La justicia italiana autoriza requisar los objetos de valor de la casa de Gina Lollobrigida
La actriz se encuentra inmersa desde hace años en una batalla legal que enfrenta a su hijo y su nieto contra su asistente, que maneja su patrimonio. Ahora será un tutor quien gestione sus bienes
La batalla judicial entre Gina Lollobrigida y sus familiares por la gestión de su ingente patrimonio no da tregua a la diva italiana del cine. Desde hace cinco años, la actriz mantiene una guerra sin cuartel en los tribunales con su único hijo, Milko Skofic, y su nieto Dimitri, que han denunciado al joven asistente de la actriz, Andrea Piazzolla, de 32 años, por tratar de embaucarla y despojarla de su patrimonio. Hace unos meses, la justicia italiana ordenó que ...
La batalla judicial entre Gina Lollobrigida y sus familiares por la gestión de su ingente patrimonio no da tregua a la diva italiana del cine. Desde hace cinco años, la actriz mantiene una guerra sin cuartel en los tribunales con su único hijo, Milko Skofic, y su nieto Dimitri, que han denunciado al joven asistente de la actriz, Andrea Piazzolla, de 32 años, por tratar de embaucarla y despojarla de su patrimonio. Hace unos meses, la justicia italiana ordenó que el patrimonio de la actriz, de 92 años, fuera gestionado por un administrador especial. Ahora un juez ha autorizado a este tutor patrimonial a poner bajo custodia en un almacén todo tipo de bienes y objetos de valor que la estrella guarda en su mansión de Roma.
La medida significa que el gestor podrá prácticamente vaciar la casa de la actriz y colocar sus bienes, entre los que se encuentran premios, joyas, obras de arte, muebles, decoración y otros objetos de gran valor, en un lugar seguro, para evitar que alguien pueda venderlos. Como confirma a este periódico el abogado de los familiares de la actriz, Michele Gentiloni, el juez ha aprobado el procedimiento para proteger el patrimonio de Lollobrigida. “Alguien, no sabemos quién, ha comenzado a vender en casas de subastas de Roma los muebles de la señora”, señala. También indica que, por el momento, el administrador no ha sacado ningún objeto de la mansión romana de la diva.
La medida significa que el gestor podrá prácticamente vaciar la casa de la actriz y colocar sus bienes, entre los que se encuentran joyas, obras de arte, muebles, decoración y otros objetos de gran valor, en un lugar protegido, para evitar que alguien pueda venderlos. Según apunta el diario italiano Il Messaggero, citando a los abogados de los familiares de la actriz, el juez ha aprobado el procedimiento para tutelar el patrimonio de Lollobrigida, porque recientemente algunas de las valiosas decoraciones de la casa de la estrella “habían terminado misteriosamente en una subasta”, al parecer, sin que ella lo supiera. El nuevo capítulo de la contienda judicial ha pillado a Lollobrigida por sorpresa. “Han decidido dejarme morir de manera innoble, como no se haría ni siquiera con los delincuentes. En un país civilizado no es tolerable que se produzcan abusos tan graves e injustos”, ha señalado la diva en un comunicado que recogen los medios italianos.
La actriz ha acogido con enfado la decisión de la justicia y lamenta las molestias que le acarreará despojarla de sus objetos de valor. “Se trata de una iniciativa absurda que priva a la señora Lollobrigida de la posibilidad de disfrutar de todos sus bienes que desde siempre han decorado su casa, obligándola a vivir en su domicilio en una inevitable condición de precariedad e incomodidad evidente, derivada del traslado de los muebles, incluidas las lámparas. Y además también la priva de sus recuerdos, objetos que la han acompañado a lo largo de su vida”, se lee en la nota remitida por el equipo de prensa de la actriz.
Los familiares de la diva solicitaron el pasado noviembre que se estableciera esta figura del tutor patrimonial para que velara por sus bienes y riquezas. El hijo y el nieto de Lollobrigida, a los que más tarde se unió en la denuncia su exmarido, el empresario español Javier Rigau lo hicieron para evitar que sea expoliada por su joven asistente. Aunque Lollobrigida presentó un recurso contra la medida, los jueces del Tribunal de Apelación de Roma lo rechazaron. En ese momento tuvieron en cuenta un informe médico-legal en el que se apuntaba que aunque la actriz se encuentra “aparentemente muy lúcida” en su día a día, en las cuestiones relativas a sus cuentas y su patrimonio, está “totalmente confusa”.
En este tiempo, la guerra familiar ha trascendido los tribunales y se ha extendido también a los platós de televisión y a las páginas de los periódicos, donde las dos partes han cruzado acusaciones y dardos envenenados. Los parientes han tratado de incapacitar a la actriz en varias ocasiones presentando informes médicos y psicológicos sobre el estado de la artista.
La Fiscalía de Roma imputó el año pasado a Piazzolla por aislar, manipular y expoliar presuntamente a la artista. En el sumario de la investigación concluyó que el asistente se había aprovechado de su vulnerabilidad y de su capacidad para percibir correctamente la realidad, “abusando de su estado de debilidad mental”. Los fiscales aludieron en su informe a un largo historial de operaciones bancarias, incluidas grandes extracciones de efectivo y compras de coches de gran cilindrada o vacaciones de lujo entre 2013 y 2018 con el patrimonio de la actriz atribuidas a Piazzola. Además, según sus averiguaciones, el joven se hizo nombrar administrador de una sociedad que gestiona los bienes de la diva y en 2015 vendió tres inmuebles cerca de la Plaza de España romana por un valor de más de dos millones de euros.
Gina Lollobrigida siempre ha defendido a su asistente de todas las acusaciones y ha asegurado que se encuentra completamente lúcida para gestionar su fortuna. “Mi vida es mía, trabajo desde que tengo 18 años y siempre he cuidado de mí misma”, señaló el año pasado en una entrevista con Il Corriere della Sera. También ha culpado en varias ocasiones a su hijo de su falta de relación. “Junto a mí está Andrea, porque Milko no está”.
Andrea Piazzolla, de 32 años, apareció en la vida de la diva cuando él tenía 24 años y ella 86. Al inicio fue su asistente y con el tiempo se convirtió en su confidente, hasta pasar a ser administrador de la inmensa fortuna que la actriz ha amasado a lo largo de más de cinco décadas de trabajo en el cine y la televisión en Italia y en Hollywood.