El PP sigue en cabeza, pero aumenta su fuga de votos a Vox y el PSOE gana cinco escaños en la precampaña
El bloque de la derecha se queda a ocho escaños de la mayoría absoluta. Los socialistas recuperan a casi la mitad de sus votantes que se inclinaban por Sumar
La campaña electoral no arranca oficialmente hasta el próximo viernes, pero la precampaña —algo muy parecido, salvo por la ausencia de cartelería— empieza a influir en el electorado. El último sondeo de 40dB. para EL PAÍS y la Cadena SER muestra, respecto al anterior barómetro (realizado entre el 12 y el 14 de junio), una pérdida de algo más de dos puntos porcentuales en estimación de voto del PP, que sigue en cabeza (31%), y una subida de 1,3 puntos...
La campaña electoral no arranca oficialmente hasta el próximo viernes, pero la precampaña —algo muy parecido, salvo por la ausencia de cartelería— empieza a influir en el electorado. El último sondeo de 40dB. para EL PAÍS y la Cadena SER muestra, respecto al anterior barómetro (realizado entre el 12 y el 14 de junio), una pérdida de algo más de dos puntos porcentuales en estimación de voto del PP, que sigue en cabeza (31%), y una subida de 1,3 puntos porcentuales en el PSOE (29%). Es el primer estudio que otorga a los socialistas la posibilidad de mejorar los resultados de las elecciones de 2019. Sube también —a costa de los populares—, Vox, que conserva el tercer puesto con un 15%, y baja Sumar —fundamentalmente por el ascenso del PSOE—, que se queda en un 13%.
Todo eso se traduce en significativos cambios en el reparto de escaños. El bloque de la derecha perdería seis diputados, al pasar de los 174 del barómetro anterior a 168, que, sumando a UPN y CC —con quien acaban de pactar los populares para gobernar juntos en Canarias—, serían 170, seis por debajo de la mayoría absoluta. El de la izquierda reuniría 146, es decir, cinco más que en el sondeo anterior, que aporta al bloque la parte socialista. Sumar, que aglutina a 17 marcas políticas, obtendría los mismos escaños (35) que en 2019 logró Unidas Podemos sin contar con Más País, que entonces obtuvo tres. Con los apoyos de ERC, PNV, EH Bildu, BNG y Teruel Existe, la izquierda llegaría a 169 y con el de JxC, que en la pasada investidura de Pedro Sánchez votó en contra, a 179. Los datos completos de la encuesta pueden consultarse en las webs de EL PAÍS y la Cadena SER.
El estudio, de 2.000 entrevistas, se realizó entre el 23 y 26 de junio. Es decir, abarca la bronca entre el PP y Vox en Extremadura, pero no el acuerdo para formar un bipartito, firmado el pasado viernes. Recoge los polémicos pactos de los populares con el partido de Santiago Abascal en ayuntamientos, gobiernos y parlamentos autonómicos, donde han terminado al frente de las asambleas regionales de la Comunidad Valenciana, Aragón y Baleares miembros de la extrema derecha que niegan la violencia machista y el cambio climático. E incluye los efectos de la profusión de entrevistas (salvo las de El Hormiguero) al secretario general del PSOE, Pedro Sánchez, al líder del PP, Alberto Núñez Feijóo, a Santiago Abascal, candidato de Vox, y a la de Sumar, Yolanda Díaz. En esos días también se prodigó en los medios el expresidente socialista José Luis Rodríguez Zapatero, quien pretende, con esas apariciones públicas, pinchar lo que denomina “la burbuja del antisanchismo”.
La precampaña ha producido transferencias de voto entre partidos. El PSOE aumenta la fidelidad de sus votantes de 2019, que pasa del 62% del anterior barómetro al 67% porque reduce las fugas al PP y sobre todo, a Sumar (del 10% al 5,5%). Entre los antiguos votantes de Unidas Podemos, un 12% se inclina ahora por el PSOE; y entre los de Más País, ese porcentaje sube al 18%. Los populares, sin embargo, pierden tres puntos de fidelidad de voto respecto al barómetro anterior porque aumenta la penetración de Vox en su electorado (del 9% al 11%) y crecen también (hasta el 6%) los antiguos apoyos de Ciudadanos que en estos momentos se inclinan por la papeleta socialista.
Valoración de las medidas del Gobierno
El barómetro de 40dB. consultó a los ciudadanos sobre el actual Gobierno. El saldo de la población general es negativo: los que consideran que su labor ha sido “mala” o “muy mala” superan en siete puntos porcentuales a los que creen que ha sido “buena” o “muy buena”. Esos porcentajes cambian radicalmente según el recuerdo de voto. Los votantes de los partidos en el Ejecutivo de coalición valoran la legislatura positivamente, con un porcentaje ligeramente superior entre los electores de Podemos (59%). Los del PP y Vox elevan el saldo negativo sobre la media en 58 y 68 puntos porcentuales, respectivamente.
