Daños por quemaduras en el mural que rinde homenaje a Robert Capa en Madrid

La plataforma SalvaPeironcely10 denuncia el abandono de la plaza situada en Puente de Vallecas que lleva el nombre del reportero y reclama al Ayuntamiento que se haga cargo de la restauración de la pintada

José Camacho, un sintecho nicaragüense que vive en la plaza, dormita bajo el mural, destrozado por las quemaduras.Olmo Calvo

Se llama plaza del fotógrafo Robert Capa, pero no tiene ni remotamente la pinta de un lugar donde encontrarse con los amigos o relajarse en un día de verano a la sombra de los árboles. Lleva el título de plaza, pero es un estacionamiento improvisado, donde los coches se mezclan con la basura y los restos de ladrillos. En este lugar, situado en el distrito de Puente de Vallecas y olvidado por el Ayuntamiento de Madrid, pero no por dios —al menos por su representación cristiana en la parroquia de San Carlos Borromeo—, el mura...

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Se llama plaza del fotógrafo Robert Capa, pero no tiene ni remotamente la pinta de un lugar donde encontrarse con los amigos o relajarse en un día de verano a la sombra de los árboles. Lleva el título de plaza, pero es un estacionamiento improvisado, donde los coches se mezclan con la basura y los restos de ladrillos. En este lugar, situado en el distrito de Puente de Vallecas y olvidado por el Ayuntamiento de Madrid, pero no por dios —al menos por su representación cristiana en la parroquia de San Carlos Borromeo—, el mural en homenaje al fotógrafo Robert Capa ha aparecido quemado. Resulta difícil establecer cuándo: la plataforma #SavePeironcely10 asegura que no puede haber sido más tarde del fin de semana, pero los sintecho que viven acampados a la sombra del mural sostienen que fue hace unos tres meses.

El mural es obra de 1.200 niñas y niños del barrio y de alumnos de Bellas Artes de la Universidad Rey Juan Carlos, y reproduce instantes de la icónica fotografía que Robert Capa tomó en el otoño de 1936 en el número 10 de Peironcely, durante los bombardeos de la Guerra Civil en la capital. Se encuentra en uno de los muros exteriores de la parroquia de San Carlos Borromeo, en la plaza que lleva el nombre de Capa, desde hace tres años.

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La parte central del mural está quemada. Desaparecieron las niñas que jugaban en frente de la casa ametrallada. En su lugar, se puede ver el yeso de la pared reducido a trozos y los ladrillos negros de humos. Luis Quinde, que duerme en el solar de la plaza desde hace cinco meses, asegura que se encuentra en este estado desde el comienzo del verano. Originario de Ecuador, vive en Madrid desde hace 18 años, casi siempre en este barrio de Entrevías. Se quedó sin trabajo y sin casa en primavera, y desde entonces vive acampado en la plaza de Capa junto a otras siete personas.

La tiendas de campaña y todas sus pertenencias —colchones, sillas y carritos llenos de ropa— están apoyados contra la pared del mural. Pasan el día trabajando o buscando un empleo, y solo vuelven al solar para dormir. De vez en cuando la policía nacional pasa por allí para controlar que no haya problemas. Empiezan a sufrir el frío cuando llega la noche, y son numerosos los restos de hogueras a pie del mural. Por eso, tampoco es posible asegurar que el destrozo de la pintada haya sido provocado o, sencillamente, fruto del descuido. La policía ha confirmado este jueves que el incendio fue accidental, según informa Europa Press.

Tiendas de campaña bajo el mural de Robert Capa. Olmo Calvo

La plataforma #SalvaPeironcely10 —que lucha desde hace años para que se reconozca el valor cultural de la casa fotografiada por el periodista húngaro— asegura que la quemadura del mural se remonta a este fin de semana. Periódicamente pasan por la zona para revisar y denunciar el completo estado de abandono de la plaza. Este miércoles han denunciado en su cuenta de Twitter lo que han definido como un “acto bárbaro que ha destrozado una obra singular referenciada internacionalmente” y han reclamado que el Ayuntamiento se haga cargo de la restauración para evitar la mayor degradación del lugar. Un portavoz del Ayuntamiento aclara que el mural no está protegido por la institución, y que el concejal del distrito de Puente de Vallecas se ha puesto en contacto con la plataforma #SalvaPeironcely10 para interesarse por lo ocurrido.

Mar Espinar, portavoz municipal del PSOE, se ha declarado muy preocupada por “la inacción del Ayuntamiento ante este tipo de hechos”. Espinar recuerda cómo el grupo socialista intentó en 2017 que “este espacio degradado” se convirtiese en la plaza Robert Capa, una iniciativa que no fue entonces aprobada. “También pedimos que se vallara la plaza por las múltiples molestias que genera a los vecinos, se aprobó en la Junta hace casi un año y no se ha hecho nada”, añade Espinar. “Por eso, compartimos la petición de la plataforma de que el mural sea repuesto inmediatamente por el Ayuntamiento”.

Además, José María Uría, coordinador de #SavePeironcely10, cuenta que en un acto de reivindicación se puso el cartel con el nombre plaza del fotógrafo Robert Capa, copiando el modelo de las placas madrileñas. “No está reconocida oficialmente, pero sí que aparece en Google Maps”, afirma Uría. La plaza se encuentra en un solar abandonado de importante valor histórico. Además de encontrarse junto al edificio de la famosa foto de Capa, removiendo el polvo se pueden ver a simple vista la losas hidráulicas de las vivienda que en el 1936 estaban allí, antes de ser bombardeadas. “Es probablemente el único solar de Madrid en el que en 80 años no se hubiera excavado”, ironiza Uría.

Para María García Fernández el mural de Robert Capa es “la alegría de su vida”. Tiene su tienda justo delante de la escrita “llevamos un mundo nuevo en nuestro corazones”, una frase que lee cada mañana al despertarse y que le da esperanza. No se aleja nunca de su perra, como ella “inquilina” de la plaza Robert Capa. Juntos a los otros sintechos que viven en el campamiento, se preocupa de limpiar el mural cuando el viento lo llena de tierra. “Es una pieza artística que ha sido referencia internacionalmente, a través del propio New York TImes”, subraya Uría, “y creemos que se pueda convertir en un motor que revitalice este entorno tan degradado, que se llena de basura, y olvidado por la Administración municipal”.

Maite Molina es una de las personas que en 2018 dio vida al mural. Coordinó los 1.200 niños vallecanos que participaron en la obra dibujando cada uno una interpretación de la foto de Capa. Hoy, delante del hueco central que las llamas han dejado, no puede que indignarse. “El problema de este barrio es la negligencia ante la belleza”, protesta, “lo rápido que se va todo al garete cuando hay una iniciativa ciudadana”. Asegura que pronto el mural volverá a su esplendor.

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