Seis plantas para regar poco y dejar de ser un ‘mataplantas’
Zamioculcas, espatifilo, sansevieria... He aquí una cuidada selección de especies botánicas que requieren pocos cuidados y aun así resisten ante cualquier adversidad: más fáciles que un cactus
En el mundo, según datos aproximados, hay unas 300.000 especies de plantas. El número de personas que se consideran a sí mismos mataplantas está aún sin computar, pero, haciendo un cálculo a ojo y carente de todo rigor científico, son muchos más de los que deberían. Y es que con 300.000 especies, malo será que no haya alguna que, con poco cuidado y en condiciones normales, pueda sobrevivir incluso en manos de un matacactus declarado.
“Se mueren más las plantas por exceso de riego qu...
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En el mundo, según datos aproximados, hay unas 300.000 especies de plantas. El número de personas que se consideran a sí mismos mataplantas está aún sin computar, pero, haciendo un cálculo a ojo y carente de todo rigor científico, son muchos más de los que deberían. Y es que con 300.000 especies, malo será que no haya alguna que, con poco cuidado y en condiciones normales, pueda sobrevivir incluso en manos de un matacactus declarado.
“Se mueren más las plantas por exceso de riego que por falta”, afirma categórico Santiago González, director de la Asociación Española de Centros de Jardinería (AECJ). Este es un comentario constante entre los expertos y es que muchas veces se tiene tanto miedo a que la planta se muera que la cuidamos en exceso y es eso precisamente lo que acaba con ella. “La planta con falta de agua se va a recuperar, pero cuando tiene exceso es imposible”, afirma Manuel Silvosa, de Silvosa Hermanos.
González da un consejo sencillo para evitarlo: “Metes el dedo dos o tres centímetros en la tierra y ves si está seca. Si notas un poco de humedad, espera unos días para regar”. Además de eso, recomienda un trasplante al año, especialmente en marzo o abril o, como alternativa, “le quitas un dedo de la tierra de encima y le agregas sustrato nuevo. Lo mezclas un poquito y esto le aporta muchos nutrientes”. Por último, aconseja abonar cada uno o dos meses. En el mercado hay un sinfín de abonos líquidos que se mezclan con el agua de riego. Es importante respetar las cantidades indicadas, de nuevo pasarse es más perjudicial que beneficioso.
Y una vez aclarada la tríada básica para cuidar cualquier planta, ¿qué especie elegir? González lanza un aviso: “Cada vez más se ven por redes gente que vende plantitas muy especiales, muy raras… estas miniplantas, si no sabes y eres un poco entendido, se mueren, son complicadas”. Aquí impera un poco el sentido común. Una especie originaria de la selva brasileña y acostumbrada a un 85% de humedad, no lo va a tener fácil en un piso interior en el centro de Madrid. Así que, tras preguntar a los expertos, aquí va una cuidada selección de plantas perfectas para quitarse el sambenito de mataplantas.
Zamioculcas
Está considerada como una de las más resistentes que existen. Su origen africano se percibe en la carnosidad de sus hojas, que actúan como reservas de agua, algo que indica que sus necesidades hídricas no son muchas. De hecho, es una de las plantas que mejor aguanta la sequía. “No hay que regar apenas e incluso en verano te puedes ir 15 o 20 días de vacaciones sin regarla y la planta viviría perfectamente”, señala Silvosa. Y en cuanto a la luz, se adapta bien a la cantidad que tenga. Eso sí, mejor evitar el sol directo.
Espatifilo
También llamado Lirio de la paz, es una planta perenne con unas preciosas flores blancas y con muy poquitas necesidades. Puede ser una maravillosa planta para ir mejorando las capacidades en lo que a jardinería se refiere, porque cuanto mejor la cuidemos más flores dará y sobre todo porque, como explica Silvosa, “esta planta habla; cuando necesita agua, se queda con las hojas totalmente agachadas”. Aun así, ojo de nuevo con pasarse: cuando se ve a la planta un poco mustia hay que regarla con normalidad, no echar agua en exceso. “Al cabo de un par de horas es cuando reacciona y recupera su estado natural”, asegura Silvosa.
Potus
Clásico entre los clásicos. Aquí otra de las plantas de origen tropical que se ha adaptado dando lugar a una maravilla para primerizos. Al igual que las anteriores, al Potus o Potho solo conviene regarlo cuando el sustrato esté seco porque al hacerlo de más sus hojas empiezan a avisar con manchas amarillas. Es un poco más exigente en cuanto a la luz, pero nada grave, con tener luz indirecta es suficiente. ¿Y lo mejor? “Se cortan trozos, se ponen en agua y salen directamente los esquejes”, cuenta González. Con el Potus, se puede pasar de mataplantas a regalar esquejes a los amigos. Por algo eran las plantas favoritas de nuestras abuelas.
Sansevieria
“Apenas requiere nada de agua, aguanta semanas sin riego. Incluso en invierno, desde octubre hasta marzo, si no se le quiere echar ni una gota, la planta no se moriría”, asegura Silvosa. Esta es la Sansevieria o Lengua de tigre, una planta de la que te puedes olvidar, de hecho es casi lo mejor que se puede hacer por ella. Le gusta la luz indirecta, pero, si no tiene mucha, lo único que sucederá es que crecerá más lentamente y sacará menos hojas. Además, la Sansevieria, al igual que el Potus y el Espatifilo, es una planta purificadora, según un estudio que la NASA hizo en 1989. El 2015, la BBC corroboró con uno de los autores del estudio que sus conclusiones seguían vigentes.
Anthurium
Para Silvosa es una de las plantas con flor más resistentes. Si dispone de buena luz, siempre indirecta, lucirá con colores más vivos y se podrá disfrutar de sus flores más tiempo. Cabe reseñar que lo que muchos creen que son flores de llamativos colores rojos, amarillos o blancos, en realidad son hojas que protegen la verdadera flor. Al igual que todas las anteriores, se cumple eso que ya se podría considerar como un mantra: no regar hasta que el sustrato esté seco. Si la humedad ambiente es baja, puede agradecer más pulverizarla con agua que un riego.
Yuca pie de elefante
Su peculiar aspecto y su naturaleza perenne convierten a la yuca pie de elefante en una opción muy decorativa que apenas necesita cuidados. “Son muy fuertes porque todo el tronco es una reserva de agua, así que se riegan poquito y funcionan muy bien”, explica González. En cuanto a la luz, he aquí una planta que sí agradece el sol directo. Si no tiene suficiente luz, crecerá más lentamente y el color de sus hojas puede perder algo de viveza, pero si tiene buena luz y se va trasplantando cuando lo necesite, puede crecer bastante y convertirse en el orgullo de la casa.