Sanidad o Ayuso

Las elecciones del próximo 28 de mayo son un plebiscito en el que los madrileños vamos a tener que elegir entre tener cita de atención primaria en menos de dos semanas o las mentiras de la presidenta regional

Vista general de la manifestación en defensa de la sanidad pública, este domingo en la plaza de Cibeles en Madrid.Rodrigo Jiménez (EFE)

Ayuso le ha declarado la guerra a la sanidad pública en Madrid y para ello no ha dudado en utilizar todas las armas a su alcance: asfixia económica, maltrato a los profesionales, ...

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Ayuso le ha declarado la guerra a la sanidad pública en Madrid y para ello no ha dudado en utilizar todas las armas a su alcance: asfixia económica, maltrato a los profesionales, abandono a los pacientes… El desmantelamiento de la sanidad madrileña, iniciado por Esperanza Aguirre de la mano de Javier Fernández Lasquetty, ha entrado en una nueva etapa desde que se desató la pandemia. El desastre en el plan de atención primaria, la negligencia de expulsar médicos, un 40% de incremento de lista de espera, la indolencia programada para gestionar nuestro bien más preciado, forman parte de la nueva ofensiva.

Atacar la sanidad pública pone en jaque al corazón de nuestra sociedad de bienestar. Un corazón que podría latir precioso si no fuera por la falta de oxígeno premeditada a la que le somete el Partido Popular. Solo una gobernante irresponsable estaría dispuesta a poner en juego algo tan valioso; un sistema sanitario que está llegando a un punto de no retorno fruto de las políticas sin alma del gobierno actual. Solo una gobernante sin escrúpulos convertiría nuestra mayor conquista social en su mayor botín.

Según las encuestas, el deterioro de la sanidad pública se ha convertido en la principal preocupación de los madrileños. Y este dudoso mérito, en pleno escenario inflacionista, da buena cuenta del desastre que vive la sanidad en Madrid. Convertir la joya de la corona, la que durante tanto tiempo ha sido motivo de orgullo y tranquilidad, en un motivo de inseguridad es imperdonable. Y es urgente revertir esto; es urgente hacer que la principal preocupación vuelva a ser nuestro principal orgullo.

Por suerte, en paralelo al intento de demolición de uno de los pilares de aquello que nos constituye y nos identifica como sociedad, estamos asistiendo a un esperanzador movimiento ciudadano en defensa de la sanidad pública. Al goteo de concentraciones semanales en las puertas cerradas de las urgencias extrahospitalarias y la huelga de los profesionales sanitarios, se han sumado dos manifestaciones masivas e históricas. Dos fechas que ya han quedado grabadas en nuestra retina por el carácter transversal, alegre y familiar de las movilizaciones al grito orgulloso de “viva la sanidad pública”. Cientos de miles de personas recorriendo las calles de Madrid con el convencimiento de que la defensa de la sanidad trasciende colores políticos.

Y queda otra fecha en el horizonte, la más importante: el 28 de mayo, el día que tenemos una cita con nuestro futuro y con nuestra salud. Ya no hay vuelta atrás; la sanidad madrileña no aguanta cuatro años más de negligencia premeditada. En las próximas elecciones tenemos que elegir entre nuestra sanidad, por la que pagamos orgullosos nuestros impuestos, o la soberbia, las mentiras y el desprecio de su presidenta. En definitiva, las elecciones del próximo 28 de mayo son un plebiscito a nuestra salud en el que los madrileños vamos a tener que elegir entre Sanidad o Ayuso.

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