Los médicos y docentes de Madrid mantienen la huelga tras la última reunión con el Gobierno de Ayuso antes de las elecciones

Las negociaciones en ambos sectores se encallan, mientras unos 78.000 sanitarios y 54.000 profesores están convocados a secundar los paros, que seguirán adelante después de los comicios y marcan el fin de campaña

Cientos de personas se manifiestan a favor de la sanidad pública por las calles de Madrid en febrero de 2023. Foto: ANDREA COMAS | Vídeo: EPV

Quedan apenas 48 horas para que millones de españoles depositen su voto en las urnas de los colegios electorales y, en Madrid, hay dos frentes que el Gobierno de Isabel Díaz Ayuso no ha logrado cerrar: las huelgas en sanidad y educación, que marcan el último día de campaña en la región. Los médicos y docentes resumen así la última reunión ―celebrada esta semana― que ambos han tenido con la Comunidad ...

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Quedan apenas 48 horas para que millones de españoles depositen su voto en las urnas de los colegios electorales y, en Madrid, hay dos frentes que el Gobierno de Isabel Díaz Ayuso no ha logrado cerrar: las huelgas en sanidad y educación, que marcan el último día de campaña en la región. Los médicos y docentes resumen así la última reunión ―celebrada esta semana― que ambos han tenido con la Comunidad antes de las elecciones del 28-M: no hay propuestas concretas, no se ofrece nada nuevo. Las negociaciones en ambos sectores están en punto muerto y los paros, convocados para este viernes, han seguido adelante. Unos 78.000 sanitarios de todo el Servicio Madrileño de Salud (Sermas) y 54.000 profesores están llamados a secundarlos y, si nada cambia, las jornadas de huelga y las movilizaciones se mantendrán también después de los comicios.

“La Consejería de Sanidad se ha enrocado. Su propuesta es una oferta sin oferta, una cerrazón”, cuenta por teléfono Carlos Castaño, presidente de Afem (Asociación de Facultativos Especialistas de Madrid), una de las patas de la huelga sanitaria. Junto con la plataforma de médicos no fijos de Madrid, la asociación es uno de los convocantes de la huelga para facultativos de los hospitales con contratos temporales o interinos, que comenzó el 9 de mayo y ha seguido con paros cada martes y jueves desde entonces. Hace un año, estos especialistas firmaron un acuerdo con el Gobierno regional para atajar el problema de la temporalidad ―un 53,9% de los médicos hospitalarios lo son― y poner fin a una primera huelga. Pero lo pactado dejó fuera a miles de profesionales, que 365 días después se sienten engañados por parte de la Administración.

Hace un año, Sanidad se comprometió a que en próximas convocatorias aplicaría una ley estatal tramitada a finales de 2021 para estabilizar el empleo. Y lanzó una promesa: “valorar” desestimar una oposición que afectaba a casi 3.250 médicos temporales, porque fue aprobada cinco días antes que la norma nacional que les salvaba de tener que prepararse exámenes generales y les permitía optar a una plaza muy especializada por concurso de méritos. Pero esa oposición no se ha anulado y se ha convertido en la línea roja de la consejería. El Gobierno regional ha aludido al mismo informe jurídico en cada nueva reunión con el comité de huelga, y argumenta que las plazas ya publicadas en el Boletín Oficial regional (BOCM) no se pueden desconvocar porque “vulneran la legislación nacional vigente en esta materia”.

El comité, dice Castaño, envió a la propia consejería un segundo informe jurídico que contradecía al del Gobierno regional. “No quieren saber nada. Sacaron la convocatoria antes de la ley 20/2021 y no la quieren anular porque sería admitir que la hicieron mal o que era una contraprogramación de la norma estatal”, critica. La de este viernes ha sido la séptima jornada de huelga para los médicos no fijos, tras la reunión del miércoles con los representantes de la Comunidad y una asamblea interna donde el 98% de los facultativos votó a favor de seguir con los paros.

Silvia Hernández, de la plataforma de médicos no fijos, cree que “se están riendo de ellos”: “Ofrecen un aumento de 600 a 900 plazas en la tasa de reposición [puestos que han quedado vacantes por jubilación o fallecimiento del funcionario que la ocupaba], pero ya lo firmamos en la salida de huelga de 2022″. Y añade que ese plus no soluciona el problema. “Somos muchos especialistas con abuso de temporalidad y aunque nos den 600 puestos más, repartidos por especialidades serán solo tres o cuatro. Haciendo las cuentas, por ejemplo, serían cuatro en nefrología, cuando deberían sacar 36. Así, 32 facultativos seguirán temporales y con menos derechos”.

Reducción horaria

En paralelo a las reivindicaciones de los médicos sin plaza fija, los sindicatos SATSE, CC OO, CSIT y UGT convocaron paros en todos los sectores de la sanidad pública madrileña el pasado 8 de mayo y este viernes, con el fin de reclamar la vuelta a la jornada de 35 horas semanales. Esta es una reivindicación que viene de lejos y es compartida por los profesores madrileños, que decidieron sumarse a la huelga hace 13 días. Isabel Galvín, responsable de Educación de CC OO Madrid, cuenta que llevan años reclamando la reducción horaria. “Siempre hemos acudido a la mesa sectorial [para negociar] con buena fe. Pero desde que mencionamos la reducción de 37,5 a 35 horas, no convocan una nueva reunión. Evidentemente, hay una línea roja, mientras vemos que otras comunidades han alcanzado acuerdos”, cuenta.

Tras anunciar la convocatoria de huelga, la Administración se reunió con el comité y propuso reiniciar las negociaciones y un calendario para abordar los temas pendientes. Aun así, CC OO ―convocantes junto con CSIT y UGT― ha optado por mantener los paros, “porque no hay una propuesta ni un compromiso concretos”, señala Galvín. “Gobierne quien gobierne, seguiremos negociando, pero tienen que saber que en educación hay que bajar el horario lectivo”, añade. El origen del conflicto laboral se remonta a 2011, cuando en plena crisis sanitaria, Mariano Rajoy (PP), entonces presidente del Gobierno, aprobó un decreto por el que acabó de golpe con las 35 horas de trabajo de los funcionarios públicos.

En Madrid, los maestros de primaria imparten 25 horas de clase y los profesores de secundaria 20, mientras que en el resto de autonomías ―salvo Galicia, que también mantiene el horario largo―realizan 23 y 18 respectivamente. Eso es lo que piden los docentes de la región madrileña, bajar las horas lectivas y, las que falten para completar las 35 semanales, dedicarlas a seguir formándose, preparar las clases, evaluar, hacer un seguimiento individualizado del alumno o reunirse con las familias, entre otras tareas. “Los docentes se están dejando la piel, una vez más. Convocaremos una asamblea y está previsto un calendario de movilizaciones, es lo que pide el profesorado. Nos avocan a que la única salida sea la protesta, ya sean concentraciones, manifestaciones o huelgas”, avanza Galvín.

Las huelgas en sanidad y educación son huelgas sordas, porque los ciudadanos no notan los paros. ¿Por qué pasa eso? Ambos son servicios esenciales y los convocantes deben respetar unos servicios mínimos. Galvín los califica de “abusivos”: “De media es el 50% de la plantilla, pero en algunos centros, los más pequeños, no pueden con solo con la mitad y termina siendo toda. Aun así, las reivindicaciones que nos llevan a la huelga las comparten el 100% del profesorado, y eso la Administración lo sabe”. Por ahora, a docentes y sanitarios les toca esperar, al menos, hasta después de las elecciones.

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