Badia del Vallès no sabe nada del nuevo impuesto que pagará
Los propietarios de pisos deberán liquidar por primera vez el tributo metropolitano y el Ayuntamiento responde con una congelación del IBI
Una gran mayoría de Badia del Vallès no sabe todavía qué es el tributo metropolitano. Tampoco que el próximo año 4.815 propietarios de pisos del municipio, que tiene 13.000 habitantes, tendrán que pagarlo, a razón de unos 13,75 euros de media. “No me he enterado de nada, pero venga más impuestos”, se lamentaba sin muchos aspavientos este miércoles un recién jubilado que esperaba con las manos a la espalda en la avenida del Cantàbric. En una farmacia próxima, ninguna de las tres dependientas sabía nada. Apenas en una administración de fincas, Anna Perucho sabía de la existencia del impuesto: porque hace unos años que lo paga por su piso en Ripollet, pero daba por contado que los residentes de Badia del Vallès también lo hacían.
No es así. La gran mayoría de los propietarios badienses se han beneficiado hasta ahora de una bonificación que libraba del tributo a los inmuebles (también fincas rústicas y aparcamientos) que tenían un valor catastral inferior de los 49.000 euros. La gran mayoría de viviendas del municipio se sitúan por debajo de esa cantidad. Perucho acaba de vender un piso de 86 metros cuadrados con un valor catastral de 31.079 euros. Es el valor habitual de las viviendas de los bloques que son santo y seña del municipio independizado ahora hace 50 años. Su nuevo propietario, que probablemente tampoco sabrá de qué le hablan, tendrá que afrontar el tributo metropolitano en 2026 porque el Área Metropolitana de Barcelona (AMB) aprobó el martes una ordenanza fiscal que acaba con el régimen de bonificaciones existente hasta ahora. El Gobierno supramunicipal (las abstenciones de Junts, ERC y Comunes dejaron solos a los síes del PSC) se vio obligado al cambio por las sentencias judiciales que daban la razón a grandes empresas eléctricas que habían denunciado que empresas y particulares pagaran cuotas diferentes.
En ese nuevo escenario, Badia del Vallès no es ni mucho menos el municipio donde más nuevos contribuyentes pagarán ese tributo (en Barcelona y L’Hospitalet hay en cada unas más de 56.000 personas), pero sí el que tendrá mayor afectación entre su población. El 75% de los propietarios —quienes no lo pagaban aún— tendrán que liquidar el impuesto a partir de ahora. Su alcalde, Josep Martínez Valencia (PSC), señala que una cuarta parte de esos nuevos afectados no pagarán porque la cuota que les toca es inferior a cinco euros, por lo que no se les girará el recibo. La factura de otra cuarta parte rondará entre los 6 y los 10 euros y el resto de los nuevos afectados pagarán entre 14 y 18 euros.
Mientras el primer edil atendía a EL PAÍS en su despacho, de una sala contigua llegaban unas voces. “Ahí se están peleando por los cuatro duros que tenemos para cuadrar los próximos presupuestos”, explicaba Martínez Valencia, que también ayer debía dar explicaciones acerca del impacto del tributo metropolitano en el pleno municipal. “Somos un Ayuntamiento pobre —defiende— y necesitamos de los recursos que nos llegan de la Diputación, de la Generalitat y del AMB, y ese tributo metropolitano ayuda a pagar [indirectamente] nuestros gastos”. La cuestión, asumía, es cómo explicarlo para combatir a las fuerzas que hacen populismo con el pago de impuestos y explicárselo a la anciana que ve cómo tiene que cargar con otro gasto en uno de los municipios más pobres de Cataluña (15.000 euros de renta familiar disponible por habitante). “Al final, la cuestión es comparar lo que pagan de comunidad, que al final el servicio es el del ascensor, con lo que pagan de impuestos, porque también reclaman que la policía aparezca cuando la necesitan, que las calles estén limpias, poder ir a un mercado a comprar...”
Pese a sus explicaciones, admitía que el tributo metropolitano supone cierto golpe sobre la presión fiscal de ese “municipio pobre” del que habla y ya este miércoles pretendía aprobar la congelación de la cuota del Impuesto de Bienes Inmuebles (IBI) para 2026. En los últimos años ha subido, como el recibo de la contribución, que este curso se ha encarecido entre 15 y 20 euros de promedio. “Menos los sueldos, todo sube”, decía el jubilado. “Hay que poner en valor el servicio público y no jugar con un euro mensual que pagamos”, parecía responderle el alcalde.