Las familias del monte de Tameiga ganan el partido al Celta de Vigo: el club acepta achicar su ‘megaciudad’ deportiva

El equipo firma la paz con los comuneros tras siete años de conflicto y renuncia a imponerles en sus tierras un multiusos para 10.000 espectadores y un estadio con 4.000 asientos

Protesta de vecinos contra la ciudad deportiva del Celta en el monte de Tameiga.

Han sido siete años de conflicto con 430 familias propietarias de un monte comunal, azotado por denuncias en los tribunales, presiones políticas, concentraciones de protesta y descontento incluso entre las peñas del club. Pero la paz ha llegado. El Celta de Vigo renuncia a construir parte de su megaciudad deportiva en los terrenos forestales de Tameiga, un suelo que la Xunta pretendía incluso expropiar ante la resistenci...

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Han sido siete años de conflicto con 430 familias propietarias de un monte comunal, azotado por denuncias en los tribunales, presiones políticas, concentraciones de protesta y descontento incluso entre las peñas del club. Pero la paz ha llegado. El Celta de Vigo renuncia a construir parte de su megaciudad deportiva en los terrenos forestales de Tameiga, un suelo que la Xunta pretendía incluso expropiar ante la resistencia de los afectados. Los comuneros han aprobado el pacto en asamblea este domingo. Temían por los acuíferos y los bosques que surten de agua y leña sus casas y ni siquiera sucumbieron a las ofertas millonarias que les llegó a plantear el equipo. Finalmente, la sociedad deportiva no construirá en sus tierras ni el multiusos para 10.000 espectadores, ni el estadio con 4.000 asientos, ni los aparcamientos. La comunidad de montes, que a cambio deberá poner fin a la batalla judicial contra el proyecto, califica el acuerdo de “gran éxito”. El Celta también lo considera “fantástico”, porque “permite la convivencia entre la defensa del monte y del agua por la comunidad y el crecimiento deportivo”.

Las familias que comparten el monte de Tameiga, un emplazamiento a 10 kilómetros de Vigo con vistas al mar, se enfrentaban a una expropiación. Ante su negativa a permutar sus tierras con el club de fútbol, la Xunta, que apadrinó el proyecto desde sus inicios, con Alberto Núñez Feijóo de presidente y el empresario Carlos Mouriño al frente del Celta, anunció que lo declararía Proyecto de Interés Autonómico (PIA), una figura que permitiría al equipo hacerse con los terrenos de los comuneros por esta vía. “Nosotros no necesitamos más dinero, lo que necesitamos es el monte”, alegaba hace poco más de un año un portavoz de los comuneros sobre sus temores al daño ambiental que provocarían las obras en Tameiga. Según la información facilitada por los dueños del monte tras el acuerdo, la ciudad deportiva que iba a ocupar 70 hectáreas de su propiedad solo invadirá 1,5 hectáreas, parte de ellas para ampliar una carretera y construir dos rotondas.

El Celta renuncia a ejecutar el multiusos para 10.000 espectadores previsto en Tameiga y se lleva a otro monte, el de Pereiras, el miniestadio para el filial y el equipo femenino As Celtas. El complejo pasa de ocupar 300.000 a 245.000 metros cuadrados y la inversión de 160 millones de euros se queda en 115, según los datos proporcionados este lunes por el club. Se pagará con fondos propios, con lo que aporten los operadores privados que gestionen los servicios que allí se ofrezcan y con parte del dinero prestado que repartió La Liga para ayudar a los equipos durante la pandemia. “La paz social ha sido y es uno de los objetivos prioritarios de la presidenta del club, Marián Mouriño, desde su llegada a la entidad, y en esta senda el Celta ha dado importantes pasos en los últimos meses”, se congratulan desde la sociedad deportiva, en alusión a la mujer que tomó en 2023 las riendas del equipo en sustitución de su padre.

La futura ciudad deportiva del Celta, bajo el nombre de Afouteza-GS36, sí incluirá, además del miniestadio, cinco campos de entrenamiento, un centro de formación donde se impartirán ciclos universitarios y de FP sobre salud y deporte, una residencia para los jugadores de la cantera, un hotel, restaurantes y una clínica. El acuerdo recoge “el compromiso de control y garantía total para la no afección de las traídas [de agua] históricas de Tameiga” y “el precio de la futura expropiación de los terrenos afectados”. Los comuneros retirarán “la totalidad de las acciones judiciales en marcha”, informa el club, y renuncian “a emprender ninguna otra en el futuro para posibilitar el correcto desarrollo del proyecto celeste”.

Las obras de la ciudad deportiva en el monte Tameiga (Pontevedra), en una imagen del Club Celta de Vigo.

Con su renuncia, el club pone fin a un largo conflicto que, admite, ha sido “crudo”, “negativo y perjudicial para ambas partes”. “Logramos mantener el monte comunal y protegemos las traídas de agua que abastecen a unas 5.000 personas”, celebra, por su parte, César Lago, presidente de la Comunidade de Montes Veciñais en Man Común de Tameiga, en unas declaraciones enviadas a los medios. “A partir de ahora, vamos a seguir trabajando para que las obras del Celta tengan la mínima afección posible tanto en la cantidad de agua disponible como en su calidad”. La entidad asegura que el compromiso del Celta incluye “no ocupar nunca, en el futuro, terrenos de la comunidad de montes”.

Este es el segundo recorte que sufre la accidentada megaciudad deportiva que el Celta pretende ubicar en el municipio de Mos, limítrofe con Vigo. En un principio, el complejo iba a ocupar casi un millón de metros cuadrados e incluía un centro comercial que gestionaría un fondo de inversión y que pretendía ser el pulmón financiero del proyecto. Ese recinto fue finalmente descartado y la superficie se redujo a 300.000 metros cuadrados. En este tiempo, el Celta solo ha logrado ejecutar una pequeña parte de las instalaciones previstas, todas en el monte de Pereiras donde los comuneros sí aceptaron traspasar sus tierras. Allí levantó tres campos de fútbol y un edificio con vestuarios y oficinas que fueron declarados ilegales por la justicia. La Xunta y el Ayuntamiento de Mos, ambos en manos del PP, legalizaron todo lo ejecutado gracias a un plan especial de infraestructuras y dotaciones (PEID) que aprobaron casi dos años después del fin de las obras.

Ahora, tras la paz firmada con los comuneros de Tameiga, el club espera que la Xunta de Alfonso Rueda apruebe en “las próximas semanas” la declaración de Proyecto de Interés Autonómico que le dé el impulso definitivo a su ciudad deportiva y permita iniciar los trabajos “de manera inmediata”. Los movimientos de tierra, explican fuentes del Celta, se prevén para marzo, aunque “ya han comenzado las obras complementarias necesarias para el lanzamiento del grueso del proyecto”. La alcaldesa de Mos, Nidia Arévalo (PP), que durante el conflicto defendió las pretensiones de la sociedad presidida por Mouriño, ve en el complejo una “oportunidad histórica” para este municipio de 15.000 habitantes: “Mos será referencia mundial tanto a nivel deportivo como formativo con un proyecto puntero que, con este acuerdo, será aún más transversal y universal”.

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