Las cuentas de los sanitarios para pedir comprensión a los ciudadanos

Varios centros de salud informan en pancartas de la situación del personal para intentar explicar a los usuarios las esperas

Cartel en el centro de salud Vicente Soldevilla refleja su jornada diaria.M.C.

Alrededor de 20 personas se agolpan en la entrada del centro de salud Vicente Soldevilla de Puente de Vallecas (Madrid). A mediodía de este miércoles, la celadora de la puerta lo tiene claro. “Es hora punta, ha venido en el peor momento”. Mientras, sigue dando indicaciones a todo el que intenta entrar.

-Por favor mantengan la distancia de seguridad. ¿Tú a que vienes?

- A coger cita.

- ¿Tiene fiebre?

- No

-Pues espera por aquí fuera que dentro está el aforo completo. ¿Quién es el siguiente?

En un segundo de respiro la celadora se libera. “Así estamos má...

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Alrededor de 20 personas se agolpan en la entrada del centro de salud Vicente Soldevilla de Puente de Vallecas (Madrid). A mediodía de este miércoles, la celadora de la puerta lo tiene claro. “Es hora punta, ha venido en el peor momento”. Mientras, sigue dando indicaciones a todo el que intenta entrar.

-Por favor mantengan la distancia de seguridad. ¿Tú a que vienes?

- A coger cita.

- ¿Tiene fiebre?

- No

-Pues espera por aquí fuera que dentro está el aforo completo. ¿Quién es el siguiente?

En un segundo de respiro la celadora se libera. “Así estamos más de ocho horas al día desde marzo. Para que luego nos digan que no trabajamos”. Y vuelta a su rutina. A su derecha, un cartel expone el número de consultas (cerca de 3.300) que han hecho los últimos cuatro días en medicina y enfermería, también el número de PCR realizadas (482) y los pacientes con covid que han tratado (188). Todo ello con un 40% menos de personal: faltan seis médicas de 16 y dos pediatras de los cuatro que tiene el centro. Este centro está en el distrito, el más golpeado en esta segunda ola con una incidencia de 1.240 casos por 100.000 habitantes.

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Aun así, hay personas que no lo entienden como Mari Carmen. Desde la acera de enfrente señala con su bastón el ambulatorio mientras airadamente se queja de que no la cogen nunca el teléfono. “Mi hermana necesita un tratamiento porque tiene cáncer. Llamamos y llamamos y no dan cita. Ya decides venir a la boca del lobo y te tratan mal por las prisas”. Desconoce que su bastón señala a unos empleados que tienen que desdoblar turnos por la falta de personal y el exceso de trabajo. Razones por las que la Asociación de Médicos y Titulados Superiores mantiene la convocatoria de la huelga para atención primaria el 28 de este mes.

Una médica, que no quiere revelar su nombre, confiesa que llega antes de su hora habitual para organizar a los pacientes. “Si no lo hago a saber cuándo salgo de aquí”. Reconoce que no están tan desbordados como los meses de marzo cuando la pandemia golpeaba con fuerte a la ciudad de Madrid, sin embargo sus 60 pacientes al día no se los quita nadie. “Es cómo si hiciéramos dos turnos cada uno”. No cogen el teléfono porque no podrían atender a todos. A pesar de la carga, tiene un momento para reírse al escuchar la inversión de 80 millones que plantea el gobierno de Madrid de Ayuso. “Con eso no se soluciona nada, llevan años recortando”.

A solo un kilómetro y medio de allí, en el centro de Salud Buenos Aires de Vallecas, parece otro mundo. La gente espera haciendo cola, pero en calma. Se escucha el silencio y no el ajetreo y descontrol como en Soldevilla. Sin embargo, las apariencias engañan. El cartel de la entrada te informa de cifras parecidas. 700 consultas de medicina y enfermería, 121 PCR realizados y 37 casos de Covid. Un personal sanitario que prefiere no dar su nombre porque no tiene permiso de la consejería declara que hay trabajando seis médicos porque los otros 11 están de baja. “Hemos puesto las pancartas para que sepan que no estamos cerrados y todo lo que hacemos al día”. Se queja de que les llamen vagos cuando duplican los turnos por hacer el trabajo de otros. “Los rastreadores no existen, si alguien da positivo nos toca descubrir sus contactos y llamarles. Esa no es nuestra tarea”.

Cartel en el centro de salud Buenos Aires refleja su jornada diaria.M.C.

La gente que hace cola en ese centro asegura que no les cogen el teléfono. Salomé lleva dos semanas porque se le acaban las pastillas de la alergia. También sufre de asma. “Necesito medicamentos y ya he decidido venir en persona aunque sé que no se debería”. Ella es enfermera del centro de salud Monovar en Pinar del Rey (Madrid) y asegura que la situación es totalmente diferente. “Allí si atendemos las llamadas y no estamos tan desbordados”. Cree que deberían contratar a más personal para atender por teléfono, así se reduciría la presión. “Al final te obligan a venir a los centros, dónde más posibilidades tienes de infectarte”.

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