Sin embargo, como apuntaban los politólogos consultados por EL PAÍS en un reportaje sobre la emocionalidad de las campañas electorales publicado el pasado domingo, analizadas por separado, las políticas del Gobierno no generan el mismo rechazo que sus dirigentes. Entre la población general, la mayoría valora positivamente, y por este orden: la subida del salario mínimo, la reforma de las pensiones, la ley de eutanasia, el ingreso mínimo vital, los ERTE de la pandemia, las ayudas anticrisis durante el auge de la inflación, la reforma laboral, la ley trans y la Ley de Memoria Democrática. Obtienen un saldo negativo la ley de vivienda, la derogación del delito de sedición, los indultos a los políticos catalanes, y la ley del solo sí es sí, que es la que más rechazo genera (un 53% la valora entre “mal y muy mal”).
Los votantes del PP aprueban dos medidas del Gobierno de coalición: la subida del salario mínimo y la reforma de las pensiones, con su actualización al IPC. En este electorado, las políticas que más rechazo generan son, por este orden: los indultos a los presos del procès, la ley del solo sí es sí y la derogación del delito de sedición. El votante socialista también suspende mayoritariamente dos medidas de su Gobierno, la ley del solo sí es sí y los indultos del procès.
Preguntados por cómo creen que lo habría hecho el PP de haber estado gobernando los últimos cuatro años, el grupo mayoritario (38%) cree que “peor”.
Pactos y modalidad de Gobierno
En cuanto a los pactos parlamentarios del Gobierno con partidos nacionalistas e independentistas para sacar adelante sus reformas, asunto que ya acaparó el debate en la campaña de las elecciones autonómicas y municipales del 28 de mayo, el rechazo (46%) gana a la aprobación por cinco puntos porcentuales entre la población general. Los votantes de los partidos del Ejecutivo de coalición los validan (en mayor medida los de Unidas Podemos que los socialistas) y solo un 11% de los populares y un 7% del electorado del PP y Vox, respectivamente, los justifica.
La actualidad política de las últimas semanas también ha producido cambios respecto al barómetro anterior en la modalidad de gobierno preferida. La primera opción señalada entre la población general sigue siendo un gobierno del PSOE y Sumar, que recibe dos puntos porcentuales de apoyo más (hasta el 26%) que el pasado 14 de junio. En segunda posición se produce prácticamente un empate entre quienes señalan un ejecutivo del PP en solitario y uno de los populares con Vox, y la diferencia entre quienes prefieren un gobierno en exclusiva de los populares y uno netamente socialista es de tres puntos porcentuales a favor de los primeros. En el anterior barómetro, había más votantes socialistas que veían mejor una coalición con Sumar que un gobierno en solitario del PSOE, pero esos porcentajes se han invertido ahora.
Aunque el grupo mayoritario es el que señala la coalición del PSOE con Sumar como modelo favorito de gobierno, solo el 20% cree que esa va a ser la opción que se imponga tras el 23-J y el grupo mayoritario (29%) ve más probable un bipartito del PP y Vox. En este sentido, los antiguos votantes de Unidas Podemos son mucho más optimistas (53%) que los del PSOE (32%) en sus pronósticos. A su vez, los votantes del PP ven más posibilidades de una coalición con Vox (42%) que de un gobierno de los populares en solitario (37%), pese a que el líder del PP insiste en todas sus comparecencias en que quiere —al igual que afirmaba María Guardiola en Extremadura— gobernar sin la extrema derecha.
La visión sobre Vox
Siguiendo el criterio marcado por el propio PP, que ha acuñado el concepto “matemáticas de Estado” para justificar la formación de bipartitos regionales, el umbral por el que aceptarían la entrada de la extrema derecha en sus gobiernos se sitúa en el 8% —porcentaje de voto obtenido por el partido de Abascal en Extremadura—. El barómetro de 40dB. sitúa a Vox en un 15% de estimación de voto en las generales. Preguntados por qué les suscita la posibilidad de que la extrema derecha entre en el Gobierno de España, los sentimientos más citados entre la población general son “preocupación” (37%) y “miedo” (22%). Entre los votantes del PP, sin embargo, las sensaciones positivas como “satisfacción” y “tranquilidad” ganan a las negativas.
La mayoría coincide en calificar a Vox como un partido “de extrema derecha”, que “no reconoce la existencia de la violencia machista”, “no respeta los derechos de las minorías, como el colectivo LGTBI o los inmigrantes” y es “negacionista de cuestiones científicamente probadas, como el cambio climático”. Esos porcentajes bajan considerablemente entre los votantes del PP: solo el 39% cree que nieguen la violencia machista y solo el 37,5% considera que no respeta a las minorías.
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