El PSOE se instala en la provisionalidad mientras busca cómo contrarrestar el fenómeno Ayuso
El partido afronta la triple crisis del éxito del PP, el ascenso de Más Madrid y la falta de una ejecutiva con plenos poderes
La reconstrucción del PSOE tras el batacazo electoral del 4-M ha empezado este lunes con una reunión de la gestora que dirige el partido en Madrid y sus 24 diputados, aún noqueados por el resultado, preocupados porque el efecto Ayuso afecte a las municipales de 2023, y en tensión mientras se decide quién ...
La reconstrucción del PSOE tras el batacazo electoral del 4-M ha empezado este lunes con una reunión de la gestora que dirige el partido en Madrid y sus 24 diputados, aún noqueados por el resultado, preocupados porque el efecto Ayuso afecte a las municipales de 2023, y en tensión mientras se decide quién sustituirá a Ángel Gabilondo como portavoz. El partido se ha instalado en la provisionalidad, porque todas las decisiones que se adopten ahora deberán ser refrendadas por la dirección regional que se elija a finales de año. Y eso ha añadido tensión a la dura digestión de la derrota. “Solo recuperaremos la credibilidad si reflexionamos sobre las causas y los errores cometidos y, también, acerca de nuestras insuficiencias y debilidades”, se lee en una carta dirigida a la militancia por Isaura Leal, presidenta de la gestora que lleva el timón del partido desde la dimisión de José Manuel Franco como secretario general.
El elegido para sustituir a Gabilondo como portavoz en la Asamblea tendrá una tarea de las que hacen época. Primero, porque se enfrentará a Díaz Ayuso en dos debates trascendentales y relativamente seguidos: el de investidura en junio; y el de los Presupuestos, a finales de año. Segundo, porque suya será la misión de neutralizar al nuevo referente de la izquierda en la Comunidad: Mónica García, de Más Madrid. Y tercero, porque sin los galones de un nombramiento definitivo tendrá que reanimar a un partido en estado de shock.
“Lo normal es elegir entre Hana Jalloul (la número dos de la lista electoral) y Juan Lobato (el número cuatro)”, afirma una fuente socialista, que descarta a la número tres, Pilar Llop, porque es presidenta del Senado. “Aunque esa decisión luego se pueda prorrogar en el tiempo, que es lo probable, sería una dirección del grupo parlamentario con un tiempo finito, y tasado, coincidente con el de la gestora”, añade en referencia al congreso que celebrará el PSOE a finales de año para elegir a su nueva dirección en Madrid, tras lo que se evaluarían las decisiones adoptadas ahora. “Y en ese contexto no sería de mucha inteligencia meterse en jardines, y lo normal es ir en orden de sucesión [tras Gabilondo en la lista]”.
“Es importante que esa provisionalidad en los nombramientos se entienda”, recalca un segundo interlocutor. “No es momento de postularse para nada”, advierte sobre la lista de aspirantes teóricos, que también incluiría a Mónica Carazo (número seis de la lista), Pilar Sánchez Acera (nueve) o José Cepeda (diez).
“Pero esto del carácter interino es un absurdo”, discrepa un destacado socialista. “Cuando entra una dirección nueva puede mantener o cambiar. Es lógico y natural. Pero hay que dejar de insistir en la provisionalidad”, añade. “La dirección que se elija podrá actuar con absoluta contundencia para esta etapa, de aquí a ocho meses, con toda su autoridad para ejercer por un tiempo determinado”, sigue. “Lo importante es tomarse en serio una posición política más audaz, ambiciosa, moderna, con contundencia en la acción política”.
Portavocía interina
“Otra opción es que la portavocía, al ser interina, la asuma uno de los cinco diputados que está en la gestora”, añade una tercera fuente, ante la insistencia de la dirección en que todo será provisional. “Hay que ver también si permitirán que el que sea portavoz se pueda presentar luego a secretario general, o si al que se lo ofrecen piensa que aceptando se quemará para el futuro, o no”.
Esas son algunas de las dudas que alimentan el ambiente sombrío en el PSOE cuando se produce la cita de este lunes en la Asamblea. A ella ha acudido Carla Antonelli para despedirse. Es una señal de los tiempos. Ella, que fue bandera del PSOE y la lucha por los derechos sociales y la igualdad, se ha quedado sin acta y sin sitio en la Asamblea (era la número 35 de la lista electoral).
“Tenemos que analizar el problema de desconexión con la sociedad, que seguramente no sea solo uno, sino varios; y distintos, según el sitio”, analiza un socialista con varios quinquenios de servicio al partido a sus espaldas. “Por una parte ha habido un voto [de castigo] que tiene que ver con la gestión del gobierno estatal; otra parte con una campaña que no ha sabido centrarse; y otro problema, evidente, ha sido de comunicación”, argumenta. “Posiblemente también haya tenido que ver el estilo de la portavocía [de Gabilondo frente a Ayuso]. Esa es la reflexión abierta”, añade. Y se pregunta: “¿Qué hay que hacer? ¿ser más bronco? En un escenario en el que el insulto y el desprecio son lo que prima, es verdad que intentar una cosa de moderación y diálogo es complicado. Hay que combinar un tono más alto, que es lo que puede llegar a gustar, con una mejor comunicación de lo que se hace. Ese es el camino”.
“No vale quedarse deprimidos”, pide un socialista madrileño de los que conoce al fondo la organización.
“Hay que parar dos segundos a ponernos las pilas sin fuegos de artificio. Nos hemos dado una hostia, pero no merece la pena mirar atrás, hay que centrase en darle la vuelta a la tortilla, si no, sería imposible”, solicita otro.
“Pero la gestora no ha traído ningún diagnóstico a la reunión con los diputados, ha explicado los tiempos hacia la investidura y ha pedido que quien quiera hacer alguna aportación que la haga”, lamenta un cuarto interlocutor.
Nervios de los alcaldes
Mientras los socialistas resuelven su organización en la Asamblea, que se constituye el 8 de junio, sus líderes municipales descuentan con temor los días que quedan hasta las elecciones de 2023. En 2019, el PSOE triunfó en las principales ciudades de la región (excepción hecha de la capital): Móstoles, Alcalá de Henares, Getafe, Fuenlabrada… tienen alcaldes socialistas. Ahora, los regidores ven con preocupación la posibilidad de que el efecto Ayuso dure lo suficiente como para que peligre su poder. Y por eso participan del proceso de diálogo que ha abierto la gestora, en busca de un diagnóstico que explique el hundimiento del PSOE hasta los peores resultados de su historia en la región (24 diputados).
“Los alcaldes están muy nerviosos. Acojonados”, reconoce una fuente socialista.
Son las consecuencias de la debacle. El PSOE ganó las elecciones de 2019. Solo el veto de Cs a un pacto con la izquierda impidió que gobernara Madrid por primera vez en más de un cuarto de siglo. Dos años después, el panorama es radicalmente distinto: ni siquiera lidera la oposición. No obstante, los dirigentes del partido intentan convencerse de que es posible conseguir un punto de inflexión antes de los comicios de 2023.
“Si Díaz Ayuso logró los peores resultados del PP en 2019, y dos años después ha arrasado… ¿por qué no van a ser reversibles también nuestros resultados?”, se preguntan en la sede socialista.
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