Lucha ecológica por los árboles de la plaza del Niño Jesús

Los vecinos del distrito Retiro amenazan con denunciar al Ayuntamiento por una tala masiva

Los árboles de la plaza del Niño Jesús, un día antes de que empezara la tala, en una imagen cedida por los vecinos.

El oasis verde de la plaza del Niño Jesús (distrito de Retiro) muestra una imagen desoladora. Los enormes árboles que ofrecían al viandante aquel paraíso en un Madrid veraniego que achicharraba a las chicharras han desaparecido y con ellos el frescor de aquellas sombras, el muro natural contra el ruido de los coches y la espesura imponente de una de las zonas más concurridas del centro de Madrid. Una mayoría, situados en el interior de una plaza con ocho parterres, desapareció de la noche a la mañana hace una semana. Fue entonces cuando comenzó la tala de al menos 32 árboles entre los que se e...

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El oasis verde de la plaza del Niño Jesús (distrito de Retiro) muestra una imagen desoladora. Los enormes árboles que ofrecían al viandante aquel paraíso en un Madrid veraniego que achicharraba a las chicharras han desaparecido y con ellos el frescor de aquellas sombras, el muro natural contra el ruido de los coches y la espesura imponente de una de las zonas más concurridas del centro de Madrid. Una mayoría, situados en el interior de una plaza con ocho parterres, desapareció de la noche a la mañana hace una semana. Fue entonces cuando comenzó la tala de al menos 32 árboles entre los que se encuentran dos pinos piñoneros, un arce, un alianto y una mayoría de cipreses de Arizona que para los vecinos ha supuesto una puñalada en el pecho del barrio. El Ayuntamiento defiende la actuación enmarcándola en un proyecto de conservación y renovación de zonas verdes de los distritos y asegura que no ha cortado ningún árbol que no estuviera enfermo o presentara “signos de regresión”. Los vecinos piden los expedientes que lo justifiquen, las razones concretas y no se creen las “vagas explicaciones” que han recibido. La guerra por su paraje no ha hecho más que comenzar y, con un abogado que ya han contratado entre un número importante de vecinos, amenazan con acudir a cualquier instancia judicial.

Cecilia Eseverri llegó de vacaciones el sábado pasado y cuando se levantó al día siguiente se encontró aquello “arrasado”. Como si hubiera caído una bomba. Esta vecina de 40 años no es la única que se llevó las manos a la cabeza. Bajó, habló con conocidos y desconocidos, y comenzaron a organizarse. El grupo de WhatsApp que crearon ya supera los 80 miembros, entre los que hay medioambientalistas, abogados, biólogos y residentes con todo tipo de ideologías políticas que convergen en un punto: una protesta contra el Ayuntamiento, al que acusan de haber comenzado una especie de arboricidio sin avisar, sin explicar con transparencia qué proyecto hay detrás y, en definitiva, del que no se fían, pues aún pervive en ellos el miedo a la construcción del parking subterráneo de 1.000 plazas que querían construir en la zona y que se frenó gracias a la oposición de Ciudadanos.

Francisco Muñoz, director general de gestión del agua y zonas verdes del Ayuntamiento de Madrid explica que el área de medio ambiente ofreció al distrito de Retiro un proyecto “porque la plaza tenía un aspecto al que se le podía sacar más potencial” y había determinados ejemplares inclinados y con signos de regresión. La junta de gobierno lo debatió y dio el visto bueno, por lo que se pudieron manos a la obra. Según Muñoz, los ejemplares en los que se producen “esos procesos de regresión” pueden “ser atacados por enfermedades, tener ramas secas” o sufrir “determinados deterioros que ponen en riesgo al ciudadano”. Y sobre todo, dice, el proyecto consiste en llevar a cabo la renovación de una especie en concreto, modernizar el sistema de riego, de vallado y de mobiliario. “Lo vamos a reponer todo”. Los vecinos, sin embargo, lo dudan. Creen que la idea consiste en cubrir la zona de hierba, colocar bancos y asfaltar algunos caminos.

