que lo pretendan, pero ellos mismos se han situado fuera de la fundación”, alega Juan Manuel Albendea, director de la fundación.
La institución, creada en 1978 para gestionar joyas como la sevillana Casa de Pilatos, el Hospital Tavera en Toledo o el Palacio de Oca en Pontevedra, ha cargado en un comunicado contra sus demandantes: “Los cinco patronos impugnaron las donaciones realizadas hace más de 40 años por su fundadora, atentando contra su voluntad (…) Desde su fallecimiento, los patronos solo han defendido sus intereses económicos particulares, pese a ser contrarios a la finalidad que inspiró sus intereses económicos particulares”, defiende la fundación en un comunicado.
La expulsión de los cinco patronos —Hohenlohe, Victoria Medina, duquesa de Santisteban; Casilda Medina, marquesa de Solera; Rafael Medina, duque de Feria, y su hermano Luis Medina, hijos de Naty Abascal— fue acordada por unanimidad del consejo de vigilancia de la fundación, que obtuvo un informe previo favorable del bufete Uría Menéndez, y elevó su propuesta a los 22 patronos —cinco de ellos se opusieron y 16 votaron a favor— y se aprobó al ser mayoría cualificada.
Mientras, los patronos expulsados reclaman su derecho a la legítima, un tercio de los bienes que la ley reserva a los herederos forzosos: “Todavía no han recibido ni un euro de su abuela y nos hemos visto en la necesidad de poner el pleito. El contador partidor [que atribuye los bienes de una herencia] reconoció que no se había pagado la legítima a los herederos y eso da pie a la demanda”, afirman fuentes cercanas a los patronos, que tildan de “dislate” su expulsión y anuncian que será recurrida.
El desenlace de la guerra abierta se decidirá en los juzgados en los próximos años. Tras la demanda interpuesta por los cinco patronos y Alexander Holenlohe, hermano de la actual duquesa, en el Juzgado número 12 de Primera Instancia de Sevilla, la fundación remitió un extenso escrito con sus argumentos, y el próximo septiembre se celebrará la audiencia previa ante las dos partes enfrentadas. El caso recuerda al pleito que los hijos de Luisa Isabel Álvarez de Toledo, XXI duquesa de Medina Sidonia, conocida como la duquesa roja, ganaron en primera instancia contra la fundación que conserva su valiosísimo archivo y patrimonio artístico, para obtener la legítima. El desenlace final, como suele ocurrir en estos casos con muchos ceros detrás, se decidirá en el Supremo.