La conmemoración de la Constitución certifica la ruptura total entre el Gobierno de Sánchez y el de Ayuso
Representantes de PSOE y de Más Madrid se quedan solos en una cita sin políticos de PP y Vox, organizada como alternativa a la tradicional, en la que se silenció al delegado Francisco Martín
Las manos unidas de dos niñas pintadas por Sorolla sirven de telón de fondo para escenificar la ruptura total entre el Gobierno de España y el de Madrid. Pasa este miércoles en la galería de las colecciones reales, donde el delegado del Ejecutivo central, Francisco Martín, organiza un homenaje a la Constitución alternativo ...
Las manos unidas de dos niñas pintadas por Sorolla sirven de telón de fondo para escenificar la ruptura total entre el Gobierno de España y el de Madrid. Pasa este miércoles en la galería de las colecciones reales, donde el delegado del Ejecutivo central, Francisco Martín, organiza un homenaje a la Constitución alternativo al convocado la víspera por la presidenta regional, Isabel Díaz Ayuso, ya que en ese, por primera vez, se impidió hablar al representante del Estado. Nadie oculta el enfrentamiento. Suenan huecas las ofertas de diálogo. Tras cinco años de choque entre las dos administraciones, parece haberse alcanzado el punto de no retorno. Así lo resumen el ministro Ángel Víctor Torres, del PSOE —“Lamento el choque institucional (...). Pedimos a la presidenta que rectifique. Tenemos diferencias. Muchas. No es aceptable que no se le dé la palabra al gobierno de España”— y el alcalde José Luis Martínez-Almeida, del PP —”Es la primera vez que hay un acto del Gobierno de la nación que pretende competir con el acto de la Comunidad”—.
En el acto, organizado en el corazón de Madrid por el Gobierno de España, están representados el PSOE y Más Madrid. No hay nadie de Vox. Tampoco del PP. Da igual que la delegación curse invitación a la presidenta regional y a todos los consejeros. Se excusan en bloque. Y no hay diplomacia que valga: por mucho que casi coincidan en hora el acto de la Constitución y la reunión del Consejo de Gobierno autonómico, tanto la presidenta como el portavoz del Ejecutivo regional recogen en su agenda del día compromisos a la misma hora que la ceremonia. Ayuso, una entrega de premios de hostelería. Su número dos, el portavoz Miguel Ángel García, una visita a un mercadillo navideño. Podrían, por lo tanto, haber acudido. Pero no lo hacen, porque no quieren. Y quieren subrayarlo. Que se note.
Por ello, el ministro Torres califica de “tremendo sectarismo” la actitud de la baronesa. Habla desde una experiencia personal: en 2023, Ayuso decidió no invitarle a la celebración de la Constitución, rompiendo la tradición de contar con el responsable de administraciones territoriales del Gobierno central. Fue su represalia porque el Gobierno central no hubiera invitado a Ayuso a la inauguración de la línea de AVE entre Madrid y Asturias, con la justificación de que el tramo que se estrenaba (León-Oviedo) no tiene ver con Madrid.
“Hubiéramos preferido reunirnos aquí en otras circunstancias”, reconoce Martín durante su intervención, que incluye guiños a la dana de Valencia, agradecimientos a los presentes y pellizcos a los ausentes. “Este acto como tal es una anomalía, el resultado de otro paso adelante en la confrontación y la división y, por tanto, un significativo paso atrás en la aplicación de la Constitución que conmemoramos”, lamenta. Y por ello pide una “reacción diametral, lo antes posible, para que podamos trabajar [Ayuso y él]”. “A pesar de sus continuos desprecios, mi actitud va a ser la de tender la mano”.
Pero la relación está completamente rota. Lo de menos es que Ayuso no olvide que Martín la acusó de racismo por vincular denuncias por agresiones sexuales con la presencia de migrantes acogidos en un cuartel de Alcalá de Henares; que a Martín no debió gustarle que Ayuso se riera de su oferta de diálogo en un desayuno informativo en el que él estaba presente; o que el PP de la baronesa justificara que no interviniera en la celebración autonómica de la Constitución porque representa “a una organización mafiosa”.
Lo importante es que Ayuso y Sánchez han construido sus carreras en el último lustro por oposición. En una confrontación permanente. Hubo un tiempo en el que ese choque se dirimía en los tribunales (con una quincena de recursos de Madrid contra decisiones estatales, o sendos recursos del Gobierno central ante el Constitucional frente a leyes regionales).
Al poco, se llegó al cuerpo a cuerpo: si Sánchez mencionó en el Congreso “un posible caso de corrupción relacionado con la presidenta de la Comunidad de Madrid”, en referencia a su hermano, que no ha merecido reproche judicial alguno, Ayuso ha calificado de “hijo de puta” “corrupto” o “violento” al presidente, al que ha dedicado una cascada continua de descalificaciones.
Y eso lo marca ahora todo: desde el desplante de Ayuso al ser convocada a La Moncloa, en octubre, a su decisión de organizar una comisión en la Asamblea para investigar el supuesto “trato de favor” recibido por la esposa de Sánchez en su relación profesional con la Complutense, pasando por su decisión de dejar sin discurso al delegado.
Modificar el estatuto de autonomía
“Es la primera vez que hay un acto del Gobierno de la nación que pretende competir con el acto de la Comunidad de Madrid”, se queja este miércoles el alcalde Martínez Almeida (PP). “En las declaraciones del delegado del Gobierno se ve su necesidad de protagonismo”, sigue. “Entiendo que pueda opinar sobre quién habla en un acto. Esto no es una cuestión de protagonismo individual, sino de respecto a las instituciones”, añade, informa Álvaro Sánchez-Martín.
Porque en el día de la Constitución de todos, hasta lo que genera consenso, es motivo de disputa. El delegado Martín reclama al Gobierno de Ayuso que “se deje de excusas” y modifique el estatuto de autonomía para eliminar de su texto la palabra “minusválido” y sustituirla, por “persona con discapacidad”. Como ese proyecto está recogido en la hoja de ruta del PP, debería ser fácil que las dos partes celebraran haberse puesto de acuerdo.
Pero ya se sabe que no será así: el equipo de Ayuso ha renunciado a su proyecto con la excusa de que la modificación del Estatuto tendría que aprobarse en el Congreso, donde Sánchez y sus aliados, defienden en el PP, podrían aprovechar para introducir otros cambios. Una elucubración que explica que todo vale ya para alimentar el enfrentamiento entre Ayuso y Sánchez.