Puigdemont no renuncia a formar gobierno e insta a ERC a rechazar un tripartito con el PSC
Junts se erige como segunda fuerza del Parlament con 35 escaños, tres más que en las elecciones catalanas de 2021. El ‘expresident’ se ve legitimado para liderar una Generalitat “de obediencia netamente catalana”
Carles Puigdemont no renuncia a formar un gobierno que le permita ser el próximo presidente de la Generalitat tras quedar Junts como segunda fuerza del Parlament con 35 escaños, tres más que en las elecciones catalanas de 2021. Y ha lanzado un mensaje directo a la diana de Esquerra Republicana: “Un gobierno tripartito [...] es una mala opción para Cataluña”, ha advertido el líder de Junts este domingo. “Y menos gobernado por un partido que hoy [en alusión a este domingo], con el caos de Rodalies ya ha demostrado...
Carles Puigdemont no renuncia a formar un gobierno que le permita ser el próximo presidente de la Generalitat tras quedar Junts como segunda fuerza del Parlament con 35 escaños, tres más que en las elecciones catalanas de 2021. Y ha lanzado un mensaje directo a la diana de Esquerra Republicana: “Un gobierno tripartito [...] es una mala opción para Cataluña”, ha advertido el líder de Junts este domingo. “Y menos gobernado por un partido que hoy [en alusión a este domingo], con el caos de Rodalies ya ha demostrado su incapacidad para el buen gobierno”, ha apostillado el expresident en una comparecencia ofrecida desde Argelès-sur-Mer (Francia).
Puigdemont ha salido poco antes de las once de la noche a valorar el resultado electoral y, tras felicitar al PSC y a Salvador Illa por su victoria, ha puesto de relieve la necesidad de que las fuerzas independentistas se sienten a hablar para “rehacer puentes” y reflexionar sobre el efecto que tiene no llevar “una estrategia compartida”. Puigdemont, acompañado por toda la cúpula de Junts, ha invitado a Esquerra a desechar un pacto con el PSC para “construir un gobierno sólido de obediencia netamente catalana”. La posibilidad que plantea obliga a una pirueta parlamentaria: que el PSC se abstenga para permitir la investidura del propio Puigdemont. La del candidato de Junts ha sido una intervención corta, pero ha tenido tiempo de lanzar otra sentencia: “La repetición electoral sería una mala noticia para los ciudadanos de Cataluña”.
Durante toda la campaña electoral, el mensaje de Junts per Catalunya ha girado en torno a “restituir” la figura del autobautizado “president legítim” [”presidente legítimo”], que se marchó a Bélgica en 2017 para evitar ser juzgado por su participación en la organización del referéndum del 1 de octubre. La estrategia del todo o nada estaba pensada para llevarse votos en todo el espectro independentista, más allá de la tradicional bolsa de votantes de Junts y de su predecesora Convergència. ERC se ha hundido y la CUP se ha encogido, pero el pretendido chupinazo de Puigdemont se ha quedado en un chiflido.
Desde su base de operaciones habilitada en Argelès-sur-Mer (sur de Francia), el candidato de Junts fue elevando el tono de sus expectativas. Hace apenas diez semanas, cuando Pere Aragonès convocó las elecciones de manera anticipada, Junts barajaba encuestas que anunciaban un pobre resultado, en el umbral de los 25 escaños. Entonces, los planes de Puigdemont no pasaban por optar a la Generalitat, sino que tenía la idea de presentarse a las elecciones europeas de junio para revalidar su escaño de eurodiputado. El secretario general de Junts, Jordi Turull; el portavoz del partido, Josep Rius, y el presidente del grupo parlamentario, Albert Batet, viajaron a Bélgica y le insistieron en que él era el único salvavidas para evitar un naufragio del partido este 12 de mayo. Puigdemont asumió el encargo con el amparo que otorga saber que la partida, de saque, está perdida. “Por lo menos, vamos a intentar pasarlo bien”, manifestaba en los primeros días de campaña. Junts ha movilizado a unas 15.000 personas hasta los mítines que ha celebrado en el sur de Francia. Con el subidón de adrenalina, Puigdemont culminó los últimos actos electorales vaticinando un triunfo: “Vamos a ganar las elecciones”, pronosticó.
Sin la presidencia de la Generalitat, el retorno a España de Carles Puigdemont es un regreso hacia una suerte de jubilación anticipada. Cumplirá 62 años en diciembre, pero él mismo manifestó durante las últimas semanas que no tiene ninguna intención de ocupar un escaño en el Parlament para hacer de líder de la oposición. Sí sería un nuevo volantazo que ahora, con el escrutinio en la mano, decidiera retardar su viaje de vuelta. Durante la campaña se ha comprometido a regresar a Cataluña, independientemente de cual sea el escenario que dejen las elecciones.
Tema aparte es que incidencia puede tener en la gobernabilidad de España. Junts per Catalunya juega un papel clave en la suma de mayorías en el Congreso de los Diputados y, desde Bélgica, Puigdemont ha desempeñado un papel clave en las negociaciones que mantiene su partido con el Gobierno. El propio Puigdemont ha afirmado que, si no accede al despacho de la Generalitat, no se dedicará a hacer política desde las bambalinas. Pero, el expresidente ha dado unas cuantas muestras de dominar el arte de la sorpresa.