La ultraderecha contra la mujer
Vox, negacionista de la violencia de género, señala y otros ejecutan, ya se trate de menas o de murales feministas
Se dice que la ultraderecha no existe, que Vox es otra cosa. El otro día escenificaron muy bien su ultraderechismo, tanto en la forma como en el fondo: todos los grupos políticos del Ayuntamiento se concentraron detrás de una pancarta contra la violencia de género, con motivo del enésimo asesinato, y el draculino Ortega Smith se colocó a la extrema derecha de la foto, bien lejos de la pancarta y aislado del resto. Ultraderechismo es colocarse en la extrema derecha geográfica por ser negacionista de la...
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Se dice que la ultraderecha no existe, que Vox es otra cosa. El otro día escenificaron muy bien su ultraderechismo, tanto en la forma como en el fondo: todos los grupos políticos del Ayuntamiento se concentraron detrás de una pancarta contra la violencia de género, con motivo del enésimo asesinato, y el draculino Ortega Smith se colocó a la extrema derecha de la foto, bien lejos de la pancarta y aislado del resto. Ultraderechismo es colocarse en la extrema derecha geográfica por ser negacionista de la violencia machista. Casi poesía.
En el Congreso de los Diputados varios partidos le recitaron a Vox el nombre de las 1.081 mujeres asesinadas por sus parejas desde 2003, evidenciando el carácter de género de estos crímenes. A ver si así. Es decir: que las mataron porque eran mujeres, las mataron porque “eran suyas”. Pero a los autodenominados “fachas” no les entra en la cabeza, no consiguen visualizarlo. Lo del disgusto de la ultraderecha con la lucha de las mujeres no es nuevo: en la no tan modélica Transición los Guerrilleros de Cristo Rey se dedicaban, entre otras labores, a ir a pegar a las feministas.
“Hay gente que prefiere creer que tachando las caras de unas mujeres de una pared va a acabar con su legado”.
Luego esa misma gente se ve amenazada por la imagen en un muro de Frida Kahlo, Rigoberta Menchú o Rosa Parks, mujeres que solo hicieron cosas buenas por la Humanidad. De modo que Vox aboga por borrar el mural, hasta que al final Ciudadanos se raja, por no quedar fatal. Da igual: Vox señala y otros ejecutan. A la persecución de los chavales migrantes menores de edad (los menas) se aplicaron chuscos grupos neonazis. El pasado 8 de marzo, Día de la Mujer, el mural de Ciudad Lineal apareció vandalizado, también uno de Alcalá de Henares un día antes, donde lucían los rostros de Ana María Matute, María Zambrano o Gata Cattana. Escritoras, filósofas, raperas. Me apuesto la Playstation a que los agresores no sabían ni quienes eran estas señoras. Pero eran señoras y eso basta.
Igual lo de los ultraderechistas no es cuestión de una brutal falta de empatía, sino de disonancias cognitivas. Hoy en día abundan los negacionismos, porque el ser humano está ya tan infantilizado que prefiere creer en una realidad que se ajuste a sus deseos, una realidad on demand, antes que en la realidad realmente existente.
Hay gente que prefiere creer que la Tierra es plana, hay gente que prefiere creer que el virus es un invento, hay gente que prefiere creer en un Estado Profundo de pederastas satánicos y hay gente que prefiere creer que la violencia de género no existe y que cuando apalean o asesinan a una mujer lo hacen de forma circunstancial y aleatoria, porque pasaba por allí. También hay gente que prefiere creer que tachando las caras de unas mujeres de una pared va a acabar con su legado. Más bien al contrario, pero las creencias son muy tozudas.