Cómo envejece un perro y qué cuidados necesita los últimos años de su vida

Los canes mayores pierden masa muscular, tienen menos resistencia a las infecciones y suelen desarrollar artrosis. Para garantizar su calidad de vida conviene que tengan una dieta específica para su edad, que hagan ejercicio moderado y que estén bien hidratados

Un hombre junto a su perro en un paseo.Drazen (Getty Images)

Cuando un perro envejece precisa unos cuidados específicos para que disfrute de bienestar durante el ocaso vital. Pero, ¿cuándo se considera que un perro es mayor? Cada animal llega a una edad diferente a la senectud. No obstante, los canes de mayor tamaño lo hacen antes que los pequeños. Las primeras señales que apuntan a que el animal está en la última etapa de su vida son el encanecimiento del pelo, el deterioro de la visión o los cambios en los gustos alimenti...

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Cuando un perro envejece precisa unos cuidados específicos para que disfrute de bienestar durante el ocaso vital. Pero, ¿cuándo se considera que un perro es mayor? Cada animal llega a una edad diferente a la senectud. No obstante, los canes de mayor tamaño lo hacen antes que los pequeños. Las primeras señales que apuntan a que el animal está en la última etapa de su vida son el encanecimiento del pelo, el deterioro de la visión o los cambios en los gustos alimenticios. “En general, la esperanza de vida de un perro de raza grande sería de entre 11 y 13 años y en las pequeñas aumenta hasta alrededor de los 13 o 16 años”, detalla Manuel Lázaro, vocal del Colegio de Veterinarios de Madrid.

Actualmente, los canes viven más años debido a la mejoría de sus cuidados en cuestiones como la salud y la alimentación. Su etapa senil comienza cuando llegan a la mitad de su recorrido vital e influyen varios factores para que así sea: “El tamaño, la raza, el sexo y el estado físico, como en el caso de que el perro tenga sobrepeso u obesidad”, señala por su parte Silvia Miguélez, veterinaria de animales de compañía en la Clínica Veterinaria Mimos de Pozuelo de Alarcón (Comunidad de Madrid).

El llamado síndrome de fragilidad se refiere a los canes mayores que se encuentran en la antesala de padecer afecciones asociadas a la senectud. “Se caracteriza por un mayor riesgo de enfermar debido a la pérdida de masa muscular, la menor resistencia a las infecciones, el deterioro de la función cardiaca, renal o hepática y la fatiga”, enumera el también veterinario Manuel Lázaro. Este especialista destaca que la edad avanzada también afecta a su pelaje: “Se produce la pérdida de brillo y de la elasticidad de la piel y aparecen canas alrededor de los ojos y de la nariz”. Además, la veterinaria Silvia Miguélez añade que hay otros cambios que se producen durante la senectud del perro y que tienen que ver con su forma de moverse y el deterioro de los sentidos: “Sus movimientos son lentos y torpes, pierden vista, oído y olfato, cambian sus preferencias alimentarias y pueden tener el síndrome de disfunción cognitiva, similar al alzhéimer humano”.

La vejez no es una enfermedad, aunque sí se trata de una etapa en la que aumenta la probabilidad de que haya ciertos problemas de salud: “Las cardiopatías, la enfermedad renal o hepática, los tumores, los trastornos endocrinos o los locomotores, fundamentalmente originados por la artrosis”, explica Lázaro, que también menciona el deterioro neuronal que sufre el perro con la edad: “La pérdida de neuronas ocasiona desorientación, trastornos en el sueño, pérdida de memoria o desajuste en los hábitos higiénicos, como orinar o defecar en casa, y también puede presentar miedos que antes no tenía”.

Hay varias causas habituales que desencadenan la muerte en los perros mayores. “La insuficiencia renal crónica, el fallo cardiaco y el cáncer. En los tres casos, el primer signo que indica que algo no va bien es la pérdida de peso”, explica Miguélez.

Cómo cuidar a un perro mayor en casa

Una mujer junto a su mascota.Jessica Peterson (Tetra images RF/ Getty)

Los tutores del can pueden lograr que su animal disfrute de una buena calidad de vida durante sus últimos años. “De entrada hay que prestar mucha atención a síntomas como la fatiga o la tos, así como si el perro bebe y orina mucho, hay estreñimiento o dificultades con el movimiento”, advierte Lázaro. También destaca la importancia de adoptar diversos cuidados para prevenir complicaciones en la salud del animal de edad avanzada. Son los siguientes:

  • Elegir una dieta que conlleve la reducción en la cantidad de proteína, fósforo y sodio y que sea baja en calorías. Este tipo de alimentación favorece el funcionamiento del hígado, el riñón y el corazón.
  • Optar por las denominadas dietas comerciales “sénior”, que tienen efectos positivos por estar adaptadas a las necesidades específicas de un perro mayor.
  • Añadir productos de complementos nutricionales a la dieta que tienen diversas funciones, como los antioxidantes, los ácidos grasos o las vitaminas.
  • Garantizar que el perro tenga siempre a su disposición agua limpia para que beba la mayor cantidad posible.
  • Fomentar la pérdida de peso, que favorece su correcta movilidad.
  • Procurar que el animal haga ejercicio moderado.
  • Seguir el programa de vacunaciones para proteger el sistema inmunológico, que es menos eficaz con la edad avanzada.
  • Hacer revisiones veterinarias para detectar de manera precoz problemas de salud.
  • Consultar al experto cualquier cambio que se detecte, ya que los tutores del perro son quienes mejor conocen a su animal.

¿Por qué el perro mayor come menos?

Los canes seniles consumen una menor cantidad de alimento por diversas causas asociadas a su edad: “Se produce un deterioro de las papilas gustativas y de las terminaciones nerviosas de las fosas nasales, que alteran el sabor de los alimentos, lo que provoca una menor ingestión de la comida habitual. Esta actitud se puede interpretar como que tiene un apetito caprichoso”, explica Miguélez. Al respecto, la experta añade una cosa más a tener en cuenta: “Se vuelven más sensibles a las situaciones de estrés que alteren su rutina y se producen cambios neuronales y endocrinos que afectan a los mecanismos naturales de regulación del consumo de alimento”.

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