El silencio del Cine Embajadores, un sueño en punto muerto
“Mi madre, que tiene 82 años, dice que le gustaría vivir unos añitos más y poder ir muchas veces al cine”, escribe el autor
Cuando el 14 de marzo se declaró la alerta por el coronavirus estaba apenas a 15 días de inaugurar mi flamante Cine Embajadores, una aventura por la que había luchado y soñado los dos últimos años. Durante los más de cuatro meses de reformas, me había sorprendido a mí mismo al no encontrar ningún contratiempo de importancia que me impidiera abrir el cine, hasta que un tsunami en forma de pandemia llegó para llevarse por delante todos mis ahorros y la ilusión de abrir un cine en el barrio de Arganzuela ...
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Cuando el 14 de marzo se declaró la alerta por el coronavirus estaba apenas a 15 días de inaugurar mi flamante Cine Embajadores, una aventura por la que había luchado y soñado los dos últimos años. Durante los más de cuatro meses de reformas, me había sorprendido a mí mismo al no encontrar ningún contratiempo de importancia que me impidiera abrir el cine, hasta que un tsunami en forma de pandemia llegó para llevarse por delante todos mis ahorros y la ilusión de abrir un cine en el barrio de Arganzuela de Madrid.
Iluso de mí, al principio pensé que esto podría durar como mucho 15 días o un mes y que, mientras, podría acabar las obras, hasta que poco a poco todos mis proveedores fueron posponiendo uno a uno sus trabajos. Primero fueron los de las butacas de Ezcaray, en la Rioja, que les daba miedo venir a Madrid a montarlas; después los instaladores de los proyectores y las pantallas que tuvieron que hacer un ERTE… Hasta que el local, mi proyecto de cine, se fue quedando poco a poco en silencio y a medio terminar.
Como todos los españoles, según el día, paso por diferentes estados de ánimo, desde el “esto se va a arreglar pronto y todo habrá sido un mal sueño” hasta el “todo va a cambiar y nada volverá a ser como antes”. De la incertidumbre inicial he pasado a la preocupación por cómo voy a salir de esta.
Todas las semanas escribo o llamo a Servihabitat (la inmobiliaria de La Caixa) para intentar que me condone el alquiler del local, pero de momento han dado –como siempre– la callada por respuesta. Este martes anunciaron una nueva orden ministerial sobre demoras en el pago de estos alquileres a la que quizás me pueda acoger. Como todo no van a ser malas noticias, el Santander me ha dado un crédito ICO, de los que ha sacado el Gobierno para que pueda afrontar los pagos de los créditos que pedí para emprender la reforma del local.
Entre la profesión todo son especulaciones, aunque la opinión general es que podremos abrir a finales de junio… Disney ha fechado para finales de julio la esperada versión en imagen real de Mulán, aunque certezas hay pocas en estos momentos.
Hace casi un mes que no me acerco por el local del cine pues, como todos los madrileños, estoy confinado en mi casa, atento cada día al parte de contagiados, fallecidos y curados. Mi madre, que vive al lado y tiene 82 años, dice que le gustaría vivir unos añitos más y poder ir muchas veces al cine. Estaba quedando precioso, la gente del barrio se paraba a diario delante del local y preguntaba cuándo sería la inauguración. Yo, orgulloso, les decía que pronto. Seguro que será pronto, no perdamos la esperanza.
La experiencia personal: anecdotario de los madrileños durante la crisis sanitaria
Todos tendremos una historia que contar sobre cómo vivimos el confinamiento por la pandemia del coronavirus. Este es un relato coral de los vecinos de Madrid a través de textos en primera persona.