La campaña catalana deja la amnistía bajo la alfombra

Los independentistas eluden abordar la ley de perdón a los encausados del ‘procés’ y los socialistas pasan página para no dar pábulo a una medida que Illa negó repetidamente en el pasado

El presidente de ERC, Oriol Junqueras, y el presidente de la Generalitat, Pere Aragonès, durante el acto de inicio de campaña electoral de ERC, este jueves en Barcelona.Alberto Estevez (EFE)

El modelo de financiación, la sequía, los pésimos resultados del informe PISA en la educación o los problemas de vivienda. Y, por supuesto, la inédita decisión del presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, de abrir un paréntesis en su agenda pública que ha agitado y envuelto de suspense este arranque de campaña electoral en Cataluña. Los debates y los mítines de los candidatos a estas elecciones del 12-M se ce...

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El modelo de financiación, la sequía, los pésimos resultados del informe PISA en la educación o los problemas de vivienda. Y, por supuesto, la inédita decisión del presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, de abrir un paréntesis en su agenda pública que ha agitado y envuelto de suspense este arranque de campaña electoral en Cataluña. Los debates y los mítines de los candidatos a estas elecciones del 12-M se centran en todos esos temas, pero la amnistía, esa medida que ha encendido el mapa político español en los últimos meses, pasa casi desapercibida y a un discretísimo plano. Socialistas e independentistas apenas la mencionan mientras la derecha la esgrime como una muestra de la cesión, dicen, del Gobierno al soberanismo.

Salvador Illa, candidato del PSC, presentó su plan de gobierno el pasado día 11 ante más de un millar de personas y no citó la amnistía ni una sola vez, algo que hace habitualmente para centrarse en defender la necesidad de “pasar página” de la “década perdida del procés”. Ni siquiera figura en su programa electoral esa futura ley que tensionó hasta el límite el arranque de esta legislatura como una de las medidas que han tomado los socialistas para desactivar el procés. Illa sostiene que se han dedicado a trasladar de forma natural a la política la situación de normalidad que hay en la calle en Cataluña. De alguna manera defienden que la amnistía es como si ya estuviera amortizada. Posiblemente, hay otra razón más porque meses antes de las elecciones generales del 23-J, Illa afirmó en un acto: “Ni amnistía ni nada de eso. Lo repito para que quede claro”.

Con gesto imperturbable, Illa resistió este viernes el ataque del popular Alejandro Fernández que en el debate a ocho de Grupo Godó cuestionó la fiabilidad del socialista cuando recordó su postura contraria a la ley del perdón. “Usted dice que es muy fiable, pero hace 10 meses dijo que, la amnistía, ‘nunca’”, y señaló que el exministro de Sanidad está sometido a la “supervivencia política” de Pedro Sánchez. No parece que la amnistía sea en cualquier caso el problema que más inquieta a los socialistas catalanes, convencidos de que no perderán votos por el flanco derecho hacia un Ciudadanos casi ya irrelevante y fuera del hemiciclo según las encuestas y centrados en sobreponerse al posible impacto de la decisión de Sánchez para no perder foco en la campaña. El PSC admite que la ley no es una medida que entusiasme a sus simpatizantes, si bien, según el CIS, solo el 20% de ellos cree que los indultos y la amnistía han empeorado la situación frente a un 45% que estima que la ha mejorado.

Ni Junts ni ERC señalarán con el dedo a los socialistas por meter la amnistía bajo la alfombra porque también tienen la misma tendencia. Junts ha iniciado una nueva etapa y trasladado su cuartel general de Waterloo (Bélgica) a Argelès-sur-Mer (sur de Francia) para que el ‘expresident’ y candidato Carles Puigdemont pueda regresar a Cataluña y asista al debate de investidura previsto a final de junio. Con un sector minoritario en el independentismo —como la Assemblea Nacional de Catalunya (ANC)— contrario a la amnistía, a Junts tampoco le interesa electoralmente agitar esa medida y solo la muestra como un ejemplo de su capacidad negociadora. “Nos decían que no era posible de ninguna manera y se la hemos arrancado”, espetó el expresidente este jueves.

Un momento del mitin del PSC este viernes en Sabadell.Gianluca Battista

Enfrascados en su pelea sin fin, ERC y Junts coinciden en no airear demasiado el instrumento más allá de que ambos acusan a los socialistas de haberlo pactado por necesitar los votos independentistas. Junts se atribuye la paternidad de esa negociación mientras que los republicanos, que perdieron esa batalla mediática en favor de su rival, tampoco reivindican abiertamente la amnistía. Con la guía puesta en el modelo de financiación o el referéndum, el president Pere Aragonès reprochó a Junts haberse sumado finalmente a las conversaciones que tanto denostó y al PSC que solo se acerque por interés. ¿Descarta usted pactar con el PP?, le preguntó Aragonès a Illa en alusión a si repetiría una operación como la de Barcelona cuando el socialista Jaume Collboni fue elegido alcalde con los votos de PP y los comunes. “Yo descarto ser presidente con los votos del PP, pero no descarto pactos puntuales con ellos como el de la lengua. Si se refiere a que haré gobierno con los votos del PP, todo el mundo sabe que no”, aseguró Illa.

La ley de amnistía, mientras, sigue su trámite en el Senado a la espera de su vuelta al Congreso tras la estrategia impulsada por el PP. El paréntesis abierto por Sánchez sobre su continuidad inquietó el miércoles al independentismo, aunque sus recelos iniciales se han ido evaporando. Si el presidente dimite se pondría en marcha un nuevo proceso de investidura que se prolongará como máximo dos meses, tiempo suficiente para que la ley esté aprobada, según fuentes parlamentarias. El único riesgo sería que Sánchez optara por convocar elecciones anticipadas y que la norma no estuviera aprobada definitivamente, porque decaería con la legislatura y habría que iniciar de nuevo el proceso en un nuevo mandato parlamentario. Los plazos legales impiden, en cualquier caso, disolver las Cortes antes del 29 de mayo.

El expresident y candidato de Junts, Carles Puigdemont, participa en un acto al inicio de la campaña en Argelès-sur-Mer.David Borrat (EFE)

Mientras, el Centre d’Estudis d’Opinió (CEO, el CIS catalán) difundió este viernes su barómetro que revela que la amnistía no es un elemento especialmente determinante para fijar el voto. De mayor a menor, los asuntos que influyen a la hora de decidir el sufragio son los siguientes: la gestión de los servicios públicos (8,2); la situación económica (8,0); el cambio climático (7,9); la financiación (7,7); la gestión de la inmigración (7,5), la amnistía (5,7) y en séptimo lugar la independencia (5,7). El CIS además preguntó también por la percepción del indulto y la citada ley: el 37,6% cree que mejorará la convivencia, un 36,1% opina que no ha cambiado en nada y un 23,8% que ha empeorado la situación.

Según el CEO, el PSC ganará el 12-M con una horquilla de entre 40 y 47 escaños. A diferencia del sondeo del CIS y el de 40dB para EL PAÍS y la SER, ERC sería segunda fuerza (entre 31 y 37) mientras Junts sería tercera (entre 28 y 34). Actualmente, PSC y ERC suman 33 cada uno y Junts, 32. El independentismo lograría la mayoría absoluta solo por la horquilla alta (de 63 a 79 diputados cuando el umbral está fijado en 68). El estudio demoscópico encarama al PP a la cuarta posición (de 8 a 12); seguido de Vox (de 5 a 9), CUP (de 4 a 8) y Comuns Sumar (de 3 a 6). Ciudadanos se quedaría fuera del arco parlamentario.

Con información de Camilo S. Baquero y Marc Rovira.

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