Mako de Japón, una princesa en el limbo

La nieta mayor del emperador emérito Akihito iba a casarse este año con un plebeyo y, por tanto, saldría de la familia imperial, pero no hay pistas de su boda ni de su futuro

La princesa Mako, en su visita a Lima (Perú) en julio de 2019.Carlos Garcia Granthon (Cordon Press)
Madrid -

Mako de Japón, de 28 años, es la nieta mayor del ya retirado emperador Akihito. A sus 28 años, la princesa siempre ha ocupado titulares desde que era niña, puesto que la prensa japonesa ha seguido todos sus pasos, la llegada de sus hermanos y sus primos, su formación... Mako nunca tuvo la oportunidad de optar al trono, algo solo reservado a los hombres en su país, pero sí tiene derechos dinásticos, privilegios y obligaciones que le unen a la familia imperial.

Hace casi tres años se supo que M...

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Mako de Japón, de 28 años, es la nieta mayor del ya retirado emperador Akihito. A sus 28 años, la princesa siempre ha ocupado titulares desde que era niña, puesto que la prensa japonesa ha seguido todos sus pasos, la llegada de sus hermanos y sus primos, su formación... Mako nunca tuvo la oportunidad de optar al trono, algo solo reservado a los hombres en su país, pero sí tiene derechos dinásticos, privilegios y obligaciones que le unen a la familia imperial.

Hace casi tres años se supo que Mako iba a dar el paso para renunciar a esos derechos puesto que se iba a casar con un plebeyo, un antiguo compañero de la universidad llamado Kei Komuro. En septiembre de 2017 la pareja posaba, formal y sonriente, ante los medios de comunicación para anunciar su enlace, que tendría lugar en el otoño de 2018.

Sin embargo, casi dos años después esa boda no ha tenido lugar. Superados los peores momentos de la pandemia por el coronavirus, estos días ha sorprendido volver a ver a Mako, cuya boda debería celebrarse pronto pero de la que nada se sabe. La joven ha vuelto a aparecer como miembro de la familia imperial en un acto oficial. El martes 16 de junio, la princesa y su hermana menor, Kako, acudieron al cementerio imperial de Hachioji, al oeste de Tokio, a visitar la tumba de su bisabuela, la emperatriz Kojun, al cumplirse 20 años de su fallecimiento.

.Las princesas Mako y Kako, en la visita a la tumba de la emperatriz Kojun, el 16 de junio.STR (AFP)

La última vez que se había podido ver a Mako en un acto oficial fue en el saludo tradicional de Año Nuevo de la familia japonesa en Tokio, celebrado el 2 de enero, cuando apareció junto a sus padres, hermanos, tíos y abuelos en el balcón del palacio de la capital japonesa. Durante todo 2019 se la vio en distintos actos oficiales, casi siempre acompañada por su hermana; no faltaron a la entronización de su tío Naruhito como emperador el pasado octubre. En julio del año pasado la princesa realizó una gira en solitario por América Latina, estrechando lazos diplomáticas con visitas a Perú y Bolivia, en lo que se consideró su viaje de despedida de la familia imperial antes de casarse. Sin embargo, no hay noticias de la boda.

Ya en febrero de 2018 la princesa afirmó que el enlace se había aplazado porque no habían tenido “tiempo suficiente para los preparativos”. “Creemos que pudimos apresurarnos en varios aspectos”, contó entonces Mako, quien añadió que ahora quieren “dedicar suficiente tiempo a pensar sobre el matrimonio y a prepararlo”. Mako conoció a Kei Komuro en 2012 cuando estudiaban juntos en Tokio, en su primer año de clases. Después, ella se fue a Edimburgo y él a California. “Estuvimos muy lejos el uno del otro durante un largo periodo de tiempo, pero mantuvimos el contacto y profundizamos nuestra relación”, dijo Komuro, abogado, en su presentación oficial. Él le pidió matrimonio en 2013 y cuatro años más tarde lo anunciaron públicamente.

La cuestión es que la futura boda de Mako la apartará de un camino al trono que, ya de por sí, parece complicado. El trono del Crisantemo lo tiene difícil para sobrevivir. Las mujeres no pueden heredarlo, pese a que el 70% de los japoneses apoyan un cambio en esa ley. Además, cuando una mujer se casa con un hombre sin sangre real pierde su estatus dentro de la familia, pero no al revés; de hecho, el emperador Naruhito, está casado con una mujer sin ascendencia noble.

El ya retirado Akihito tuvo tres hijos: el mayor, Naruhito, es el actual emperador de Japón; está casado con Masako y solo tiene una hija, Aiko, que llegó a la mayoría de edad el pasado diciembre. El segundo de sus hijos es Fumihito, que ha tenido tres a su vez: la citada Mako, su hermana Kako (de 25 años) y el pequeño Hisahito, de apenas 13. Además, Naruhito tuvo una hija, Sayako, que al casarse con un plebeyo en 2005 también renunció a sus derechos dinásticos.

Si las mujeres no pueden heredar el trono, la única esperanza de Japón es el pequeño Fumihito. De hecho, aunque la formación de Aiko será como la de una futura emperatriz, su primo pequeño será nombrado próximamente como heredero de forma oficial. El futuro del trono pasa por un niño de 13 años.


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