Madonna se ríe de Rusia al publicar que no ha pagado una multa por hacer “propaganda de la homosexualidad”
La cantante, que tiene causas abiertas con distintos países y políticos, debía abonar un millón de dólares por un concierto que dio hace ocho años en San Petersburgo
Han pasado ocho años desde que Madonna enfadó al gobierno ruso por un polémico concierto en San Petersburgo. La reina del pop no dudó en defender los derechos del colectivo homosexual frente a un público que coreaba su nombre, a pesar de las advertencias de que no lo hiciera, pues en Rusia iba a entrar entonces en vigor una ley para castigar la “propaganda de la homosexualidad y la pedofilia entre los menores”. La artista fue multada con...
Han pasado ocho años desde que Madonna enfadó al gobierno ruso por un polémico concierto en San Petersburgo. La reina del pop no dudó en defender los derechos del colectivo homosexual frente a un público que coreaba su nombre, a pesar de las advertencias de que no lo hiciera, pues en Rusia iba a entrar entonces en vigor una ley para castigar la “propaganda de la homosexualidad y la pedofilia entre los menores”. La artista fue multada con un millón de dólares y ahora, recordando aquel acontecimiento con un vídeo en sus redes sociales, dice con sorna: “Nunca la pagué”.
En las imágenes se ve a la cantante sobre el escenario rodeada por sus bailarines de la gira MDNA Tour y a un público que levanta banderas arcoíris. “La gente se está volviendo cada vez más intolerante”, denunció Madonna. “Estoy aquí para decir que la comunidad gay y las personas gays tienen los mismos derechos. El mismo derecho a ser tratadas con dignidad, respeto, tolerancia, compasión y amor, aquí y en cualquier otro lugar del mundo”, exclamó entonces. Y a pesar de conocer las consecuencias, advirtió: “Defenderé a la comunidad gay y a cualquiera que sea oprimido. Pienso hablar durante mi espectáculo contra esta ridícula atrocidad”.
Como sucede con muchos otros artistas, Madonna es considerada un icono de la cultura lgtbiq. Su tema Vogue es como un himno para el colectivo después de tres décadas desde que se lanzó el tema. Para la coreografía la cantante se inspiró en los pasos que ejecutaban hombres gays negros en los clubs nocturnos de Nueva York.
La artista volvió a enfurecer a las autoridades rusas con su presencia en el concierto organizado por Amnistía Internacional hace seis años en Nueva York. Las grandes protagonistas del evento fueron las integrantes del grupo ruso Pussy Riot, detenidas 21 meses por cantar contra Vladimir Putin, y que aquella noche gritaron: “Rusia no es Putin y Rusia será libre”. “Es el momento de que el mundo sea tan valiente como las Pussy Riot”, dijo Madonna, quien en su última gira había llevado tatuado el nombre de la banda rusa en su espalda en señal de apoyo. “Vivimos en un país libre, pero no debemos dar nuestros derechos por sentados. Hay que luchar”, añadió.
Pero Rusia no es el único objetivo en los reclamos de Madonna. Durante su actuación en la gala de Eurovisión de 2019, celebrada en Tel Aviv, la cantante quiso lanzar un mensaje de paz con un dardo envenenado a Israel. Algo que se veía venir cuando anunciaron que actuaría en el certamen, una de sus bailarinas apareció con la bandera palestina en la espalda y ella soltó versos como “se creen que no somos conscientes de sus crímenes”.
En 2016, durante un concierto en Taipei como parte de su gira mundial Rebel Heart Tour, se envolvió en una bandera de Taiwán y causó la polémica de la China continental, que considera a la isla parte de su territorio. Un gesto que recordó a muchos el caso de la cantante taiwanesa Chou Tzu-yu, obligada a disculparse después de agitar una enseña de la isla en un programa de televisión surcoreano.
Además de agitar banderas, Madonna también es muy dada a desnudarse. Lo hizo en Los Ángeles en 2012 para mostrar que se había tatuado en la espalda el nombre de Malala Yousafzai, la activista pakistaní que con 14 años fue disparada por los talibanes por por defender su derecho a ir a la escuela. Ese mismo año la cantante enseñó un pecho durante un concierto en Estambul (Turquía).
Unos años antes, grupos católicos polacos se opusieron a que Madonna actuara en Varsovia el día de la ascensión de la Virgen. “Se puede esperar de todo. Incluso puede masturbarse en el escenario si está bajo el efecto de estupefacientes”, aseguró Marian Brudzynski, entonces concejal del Comité de Defensa de la Fe de Polonia. Madonna ha mezclado en muchas ocasiones su música con la temática religiosa, como en el videoclip Like a Prayer, de 1989. La canción se convirtió en uno de sus mayores éxitos, pero tuvo que afrontar la llamada al boicot por parte de la Iglesia y que Pepsi retirase la campaña de publicidad que iba a acompañar al disco. Aquello no frenó a la artista, que siguió protagonizando vídeos por el estilo y, en 2006, apareció colgada en una cruz de cristales de Swarovski durante la gira Confessions, mientras en las pantallas se denunciaba que miles de niños quedan huérfanos en Africa por culpa del sida.
La cantante no solo tiene frentes abiertos con países o instituciones, también con políticos. Durante su gira de 2012, Madonna mostró un vídeo en el que se veía a Marine Le Pen, presidenta del Frente Nacional, ahora conocido como Reagrupamiento Nacional, con una cruz gamada dibujada en la frente para acompañar el tema Nobody Knows Me. Aquello supuso una demanda por parte del partido por “injuria pública”.
Con Trump tampoco mantiene una relación cordial. La cantante apoyó abiertamente la campaña de Hillary Clinton y en la marcha de las mujeres en Washington de 2017 llegó a decir que había pensado “más de una vez en volar por los aires la Casa Blanca con tres jodidas bombas”. Esa afirmación seguía con un “pero sé que eso no cambiaría nada. No podemos caer en la desesperanza. Debemos amarnos los unos a los otros o morir, y yo elijo el amor”.