El escaparate más deseado de la Navidad: 165 años vendiendo turrones en el corazón de Madrid

Casa Mira lleva más de siglo y medio vendiendo turrones de elaboración propia en su tienda de la Carrera de San Jerónimo. Ahora estrena venta online

El escaparate es el mayor reclamo de Casa MiraA.A

Es imposible pasar delante de Casa Mira (Carrera de San Jerónimo, 30. Tel.: 914 298 895) y no pararse a contemplar su escaparate giratorio, uno de los más fotografiados de Madrid. Pero esta turronería no se llama así por su capacidad hipnótica sino por el apellido del fundador Luis Mira, cuya sexta generación de la familia mantiene viva la tienda. “Don Luis Mira llegó de Jijona a Madrid con dos burras cargadas de sus turrones allá por 1842”, cuenta su bichozno Carlos Ibáñez. “Abrió un puesto para venderlos en la Plaza Mayor y en 1855 inauguró su tienda en el actual emplazamiento”, añade el act...

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Es imposible pasar delante de Casa Mira (Carrera de San Jerónimo, 30. Tel.: 914 298 895) y no pararse a contemplar su escaparate giratorio, uno de los más fotografiados de Madrid. Pero esta turronería no se llama así por su capacidad hipnótica sino por el apellido del fundador Luis Mira, cuya sexta generación de la familia mantiene viva la tienda. “Don Luis Mira llegó de Jijona a Madrid con dos burras cargadas de sus turrones allá por 1842”, cuenta su bichozno Carlos Ibáñez. “Abrió un puesto para venderlos en la Plaza Mayor y en 1855 inauguró su tienda en el actual emplazamiento”, añade el actual encargado. En la parte de atrás montó el obrador, su vivienda en el piso de arriba y en poco tiempo logró el beneplácito de los paladares madrileños. Siglo y medio después, su descendiente, un joven turronero de veintiocho años narra con orgullo la historia de su familia, lleva los mandos de la empresa y continua viviendo en el piso de arriba.

Uno de los escaparates más fotografiados de Madrid.A.A

El regreso. En marzo de este año puso un cartel en la puerta donde indicaba que cerraban hasta nuevo aviso y hubo quien pensó lo peor. “Desde la Guerra Civil no habíamos estado tanto tiempo sin abrir”, explica. “Algunos creyeron que nos despedíamos para siempre como desgraciadamente está sucediendo con otros negocios tradicionales. Así que la vuelta está siendo muy emotiva”, cuenta. En octubre, la rueda que el abuelo de Carlos mandó construir a un herrero para mostrar sus dulces volvió a girar repleta de sus especialidades. Y esta semana ha regresado la fila de golosos a su puerta.

En Casa Mira cortan el turrón delante del clienteA.A

Los clientes de Casa Mira no esperan sabores exóticos ni elaboraciones vanguardistas. Aquí impera la tradición artesana. “La última innovación fue el turrón de coco en los años setenta”, dice Carlos. “Aunque hace un lustro añadimos los de Jijona y Alicante sin azúcar y el mes pasado inauguramos la tienda online (casamira.es)”, afirma. En ella, al igual que en la histórica tienda física ubicada entre el Congreso de los Diputados y la plaza de Canalejas, venden diez tipos de turrones: el de Jijona, Alicante (ambos con almendra ligeramente tostada y miel de romero), Avellana, Yema, Guirlache (con almendra tostada con piel y miel de romero), Chocolate, Frutas (almendra con calabaza, alficoz y sandía escarchadas), Nieve (mazapán de almendra, limón y canela), Coco (mazapán de almendra, coco y canela) y el llamado Pan de Cádiz, que es un turrón de mazapán horneado relleno de yema confitada y batata.

Peladillas, mazapanes, yemas de huevo y otros dulces navideños de Casa MiraA.A
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Transmisión oral. Elaboran todo en el obrador de la parte trasera excepto el turrón de Jijona. “Para tener la denominación de origen ha de fabricarse en la localidad alicantina y allí nos lo hacen con nuestra receta, ingredientes y porcentajes que les pedimos”, asegura Carlos. “Las recetas no se han tocado en cientos de años y han pasado de maestro turronero a aprendiz. Yo llevo desde que era un crío absorbiendo todo. Es la única manera de que se te quede porque no guardamos la receta en una caja fuerte sino en la cabeza”, cuenta.

“No guardamos la receta en una caja fuerte sino en la cabeza”, dice Carlos Ibáñez.

El consejo que tiene grabado a fuego de sus progenitores es la importancia de la materia prima. “Siempre me insistieron en que solo usemos ingredientes españoles y de la mejor calidad, independientemente de su precio”, dice Carlos. El piñón lo compra en Doñana, la miel de romero de Cuenca y asegura ser de los pocos que solo usan almendra marcona de Alicante. “La mayoría de empresas mezclan distintas variedades de almendras para abaratar costes. Nosotros solo trabajamos con la marcona y lo afirmamos con orgullo”, añade. De ahí que estos turrones artesanos de máxima calidad cuesten 46 euros el kilo, los corten a gusto del cliente y los pesen delante suyo para total transparencia.

Anguila de Casa Mira Elaborada a base de mazapán de almendra Marcona

Otras delicias navideñas. En el escaparate también llama la atención la anguila, una rosca de mazapán con forma de serpiente con yema confitada y frutas que ellos mismos escarchan y que también venden aparte (la anguila cuesta a partir de 33 euros y las frutas escarchadas están a 34 euros el kilo). “Algo que no se encuentra en otro lugar son nuestras yemas de nuez”, apunta Carlos. Se refiere a unas pequeñas bolas de nueces enteras, envueltas en una masa de yema confitada, canela y bañadas con fondant (a 57 euros el kilo en la tienda). Otra de las especialidades de la casa es la sopa de almendra (12,50 euros la caja para cuatro raciones). Aunque la venden en un bloque sólido como el resto de turrones, al llegar a casa se disuelve en tres cuartos de litro de leche a temperatura ambiente y mientras hierve se remueve con una cuchara de madera. Así se obtiene esta sopa de almendra, un plato navideño muy de Madrid y casi olvidado. Porque eso también es Casa Mira, un museo vivo de la gastronomía dulce madrileña que hay que visitar y, en estos días, soportar la cola en la puerta para poder comprar. La recompensa merece la pena.

Especialidades de Casa Mira en su rueda giratoria del escaparateA.A

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