El silencio de Felipe (Froilán) Marichalar
El nieto mayor de Juan Carlos I y doña Sofía cumple 22 años apartado del foco mediático tras un periodo de rebeldía y protagonismo que ahora ha heredado su hermana
Felipe Marichalar y Borbón, el nieto mayor de Juan Carlos I y doña Sofía, hijo de la infanta Elena y Jaime de Marichalar, cumple este viernes 22 años y lo hace apartado del foco mediático tras un periodo de rebeldía y protagonismo que ahora ha heredado su hermana, Victoria. Pipe, como le llaman en su familia, o Froilán, como se le conoce popularmente, aunque a él no le gus...
Felipe Marichalar y Borbón, el nieto mayor de Juan Carlos I y doña Sofía, hijo de la infanta Elena y Jaime de Marichalar, cumple este viernes 22 años y lo hace apartado del foco mediático tras un periodo de rebeldía y protagonismo que ahora ha heredado su hermana, Victoria. Pipe, como le llaman en su familia, o Froilán, como se le conoce popularmente, aunque a él no le gusta, ha optado por una vida más discreta y ha cambiado de amigos. Con ellos ha creado un círculo blindado que le permite que sus cosas no sean portada de las revistas un día sí y otro también. Pipe llega a los 22 años soltero. Este invierno rompió su relación con Mar Torres, su novia de toda la vida, ahora empeñada que convertirse en toda una influencer y en ocupar primeras páginas en la prensa del corazón.
“Somos iguales: buenecillos, pero un poco piezas”, contó Torres en una entrevista en ¡Hola! sobre su paso por un internado. Allí conoció al sobrino del rey Felipe: “Fue lo más duro de mi vida. ¡Vivía en un convento! Te quitaban el móvil, te hacían comer toda la comida del plato... Felipe y yo nos buscábamos durante el recreo. Se convirtió en alguien muy importante para mí. ¡Desde entonces somos uña y carne!”. A pesar de las malas experiencias, allí fue donde se fraguó su amor. El primero en declararse fue Felipe de Marichalar, y comenzaron a salir cuando cursaban cuarto de la ESO. La separación llegó por sus diferentes estilos de vida.
Pipe era un estudiante nefasto al que sus padres tuvieron que mandar interno varios veranos y algún curso completo al extranjero para apartarle de sus amigos. Ahora, en cambio, tiene buenas calificaciones. Ha terminado el segundo curso de Business (Administración y Dirección de Empresas) en The College for International Studies (CIS), una universidad americana de Madrid en la que también estudia su hermana Victoria. Se trata de un centro privado en el que cada curso cuesta unos 20.000 euros. El centro tan solo cuenta con 200 alumnos, con una ratio de 15 pupilos por profesor. Juan Carlos I es quien se ocupa de pagar la educación de los hijos de la infanta Elena y de los de la infanta Cristina. Pipe este año ha pasado unos meses estudiando fuera, aunque regresó a España cuando se estaba a punto de declarar el estado de alarma a causa de la pandemia. Eso sí, el joven optó por pasar el aislamiento con sus amigos. Apostó por un coqueto hotel boutique a las afueras de Marbella y a 600 kilómetros de Madrid. Un establecimiento que fue propiedad del fallecido Jaime Parladé, uno de los decoradores de la jet set. Ahora lo gestiona su familia. Uno de los sobrinos de Parladé es uno de sus mejores amigos.
El hotel Alcuzcuz, que abrió sus puertas durante el verano de 2016, está ubicado al pie de la carretera que une Marbella con Ronda, en el término municipal de Benahavís. Linda con dos urbanizaciones muy exclusivas: La Zagaleta y El Madroñal, así como La Heredia, que imita a un pueblo blanco andaluz. A su alrededor existe un amplio catálogo de villas cuyos precios rondan entre los cinco y los diez millones de euros. Un nivel que no alcanza el establecimiento hotelero, que aun así tiene otros lujos: la tranquilidad, la privacidad y la historia que acumula la casa original, construida en el siglo XIX. Aunque se puede alquilar por completo, cada una de sus seis habitaciones y dos casitas individuales tiene un precio que oscila entre los 195 y los 275 euros por noche. Él no pagó, ya que era invitado de los propietarios, que se vieron obligados a cerrar el establecimiento al público.
De regreso a Madrid se deja ver poco. Está instalado de nuevo en el piso de su madre, y cuando los paparazzis le abordan por la calle, baja la cabeza y amablemente declina hablar. Lejos han quedado sus salidas de tono. Ahora Pipe intenta vivir en silencio.