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Por qué los godellos de Valdeorras nos han conquistado

Elegantes, equilibrados y gastronómicos, los blancos de esta Denominación de Origen gallega convencen a todo aquel que los prueba. Incluso a los (hasta hoy) acérrimos del tinto. Una tendencia que ha venido para quedarse

En esta comarca privilegiada, en la que se mezclan los climas atlántico, oceánico y mediterráneo, hay más de 40 bodegas. Y cada vez echan raíces en ella más grupos viticultores foráneos.
Javier Sánchez

En el mundo del vino hay uvas con una personalidad arrolladora. Uvas que transforman en fieles a todos aquellos que las prueban. Uno de los mejores ejemplos es la godello, proveniente de la Denominación de Origen (D.O.) Valdeorras: desde hace algún tiempo, ha traspasado los límites de ese paraíso en tierra gallega para convertirse en patrimonio (disfrutable) de todo el planeta.

Pedir “un godello” es más que una tendencia. Es el resultado del trabajo de más de 40 bodegas que hay en esta zona privilegiada y a la que cada vez se suman más grupos foráneos atraídos por una tierra en la que se mezclan los climas atlántico, oceánico y mediterráneo. “En la última década la producción amparada de godello en nuestra zona se ha duplicado”, comenta el presidente del Consejo Regulador de la Denominación de Origen Valdeorras, José Ramón Rodríguez. El bum de esta uva constituye un fenómeno imparable. Como resume la propia campaña de la D.O., “el godello es de Valdeorras y ahora también es tuyo”.

En maridajes, los vinos de Valdeorras encuentran un abanico importante de aliados, desde mariscos y pescados a carnes blancas o arroces caldosos. Ojo a sus buenas migas con los quesos de pasta blanda

Un paisaje de ensueño

Pero para entender un vino hay que pisar el terreno: solo allí se origina la singularidad de un terreno, la diferenciación que hace que no se parezca a ningún otro del mundo. El suelo, de granito, pizarra y arcilla, es el encargado de filtrar lluvia y niebla, encapsulando el alma de un territorio único. “Un paraíso”, tal y como lo resumió el periodista de EL PAÍS Manuel Jabois, pregonero en la última edición de la Feria del Vino de la comarca, y también amante de los godellos de la zona. Y un paraíso, terrenal, por suerte (para nosotros).

El suelo, de granito, pizarra y arcilla, es el encargado de filtrar lluvia y niebla, encapsulando el alma de un territorio único.

Ese entorno es el que determina lo (bueno) que sucede con estos vinos. Cuando uno prueba un godello se encuentra en la copa con un blanco equilibrado. Las referencias de las bodegas tienen en común un carácter fresco, pero también afrutado y gastronómico con un paso por boca seductor. En maridajes encuentran un abanico importante de aliados, desde mariscos y pescados a carnes blancas o arroces caldosos. Ojo a sus buenas migas con los quesos de pasta blanda.

“Sutiles”, “precisos”, “elegantes” o “armoniosos” son algunos de los adjetivos que les han dedicado los críticos de todo el mundo. Hasta ocho godellos valdeorreses han conseguido superar los 96 puntos en la última edición de la Guía Parker, una de las publicaciones más relevantes y exigentes dentro del mundo del vino.

También se declaró fan de Valdeorras el reciente Premio Nacional de Gastronomía 2023 en la categoría de sumiller, Raúl Miguel Revilla, que señaló que si tuviera que elegir un blanco para impresionar se decantaría por un godello de Valdeorras. Como si de un tridente futbolero imparable se tratara, los godello conforman, junto a los albariños y ribeiros, una alineación estelar de vinos blancos que ponen a Galicia en vanguardia incluso fuera de España.

Hay testimonio gráfico de esa aceptación exterior: Ya en 2016 el mismísimo Bruce Springsteen disfrutaba junto a su mujer y a su hija de un vino de Valdeorras antes de uno de sus conciertos en Madrid. En la instantánea aparecía, además, Marta Ortega, al frente del imperio Inditex, en la mejor reivindicación posible de unos vinos, los de esta comarca del noreste de la provincia de Ourense, que tienen en la uva blanca godello el secreto de su éxito.

La godello, una uva superviviente

Afortunadamente, hoy podemos disfrutar de estos vinos en las copas (¡la mejor manera!) y no solo leyendo sobre ellos en los libros de historia. Las cosas podrían haber sido de otra forma si un grupo de productores locales no se hubiera empeñado en recuperar una variedad como la godello a partir de 1975. Calificados en aquel momento como locos, ahora solo puede considerárseles visionarios.

Hasta ocho godellos valdeorreses han conseguido superar los 96 puntos en la última edición de la 'Guía Parker', una de las publicaciones más exigentes dentro del mundo del vino.

Aquellos hombres y mujeres de Valdeorras crearon un vivero experimental, en el marco del denominado Proyecto Revival, recuperando raíces muy antiguas de cepas autóctonas de godello. La iniciativa tuvo éxito e hizo posible que esta uva, que había estado a punto de extinguirse en el siglo XIX, cobrara vida de nuevo. “Todo el godello que existe hoy plantado en el mundo tiene su germen en nuestro territorio amparado y desciende de los injertos de aquel vivero”, explica el presidente del Consejo Regulador.

Todo el godello que existe hoy plantado en el mundo tiene su germen en nuestro territorio amparado y desciende de los injertos de aquel vivero
José Ramón Rodríguez, presidente del Consejo Regulador de la D.O. Valdeorras

Valdeorras es, por tanto, el epicentro y núcleo de unos vinos únicos, que atraen hasta esta zona de Ourense cada año a cada vez más y más enoturistas y aficionados, que se sorprenden del rico patrimonio etnográfico de la zona, muy ligado a la cultura vitivinícola. Así, los buenos godellos de la zona saben mejor en las covas, antiguas construcciones excavadas en la montaña en las que se almacenaba el vino para conservarlo a una temperatura idónea y que están diseminadas por toda la comarca. Hoy en día, restauradas, funcionan como exitosos locales de hostelería. El escenario perfecto para disfrutar de un godello.

El brillo dorado de los godello de Valdeorras luce ahora más que nunca y nada indica que vaya a apagarse o a menguar. Este fulgor conecta con la historia de la zona, por la que ya anduvieron los romanos hace siglos buscando el oro en el río Sil. “El verdadero oro se quedó en nuestros viñedos”, afirma cómplice de la D.O. Valdeorras. Y hasta el jefe Springsteen levanta su copa y brinda por esas palabras.

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