La plaza del Niño Jesús, en el distrito de Retiro, tras la tala de los árboles. INMA FLORES (EL PAIS)

En Ecologistas en Acción se mantienen tibios ante la polémica. “Hay una gran falta de comunicación con el ciudadano. No se explican las cosas correctamente y muchas veces se crean debates por desconocimiento. Una tala siempre es traumática y es normal que no guste. Hay que ver exactamente si era necesario o no, no he visto los expedientes, pero hay veces que está justificado”, adelanta Juan García Vicente.

Tras esas palabras se esconde una realidad de la capital que todos los gobiernos municipales van arrastrando desde hace unas décadas: unos 500.000 árboles de los algo más de dos millones que hay repartidos en las zonas verdes y jardines de la capital están viejos, enfermos o pertenecen a especies que no se han adaptado bien a las condiciones de la ciudad. “Ese número se mantiene más o menos cerrado desde hace tiempo”, admite Muñoz. Ese problema obligó al Ayuntamiento en la anterior legislatura a implantar un servicio de inspección, denominado Server, al que se dotó de un importante presupuesto (30 millones) para vigilarlos, inspeccionarlos y evitar así riesgos para la población.

DVD 1015 Madrid 19/08/2020 Arboles talados en la plaza del niño jesus Foto: Inma FloresINMA FLORES (EL PAIS)

En los sesenta, pero sobre todo en los setenta u ochenta, tras la época del desarrollismo en el extrarradio madrileño, se empezó a sembrar sin tener en cuenta el ecosistema. “Primaba más la cantidad que la calidad. Los árboles son seres vivos que crecen y se desarrollan. Y lo hacen en ciudad, con pavimento por abajo, cables, alcantarillas y edificios por arriba”. Por aquel entonces, “con los conocimientos del momento que no se pueden recriminar ahora”, se empezó a plantar en la ciudad de forma masiva especies como el ciprés de Arizona, el olmo siberiano o el arce negundo, todas ellas plantas alóctonas acostumbradas a unas condiciones climatológicas diferentes a las de Madrid, como son las de Nuevo México, Arizona o Siberia. La razón que subyacía en esas decisiones es que crecían rápido y proporcionaban buena sombra. Tiempo después, aquellos árboles comenzaron a dar problemas.

Por eso, la idea es sustituirlos en la plaza del Niño Jesús, según Muñoz, y replantar en lugar de los cipreses de Arizona y los otros que estaban enfermos por ejemplerares del género liquidámbar o magnolia, que tampoco son autóctonos pero que, aseguran, se adaptan mejor al suelo madrileño. “Es muy raro que todos los árboles estuvieran enfermos a la vez. Por eso queremos ver los expedientes”, cuestiona Eseverri.

“También hay que tener en cuenta que las arizónicas son la segunda especie más alérgena, por detrás de las gramíneas. Cada vez nos hacemos más sensibles al polen”, añade Muñoz. “En realidad se tienen en cuenta problemas multifactoriales y hay que hacer una gestión en favor de la ciudad”.

Santiago Saura, concejal del distrito, ha preferido remitirse a la versión oficial del área de Medio Ambiente del Ayuntamiento. “No tiene nada más que añadir”, explicaron este viernes fuentes de Ciudadanos, el partido al que pertenece. Sin embargo, sí que ha accedido a reunirse la próxima semana con los vecinos. “Nuestro objetivo es que no asfalten y que replanten de verdad”, explica Eseverri. “Que vuelva a ser una zona verde porque según los gráficos del proyecto que han colocado en la zona, en un 40% se ve que van a poner una zona roja con material como el de las pistas de tenis. Y eso evita plantar mucho y además genera más calor. Nuestra lucha ya es que modifiquen el proyecto, porque los árboles ya están talados”

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