Vecinos afectados por la obra de la línea 7B de metro: “El ruido nos despierta cuando los cimientos del edificio se caen”
El alcalde de San Fernando de Henares reclama un plan integral para las 200 viviendas damnificadas por las obras del suburbano. La Consejería de Transportes ha ofrecido el realojo de 23 familias
Los vecinos de San Fernando de Henares afectados por las obras de la línea 7B (Barrio del Puerto hasta el Hospital de Henares) ya no aguantan más. Las condiciones en las que están viviendo empeoran y reclaman una solución urgente a la Comunidad de Madrid. Bautista Mangas (78 años), vecino de uno de los bloques de la calle de Rafael Alberti, cuenta que es imposible dormir tranquilo: “Las noches son largas porque el ruido nos despierta cuando los cimientos del edificio se caen”.
Unas 200 familias del municipio llevan más de una década viviendo entre grietas, ventanas que no se cierran y a...
Los vecinos de San Fernando de Henares afectados por las obras de la línea 7B (Barrio del Puerto hasta el Hospital de Henares) ya no aguantan más. Las condiciones en las que están viviendo empeoran y reclaman una solución urgente a la Comunidad de Madrid. Bautista Mangas (78 años), vecino de uno de los bloques de la calle de Rafael Alberti, cuenta que es imposible dormir tranquilo: “Las noches son largas porque el ruido nos despierta cuando los cimientos del edificio se caen”.
Unas 200 familias del municipio llevan más de una década viviendo entre grietas, ventanas que no se cierran y aceras levantadas. El alcalde de San Fernando, Javier Corpa, advierte: “Las condiciones de los edificios han empeorado durante las últimas semanas. Es un grave peligro para la seguridad de los vecinos”. Las aguas subterráneas acumuladas en el terreno, provocadas por las obras del metro, han causado el desgaste de los bloques de la calle de Rafael Alberti y de La Presa, donde viven 23 familias. Estos 30 domicilios empezaron a deteriorarse en marzo. Pero, los primeros desperfectos en la zona aparecieron hace 14 años, poco después de la inauguración del tramo impulsado por Esperanza Aguirre en 2007.
La principal preocupación: la consolidación e impermeabilización del suelo. “Es una zona inestable y la construcción del metro ha ocasionado daños hasta en la propia infraestructura”, según un portavoz de la Consejería de Transportes. Tales son las consecuencias que el tramo de línea 7B cerró por séptima vez en julio de este año y no abrirá hasta el próximo 27 de septiembre.
Aunque no hay peligro de derrumbe, el día a día de las familias es un suplicio. Carmen Alamillo (62 años), vecina afectada, explica que todas las habitaciones de su casa están llenas de grietas cada día más abiertas, dejando al descubierto la estructura interna de ladrillo y cartón yeso. Algunos de los pisos se repararon en enero, pero los vecinos aseguran que las grietas han vuelto a salir.
Además de las grietas, los ascensores no funcionan y las puertas no se abren o se cierran solas. “Tenía a mi madre en casa y el ascensor estaba bloqueado, así que la tuvieron que bajar en mano porque no cabía la silla”, cuenta Eva Medina, vecina de San Fernando de Henares.
Realojo de 23 familias
El miércoles la Comunidad ofreció el realojamiento de las 23 familias recientemente afectadas durante la duración de las obras. “El personal de la Comunidad de Madrid visitará lo antes posible el lugar para estudiar las necesidades de cada familia y decidir donde los reubican”, confirman fuentes del Área de Transportes de la región. Pero, la medida no es suficiente para el alcalde de San Fernando: “Necesitamos un plan integral de intervención y un paquete de indemnizaciones por los daños físicos y psicológicos ocasionados”.
El consejero de Transportes e Infraestructuras, David Pérez, estima que “los daños estarán reparados en aproximadamente tres meses, mientras que lo urgente a lo mejor en 15 o 20 días”, según una declaración enviada por el departamento de prensa a los medios. Desde la Plataforma Afectados de Metro no lo ven claro. “Necesitamos un plan de realojo. No sabemos dónde nos van a llevar”, declara Federico Herraiz, su portavoz.
Los vecinos no han recibido aún ninguna notificación sobre el procedimiento. Varios de ellos coinciden en que la única solución es demoler los bloques y construir los edificios en un terreno firme. “No pido un palacio. Pido una casa como la que tengo. Que utilicen el tiempo que necesiten para arreglarla, que la tiren, que la hagan nueva y que me entreguen la llave de mi casa como yo la tenía antes”, reclama desesperada Josefa Jiménez (76 años).
Casi un centenar de personas de la plataforma de Afectados por Metro han protestado este jueves en la Puerta del Sol ante la sede del Gobierno regional. Hasta allí llegaron en autobús para exigir a gritos una solución inmediata a su situación: “¡Se nos hunde el edificio!”. En la concentración, los vecinos de San Fernando de Henares alzaban pancartas en las que se leía: Ayuso, responde o Indemnizaciones ya. Irene Lozano, portavoz adjunta del Grupo Socialista en la Asamblea de Madrid, ha manifestado que “se debería crear un plan integral para evitar una desgracia porque poniendo parches no se soluciona nada”.
Desde el 2008 pagando un préstamo para arreglar la fachada
Fernando Carriazo (59 años), es vecino de uno de los primeros bloques que sufrieron las consecuencias de las obras de la línea 7b. Su portal, en la calle de Vergara, está a 150 metros de la estación de Jarama, “justo por donde pasa el metro”, detalla. Las grietas aparecieron en 2008, poco después de la construcción del tramo. El vecino declara que tuvieron que pedir un crédito de 15 años para reconstruir la fachada.
Carriazo llevaba 30 años en el edificio cuando empezó a deteriorase y asegura no haber tenido problemas “hasta que se construyó el metro”. Los vecinos de su bloque denunciaron a Metro de Madrid y Mintra (Madrid Infraestructuras del Transporte), la empresa pública encargada de la construcción suspendida en 2011. Pero, perdieron el juicio porque “los tribunales afirmaron que no era evidente que fuera una consecuencia de las obras, sino que era un problema de cimentación del bloque”, explica el residente.
Tras un recalzado –reparación de los cimientos– del edificio, la fachada se derribó en 2008, porque “la junta de dilatación cedió 21 centímetros”, explica el vecino. Trece años después, la casa de Carriazo sigue repleta de grietas que, según él, “cada vez son más grandes”.
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