La mueca de desprecio de Melania a Ivanka Trump
En la última jornada de la Convención Republicana se evidenció el enfrentamiento de la primera dama con la hija favorita del presidente de Estados Unidos
Los gestos de Melania Trump son estudiados al detalle, ya sea por negarle la mano a su marido, el presidente de Estados Unidos, o por hacer una mueca a su hijastra, Ivanka Trump. Este jueves, durante la ...
Los gestos de Melania Trump son estudiados al detalle, ya sea por negarle la mano a su marido, el presidente de Estados Unidos, o por hacer una mueca a su hijastra, Ivanka Trump. Este jueves, durante la última jornada de la Convención Republicana, la hija predilecta de Donald Trump se subió al escenario para unirse a su padre y a la primera dama. Esta última la saludó cortésmente con la cabeza, pero rápidamente cambió su gesto cuando Ivanka Trump se colocó al lado del magnate. De mostrar una amplia sonrisa a ponerse totalmente seria. Un gesto que no ha pasado inadvertido para los medios de comunicación y los usuarios de las redes sociales.
Las relaciones dentro de la familia Trump son complicadas. La cuarta hija del presidente, Tiffany Trump, solo aparece públicamente cuando hay una campaña electoral o en determinados eventos en los que el empresario necesita mostrar una familia feliz y unida. Y Melania e Ivanka Trump suelen enfrentarse por acaparar la atención. Unas tensiones entre ambas que recoge el libro Melania y yo, escrito por Stephanie Winston Wolkoff, la que fuera asesora de la primera dama y quien se encargó de organizar la toma de posesión de Donald Trump. La publicación estará a la venta a partir del 1 de septiembre, pero poco a poco se van conociendo algunos detalles del texto que trata sobre la amistad de la exasesora con la esposa del presidente y de su repentina destitución, pues poco después del acto de investidura Winston abandonó la Casa Blanca sin mayor explicación. Ahora se conoce que dejó la institución tras ser acusada por los abogados presidenciales de aprovecharse de su estrecha relación con Melania Trump. Según estos trabajadores, su empresa de organización de eventos ganó 26 millones de dólares en solo unos meses y por unos cuantos actos, percibiendo ella 1,6 millones. Algo que la propia asesora desmintió un año después de su salida, cuando reveló a The New York Times que no estuvo remunerada.
Winston también explica en el libro cómo ella y la esposa del presidente, junto a la diseñadora Rachel Roy, idearon un plan para minimizar la presencia de Ivanka Trump durante la investidura de su padre, según un extracto adelantado por New York Magazine. Una estrategia que denominaron “Operación Bloquear a Ivanka”. La maniobra consistió en organizar los asientos para la familia Trump de tal manera que las cámaras de televisión no pudieran incluir a la hija del magnate en los planos. Aquello funcionó y, según la versión de la exasesora, Roy les mandó a ambas más tarde una imagen de Ivanka tapada por la cabeza de Melania Trump. Un mensaje que acompañó con emoticonos llorando de la risa.
Con el tiempo, Winston considera que aquella estretegia, que aprendió cuando trabajó para Anna Wintour, fue “mezquina”, pero necesitaban mantener a Ivanka Trump en un segundo plano para que no acaparara la atención que le corresponde a la primera dama. Winston trabajaba para la esposa del presidente y no para su hija, y defendía a su amiga con uñas y dientes. “No subestimen a Melania todavía solo porque es tímida y reservada. Tiene mucha seguridad y no siempre está de acuerdo con todo lo que dice Donald. Son una pareja poderosa y dos compañeros de equipo. […] Siempre dice que cuando llegue el día estará a la altura”, comentó la exasesora a la revista Du Jour.
Wolkoff explica que Ivanka Trump envió un mensaje a su jefa antes al desfile inaugural en la Avenida Pennsylvania con una fotografía del juramento de Barack Obama acompañado de su esposa, Michelle Obama, y sus hijas, Malia y Sasha. “Para tu información, con respecto al juramento, es bueno que tenga a la familia con él en este momento especial”, escribió Ivanka Trump. Además, la hija del presidente pretendía cambiar la hora del posado familiar y pidió que su coche se agregara a la caravana presidencial.
La cosa no quedó ahí. Descubrieron que el marido de Ivanka Trump, el empresario Jared Kushner, se paseaba por el ala este de la Casa Blanca para explorar las oficinas. Así que Wolkoff optó por pegar notas adhesivas en las puertas para dejar claro cuál iba a ser la utilidad de cada sala. Una forma de marcar las distancias entre la primera dama y la hija del presidente, y que perduran actualmente.