Operación Lobato, el líder del PSOE busca afianzar su poder en Madrid

El secretario general acelera para ganar el próximo congreso, y la candidatura en 2027, con un planteamiento adaptado a la región, pero sus críticos creen que se precipita y debe reforzar un discurso de izquierdas

El secretario general del PSOE de Madrid, Juan Lobato, en una imagen de abril de 2023.SERGIO PEREZ (EFE)

Lunes 2 de septiembre. Son las 18 horas, y Juan Lobato preside la reunión de la ejecutiva del PSOE de Madrid. Pedro Sánchez acaba de convocar el congreso federal, y eso obliga a hacer lo propio en Madrid. Tras casi tres años buscando su sitio bajo el fuego cruzado que se dedican el presidente del gobierno, y la presidenta regional, Isabel Díaz Ayuso (PP), el secretario general de los socialistas madrileños lanza un mensaje cl...

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Lunes 2 de septiembre. Son las 18 horas, y Juan Lobato preside la reunión de la ejecutiva del PSOE de Madrid. Pedro Sánchez acaba de convocar el congreso federal, y eso obliga a hacer lo propio en Madrid. Tras casi tres años buscando su sitio bajo el fuego cruzado que se dedican el presidente del gobierno, y la presidenta regional, Isabel Díaz Ayuso (PP), el secretario general de los socialistas madrileños lanza un mensaje claro: se presentará “con determinación” a la reelección, y también quiere ser candidato al gobierno regional en 2027. Por si hubiera dudas, a los pocos minutos de que acabe la cita, los militantes reciben un mensaje de WhatsApp que resume sus intenciones. Y luego, un email más extenso de contenido similar. Así dobla la apuesta Lobato, conocedor de que Sánchez busca “alinear” a voces como la suya, que a veces muestran ciertas dudas sobre políticas clave de La Moncloa; sabedor de que crece el ruido interno sobre la opción de un candidato alternativo; y consciente de que convive con las críticas de políticos de peso a su supuesta “tibieza” (que le afean los alcaldes de Fuenlabrada y Getafe) y con un líder alternativo que acapara focos (el delegado del Gobierno).

“Tenemos que tener muy claros los objetivos, que son plantar cara a la presidenta de Madrid”, lanza Lobato el jueves, tras reunirse con Díaz Ayuso en la Real Casa de Correos. “Con esa tarea por delante, mire, yo no estoy para estar mirándome la espalda cada martes y cada jueves”, añade. “Hace dos años y medio me hicieron el encargo de levantar esto [el PSOE de Madrid], literal y expresamente fue un encargo a medio plazo, y es lo que estamos haciendo”, amplía el viernes.

Hay palabras que dibujan imágenes sin mencionarlas. Ocurre con las de Lobato, que se referencia a posibles puñaladas en la espalda, cual César traicionado por Bruto, porque sabe que el PSOE de Madrid lleva siendo un hervidero de conspiraciones desde hace tres décadas. También bajo su mando.

“Juan se siente muy débil”, dice un crítico para explicar que el secretario general anuncie sus intenciones de continuar con tantos meses de antelación, y cuando, a su juicio, lo que toca ahora es centrarse en el comité federal de Sánchez. “Ve su situación precaria, y por eso hace una huida hacia adelante, aplicando el dicho de quien golpea primero, golpea dos veces”, sigue. “Se equivoca. Esta estampida no viene a cuento”.

Sin embargo, el secretario general ha aglutinado un importante capital de apoyo a su alrededor, y siente que su examen deben ser las elecciones autonómicas de 2027. Por eso ya ha empezado un intenso trabajo orgánico para garantizarse apoyos, que este viernes, por ejemplo, incluyó que se reuniera con representantes de una docena de agrupaciones.

La presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, durante su reunión con el portavoz del PSOE en la Comunidad de Madrid Juan Lobato (i), en la Real Casa de Correos este jueves.Rodrigo Jimenez (EFE)

“Siempre cabe la posibilidad de que salte alguien [como candidato alternativo] al escenario animado por la rumorología, pero no creo que tenga mucha oportunidad”, sostiene uno de los apoyos de Lobato, con larga trayectoria en el PSOE madrileño. “Además, con independencia de lo que se quiera revestir, todo el mundo dentro y fuera coincide en que Juan va caminando con una cierta firmeza para el 2027, y cualquier operación orquestada sería no solo una locura, sino sobre todo una gran estupidez”.

Lobato cogió las riendas del PSOE en 2021. Su partido, con Ángel Gabilondo como candidato, había firmado el peor resultado de su historia en Madrid, con el porcentaje más bajo de votos (16,8%), menos escaños que nunca (24) y el liderazgo de la oposición perdido en favor de Más Madrid. Dos años después, ya con él como candidato, los socialistas mejoraron (27 diputados y 18,19%), sin lograr rebasar al partido de Mónica García. Y las elecciones europeas de 2024 tampoco fueron un trampolín: Sánchez transmitió su preocupación por los resultados de Andalucía y Madrid (donde el PP aventajó al PSOE en 350.000 votos).

“En Madrid hay una base interesante, pero el fuego cruzado por el enfrentamiento total entre Sánchez y Ayuso impide que se hable de la política autonómica, como por ejemplo de centros de salud, de la Formación Profesional...”, explica una fuente de la confianza de Lobato, que recuerda que la última encuesta de 40dB para EL PAÍS, publicada el pasado lunes, daba un 25% de intención de voto al PSOE en la región, el segundo mejor dato de los publicados, a apenas cuatro puntos del PP de Ayuso. “Eso reduce el espacio de acción política”, argumenta. “La dificultad es lograr un equilibrio, constantemente tiene que hablar de temas nacionales, para luego bajarlos a lo regional”, añade. Y sobre los roces internos que ha provocado que Lobato no haya apoyado sin fisuras las políticas más polémicas de La Moncloa, opina: “No mentir nunca tiene un coste, pero es la única forma de tener una base sólida, la incoherencia sale cara”.

Así lo explicó este viernes Lobato, que se vio sorprendido en febrero por una comida entre el secretario de organización del PSOE, Santos Cerdán, y sus dos mayores críticos en la región, Javier Ayala (alcalde de Fuenlabrada) y Sara Hernández (regidora de Getafe): “Claro que tenemos posiciones no milimétricamente exactas en todos los territorios, es un partido muy grande, muy transversal, en el que cabe muchísima gente (...) Es bueno que haya debates, esto es un partido vivo, esa es la fortaleza del PSOE”.

En esa línea, Lobato ha buscado en Madrid “un tono moderno” que salpimiente el discurso troncal del PSOE con la idiosincrasia de Madrid. Por ejemplo, su modelo fiscal propone el tipo del IRPF más bajo de todas las autonomías socialistas (22,5% como máximo para bases de 150.000 euros), al mismo tiempo que es más duro en el impuesto del patrimonio (gravaría los patrimonios a partir de 1,5 millones, frente a los 3 del modelo nacional socialista).

Nada resume mejor cómo el líder de los socialistas intenta adaptar su discurso a una región en la que las tesis del PP han calado como en ninguna otra, como refleja que los conservadores lleven gobernando ininterrumpidamente desde 1995. Al mismo tiempo, pocas cosas explican mejor por qué los alcaldes de Fuenlabrada y Getafe creen que el proyecto de Madrid requiere de un giro a la izquierda. En esa encrucijada, que intenta resolver cómo atraer a votantes de Ciudadanos y de Más Madrid sin perder a los socialistas al mismo tiempo, está el PSOE madrileño. Lobato quiere seguir, y suenan tambores de guerra.

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