Abascal regala a Feijóo el voto de sus 33 diputados para evitar que Sánchez sea investido con “los enemigos de España”

El presidente del PP considera “un avance” el ofrecimiento del partido ultra, al que incluye en el bloque del “constitucionalismo”

El presidente de Vox, Santiago Abascal, el 27 de julio en Madrid.Foto: MARISCAL (EFE) | Vídeo: EPV
Madrid -

Vox ha solemnizado este domingo lo que sus dirigentes venían sugiriendo en los últimos días: que ofrece al líder del PP, Alberto Núñez Feijóo, los votos de sus 33 diputados en el Congreso para que sea investido presidente del Gobierno sin exigir nada a cambio. El partido ultra ha hecho explícita esta oferta a...

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Vox ha solemnizado este domingo lo que sus dirigentes venían sugiriendo en los últimos días: que ofrece al líder del PP, Alberto Núñez Feijóo, los votos de sus 33 diputados en el Congreso para que sea investido presidente del Gobierno sin exigir nada a cambio. El partido ultra ha hecho explícita esta oferta a través de un comunicado en el que justifica regalar sus votos al PP para evitar que Pedro Sánchez sea investido “de la mano de todos los enemigos de España”.

“Los 33 diputados de Vox apoyarían una mayoría constitucional en la Cámara baja que permita formar un Gobierno que evite dichas amenazas. Vox no será la excusa de nadie ni el impedimento para evitar un Gobierno de quienes pretenden destruir los fundamentos de la Constitución”, proclama el comunicado.

Tras las elecciones del 23-J, el líder ultra, Santiago Abascal, culpó a Feijóo de que la suma de PP y su partido no hubiera conseguido la mayoría absoluta y achacó su fiasco electoral (Vox perdió 19 de sus 52 escaños) a la desmovilización del electorado de la derecha provocada por el triunfalismo del líder popular y al “blanqueamiento” del PSOE con sus “permanentes ofertas de pacto”. Abascal se mostró dispuesto a apoyar la investidura de Feijóo, pero le puso una condición imposible: que convenciera a cuatro o cinco diputados socialistas para que lo apoyaran. Además, dejó claro que Vox nunca sumaría sus votos a una investidura de la que formara parte el PNV, descartando así la única fórmula aritmética que podría dar la victoria a Feijóo.

Tras la entrevista privada que Abascal y Feijóo mantuvieron a finales de julio, y que se conoció una semana después, el líder de Vox cambió su discurso y afirmó que su partido no sería “un obstáculo para evitar un Gobierno de destrucción nacional”, sin añadir condiciones ni coletillas. Se trata, en realidad, de un brindis al sol, ya que el PNV ha dejado claro que no apoyará la investidura de Feijóo y no es previsible que ningún diputado socialista rompa la disciplina de voto.

“Si Feijóo tuviera alguna posibilidad de ser investido, entonces Vox sí pondría condiciones; entre otras, entrar en el Gobierno, como en Castilla y León, Comunidad Valenciana, Extremadura y Aragón”, admiten fuentes cercanas al partido ultra. De hecho, el solemne anuncio de que Vox regala a Abascal sus 33 diputados se produce 48 horas después de que ambos partidos hayan firmado el pacto para formar un Gobierno de coalición en Aragón y mientras mantienen el pulso, con amenaza de repetición electoral incluida, sobre el Gobierno de Murcia.

Aunque no tenga consecuencias prácticas, el ofrecimiento gratuito de los 33 votos de Vox para la investidura de Feijóo sella el pacto entre los dos partidos y abre la puerta a que ambos sumen fuerzas para evitar que la izquierda tenga mayoría en la Mesa del Congreso de los Diputados, que se constituye el próximo 17, forjando así un frente común de la derecha y la extrema derecha para la legislatura que va a comenzar.

El presidente de los populares, Alberto Núñez Feijóo, se ha apresurado a saludar el ofrecimiento de los votos de Vox a su investidura como “un avance en la dirección de reconocer los resultados electorales y en el ámbito del constitucionalismo”. Feijóo, que ha participado en la fiesta del vino Albariño en Cambados (Pontevedra), ha apostado por un Gobierno en solitario del PP basado en un acuerdo amplio y constitucional”, frente a un “Gobierno de 24 partidos”, como ha calificado a un eventual Ejecutivo de Pedro Sánchez, o al bloqueo y la repetición de elecciones.

Las palabras de Feijóo suponen un guiño a Vox, un partido del que dijo durante la campaña que era un socio “no fiable” y al que ahora presenta como parte del “constitucionalismo”. En realidad, Vox es un partido constitucional, puesto que dice acatar la Constitución, pero no constitucionalista, pues no comparte algunos de sus postulados básicos: por ejemplo, para el partido ultra la soberanía no reside en el pueblo español sino en la nación española.

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