Un olvido que debió ser antes noticia

El Premio Internacional Luis Valtueña de fotografía humanitaria no se centra en las imágenes que han ilustrado las noticias del año. Su foco está, precisamente, en aquello que queda fuera de foco. El trabajo ganador del 2020, Soledades Mayores, de Santi Palacios (Madrid, 35 años) encontró uno de esos asuntos olvidados mientras registraba la actualidad. Su acceso durante meses a residencias de ancianos catalanas en plena...

El Premio Internacional Luis Valtueña de fotografía humanitaria no se centra en las imágenes que han ilustrado las noticias del año. Su foco está, precisamente, en aquello que queda fuera de foco. El trabajo ganador del 2020, Soledades Mayores, de Santi Palacios (Madrid, 35 años) encontró uno de esos asuntos olvidados mientras registraba la actualidad. Su acceso durante meses a residencias de ancianos catalanas en plena primera ola del coronavirus profundiza en un problema estructural, el de la desatención a nuestros mayores. Es una noticia que debería haber sido antes noticia.

Calcografía Nacional, en la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando de Madrid, expone de forma gratuita hasta el 18 de abril la serie fotográfica que Palacios entregó al concurso organizado por la ONG Médicos del Mundo, en honor al fotoperiodista que da nombre al premio y a otros tres compañeros de la asociación que fueron asesinados en Bosnia-Herzegovina (1995) y Ruanda (1997) mientras realizaban labores de cooperación internacional.

En los días anteriores al inicio del Estado de Alarma de marzo de 2020, el reportero fotográfico se encontraba viajando por el mundo. Había decidió quedarse en Barcelona ante las restricciones de movilidad y el riesgo sanitario, pero el impulso natural de registrar en cámara lo que estaba ocurriendo le enfrentó a una ciudad fantasma, como también lo fue Madrid y el resto de España. Al principio, solo pudo retratar calles vacías. “Lo que es muy grave es que tras deambular por esas calles, intentando entrar a los sitios sin conseguirlo porque no no daban acceso, ponía los informativos al llegar a casa y veía a un compañero delante de un hospital, en una calle limpia donde no pasaba nada, contando lo desastroso de la situación sin que el espectador pudiera verlo en imágenes. Y, aunque el coronavirus nos había dejado a todos fuera de juego, ni si quiera veía que en esos primeros días hubiera un debate en torno a esa falta de acceso a la información”, recuerda por teléfono.

Palacios logró entrar en centros de mayores, en su mayoría de gestión privada, a través de la organización Open Arms, que prestó a sus voluntarios para realizar test masivos en ellos. Lo que encontró fue dos niveles distintos de soledad. “Por un lado, la impuesta de forma puntual por el confinamiento. Por otro, la permanente, la que enfrentan estas personas mayores incluso cuando no hay restricciones de movilidad, que es la que más me impactó”. Retratar un concepto tan complejo como éste se hizo especialmente complicado por la limitación de tiempo que tenía en sus visitas acompañando a la ONG y su decisión de no mostrar rostros en sus imágenes. “Intenté captar momentos sutiles, prestando atención a los detalles y representando cierta universalidad. La mayoría de los días me iba sin ninguna imagen”, cuenta.

Otras miradas finalistas

Un jurado independiente a Médicos del mundo, formado por profesionales de la fotografía como Arianna Rinaldo (Italia), Emilio Morenatti (España), Federico Ríos (Colombia), Gorka Lejarcegi (España) y Silvia Omedes (España), entre otros, han seleccionado al ganador y finalistas de esta edición, cuyos trabajos ahora pueden verse en la exposición madrileña.

Soledades Mayores refleja también el reto inédito al que se ha enfrentado Médicos del Mundo España en el 2020. “Tenemos sede en 14 autonomías, pero la ONG nunca había trabajado en una emergencia sanitaria de este calibre dentro del país, así que toda la experiencia recogida en proyectos en otros lugares del mundo se ha tenido que poner en práctica dentro de nuestras propias fronteras”, apunta Eliett Cabezas, portavoz de la organización y comisaria de la muestra.

Resultaron finalistas del galardón, y sus trabajos pueden verse en Madrid estos días, el italiano Nicoló Filippo Rosso, por su serie en blanco y negro Éxodo sobre la migración venezolana; el nigeriano Ebeke Obanor con el proyecto Heroínas, con el que relata la historia de un grupo de niñas supervivientes del secuestro de Boko Haram y el chileno Luis Sergio con Ojos, compuesto por retratos de un grupo de manifestantes que perdieron la visión en las recientes protestas contra el gobierno de su país. Una Mención Especial del jurado va dedicada a Sergei Stroitelev, quien en ¿Ya no tengo miedo? muestra a mujeres rusas que han sobrevivido al cáncer de mama o que todavía están luchando contra él.

Todos ellos son temas recurrentes para estos premios: la realidad de las migraciones y la desigualdad en el mundo en cuestiones de educación, seguridad y salud. “no olvidemos que, si no llegan las vacunas a los países en vías de desarrollo, no se va a solucionar el problema de la covid-19”, comenta Cabezas.

Este año, los 6.000 euros de la dotación del premio, que se suman a una cámara Leica Q2, se entregan directamente al ganador en vez de vincularlos a la producción de una nueva serie fotográfica como ocurría en ediciones anteriores. Es una forma de apoyar a “un colectivo cada vez más precario, sin un medio o una agencia detrás para realizar su trabajo en condiciones. Son profesionales muy comprometidos con su trabajo, que se juegan el tipo y no se enriquecen haciendo fotografía publicitaria o vendiendo obras en galerías de arte”, defiende la portavoz de la ONG.

INFORMACIÓN: Cuándo: hasta el 18 de abril. Horario: Martes a viernes, de 10 a 14 horas y de 17 a 20 horas. Fin de semana y festivos, de 10 a 14 horas. Dónde: Calcografía Nacional de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando. Calle Alcalá 13, Madrid. Precio: Gratuito.