Nuevos escollos en el camino de la transición ecológica
El conflicto en Ucrania y la tensión geopolítica han ralentizado la agenda de descarbonización de la economía mundial
La inversión en procesos y fuentes más cuidadosas con el medio ambiente sigue en las partidas de las grandes empresas, aunque el ritmo de ejecución se ha desacelerado por la guerra en Ucrania y la crisis energética. En su informe Hechos, no palabras, publicado en octubre de 2021, Greenpeace alertaba del uso que hacen de la publicidad las empresas de combustibles fósiles de toda Europa para retrasar, distraer y desviar la atención de unos modelos de negocio que se centran en los combustibles fósiles. “...
La inversión en procesos y fuentes más cuidadosas con el medio ambiente sigue en las partidas de las grandes empresas, aunque el ritmo de ejecución se ha desacelerado por la guerra en Ucrania y la crisis energética. En su informe Hechos, no palabras, publicado en octubre de 2021, Greenpeace alertaba del uso que hacen de la publicidad las empresas de combustibles fósiles de toda Europa para retrasar, distraer y desviar la atención de unos modelos de negocio que se centran en los combustibles fósiles. “El lavado verde es una normalidad en las empresas que venden carburantes, gas o petróleo”, afirma Francisco Martínez, portavoz de la organización ecologista en la campaña de combustibles fósiles. “No tienen un plan de descarbonización real, pero en su publicidad venden que, si no son verdes ahora, lo serán en el futuro”, apostilla.
Cuando Europa vive una de las peores crisis energéticas de su historia, para Greenpeace se ha expandido en la sociedad un falso dilema: final de mes o final del mundo. “La salida para ambos problemas es el mismo”, sostiene Martínez, “abandono de los combustibles fósiles, transición decidida a energías renovables y reducción de consumo”.
Los líderes mundiales afrontan el próximo noviembre una cita decisiva para la lucha contra el cambio climático en Sharm el Sheij (Egipto). La Cumbre Climática de Naciones Unidas (COP27) tiene como telón de fondo la ambición de mantener vivo el reto de que el aumento de la temperatura media global no supere los 1,5 grados centígrados marcado en el Acuerdo de París (2015). Sin embargo, según un nuevo análisis de la organización sin ánimo de lucro CDP y la consultora de gestión Oliver Wyman, ningún país del G7 (Alemania, Canadá, Estados Unidos, Francia, Italia, Reino Unido y Japón) tiene un sector empresarial que pueda descarbonizarse con la suficiente rapidez para lograr este objetivo. El informe advierte asimismo de que las empresas españolas incumplen el Acuerdo de París y van camino, como ocurre con el conjunto de las economías del G7, de alcanzar los 2,7 grados centígrados de calentamiento global.
Resurgen las fuentes fósiles
El conflicto de Ucrania y la tensión geopolítica han supuesto un nuevo escollo para la agenda de descarbonización de la economía. Así lo asegura Jaime Silos, director del Clúster de Transparencia, Buen Gobierno e Integridad de Forética, organización referente en sostenibilidad y responsabilidad social empresarial en España. “Hoy por hoy, la única fuente viable para garantizar el suministro a medio plazo es la fósil y eso está facilitando un renacimiento del sector”, precisa. La inversión sostenible, por tanto, está pasando por un momento de ralentización coyuntural en el que los gobiernos están apostando por apuntalar la seguridad energética, lo que pasa por almacenar altos volúmenes de energía.
“La inversión sostenible está pasando por un momento difícil, después de un año ofreciendo peores rentabilidades que el conjunto del mercado”, explica Silos. Sin embargo, aseveran desde Forética, los activos sostenibles siguen representando una estrategia de inversión más eficiente, ya que su rentabilidad ajustada por riesgo sigue siendo un 12% superior al resto del mercado. El futuro, por tanto, se pinta en color verde por varios factores, según esta organización. En primer lugar, a nivel geopolítico la independencia energética respecto de los países hostiles pasa por las energías renovables. En segundo lugar, a medio plazo las energías verdes avanzarán significativamente en su capacidad de almacenamiento de energía, a través de tecnologías como el hidrógeno verde y la mejora continua de la capacidad de acumulación de las baterías. Por último, el coste de generación seguirá reduciéndose, incrementando el incentivo económico respecto a las tecnologías fósiles. Aunque las inversiones EGS (comprometidas con cuestiones medioambientales, sociales y de gobernanza) hayan perdido brillo, “no han dejado de despertar interés en la comunidad inversora”, afirma Silos.
Un horizonte prometedor a pesar de las dificultades que atraviesa la economía europea. Desde EcoVadis, proveedor internacional de calificaciones empresariales de sostenibilidad para cadenas de suministros globales, se constata un progreso evidente en sostenibilidad en los últimos años que ha situado a España en cuarto lugar, solo por detrás de Grecia, Noruega e Italia. En un promedio máximo de 100 puntos, la media de España se sitúa en 52,9 en 2020, un avance de 8 puntos respecto a los datos de 2015.
“La sostenibilidad sigue siendo una prioridad para las empresas y cada vez ocupa una posición más relevante en las agendas de los equipos directivos”, confirma Giulia Borsa, ejecutiva de cuentas de EcoVadis en España. En cuanto a las políticas de descarbonización, los datos son prometedores, si bien claramente insuficientes todavía. Las cifras de su informe Carbon Maturity Report, donde se analiza la gestión de las emisiones de gases de efecto invernadero de más de 15.000 empresas, indican que tan solo un 3% de las compañías alcanza un nivel de liderazgo en la gestión del carbono. Un 44% tiene medidas insuficientes y un 39% se sitúa en un nivel de principiante, cifras que se disparan en el caso de las pymes, situadas en niveles iniciales de gestión de carbono.
La sostenibilidad es una prioridad en Europa, como demuestra la Directiva sobre la Diligencia Debida de las empresas en materia de sostenibilidad propuesta por la Comisión Europea. “Países como Alemania y Francia ya cuentan con leyes específicas en este sentido, y en España se trabaja en la misma dirección”, sostiene Borsa. La nueva normativa impulsará a las grandes empresas a mejorar sus prácticas sostenibles, tanto en sus operaciones directas como a lo largo de sus cadenas de suministro.
Pasos en la buena dirección
Dentro de la industria del motor, el gigante automovilístico Volkswagen apuesta por ser una compañía neutra en emisiones de CO2 en 2050. Para ello destinará una inversión de 52.000 millones de euros en movilidad eléctrica en los próximos cinco años. “Esperamos que el 70% de nuestras ventas en Europa corresponda a vehículos eléctricos en 2030”, afirma Mariano Vacas, portavoz de Volkswagen España.
La financiación de la transición energética es un pilar fundamental para que se frene el cambio climático. Así, desde BBVA se apuesta por la movilización de capital para reducir el consumo e invertir en fuentes de energía que no tengan emisiones. Para lograr este ambicioso objetivo, prevén que haría falta una inversión anual global de 275.000 millones de euros para descarbonizar la economía, un 8% del PIB.
“A través de un cambio hacia la descarbonización vamos a conseguir independencia energética y seguridad en el suministro, mayor competitividad y menores emisiones de gases de efecto invernadero, con lo cual estamos acelerando, a su vez, la lucha contra el cambio climático”, sostiene Jesús de las Heras, portavoz de la entidad.